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discurso del gran Iamam en la universidad del cairo
Anonym
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discurso del gran Iamam en la universidad del cairo

Discurso a los jóvenes

(1)

En el nombre de Al-lah, el Compasivo, el Misericordioso[1]

Las alabanzas son para Al-lah. Que la paz y las bendiciones sean con nuestro señor Mensajero –la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, su familia y sus compañeros-.

Prof. Dr. Gaber Nassar, Rector de la Universidad de El Cairo,

Queridos señores Rectores de las Universidades egipcias, profesores, eruditos y funcionarios,

Mis hijos, estudiantes de la Universidad de El Cairo y de las diferentes universidades egipcias,

La paz y las bendiciones de Al-lah sean con ustedes.

Me complace aceptar su invitación a dar el presente discurso en su prestigiosa Universidad de El Cairo, en la cual se han graduado muchos de los pioneros del desarrollo egipcio moderno en los campos del saber, la literatura y la cultura. Asimismo, los hijos de esta universidad asumieron la responsabilidad de llevar los faros del saber y la luz, a lo largo de muchas décadas, los cuales han iluminado a Egipto y sus alrededores en nuestro mundo árabe e islámico.

También, me complace dar las gracias a todos los que trabajan en esta Universidad, vicerrectores, decanos, profesores, estudiantes, empleados y funcionarios.

Estimados presentes,

Estoy muy contento por dirigir a mis jóvenes hijos, alumnas y alumnos, estas palabras; porque éstas, para los profesores, serán una reiteración y seré como quien lleva el agua al barco de Noé.

A decir verdad, cuando empecé a pensar en el tema apropiado para los jóvenes de las universidades en Egipto, con los cuales trato directamente sus problemas, dificultades y sueños, se me abrieron muchos horizontes de diferentes cuestiones y temas, que ningún conferenciante, sean las que sean sus capacidades retóricas de resumir, puede abordarlos todos con juicio certero en una sola conferencia.

En aquel instante no pude determinar un tema: ¿Hablo de la juventud y la patria?, ¿la juventud y la capacidad de asumir la responsabilidad?, ¿los derechos que deben dar los responsables y el Estado a la juventud?, ¿la juventud y el trabajo?, ¿la juventud y la fe?, ¿la juventud y el ateísmo?, ¿la juventud y la moral? ¿o la juventud y la indiferencia?, entre algunas otras cuestiones; difíciles de mencionar todas. Sin embargo, tenemos que hablar de todas ellas a los jóvenes sincera y abiertamente, con voz alta, y con una fundamentación cívica fidedigna relacionada con la realidad y sus problemas, el tiempo actual y sus necesidades, y Egipto y las crisis y desafíos que sufre.

Ante esta perplejidad de elegir un tema específico y esta mezcla diversa de temas, he preferido hablarles, jóvenes, de normas generales y marcos fijos, que creo que ustedes son capaces de seguir con sus voluntades firmes, ambiciones prometedoras, ideas constructoras, experiencias fértiles y ricas, entre otras cosas que de ustedes esperamos.

Antes de exponer el marco general que he elegido, para mi discurso esta noche, me gustaría recordarles que no deban hacer caso omiso a su patrimonio civilizacional por el cual se distinguen de entre el resto de la juventud del mundo, u olvidar su origen noble muy arraigado en la historia, o su historia prestigiosa que les ha formado y ustedes han construido. Jóvenes egipcios, ustedes se basan en civilizaciones originales que corren por la sangre y las venas: la de los antiguos egipcios, la cristiana en Egipto y la islámica y árabe.

No creo que haya otra juventud que disfrute de dicha diversidad civilizacional y rico patrimonio, permanente desde tiempos inmemorables.

Ustedes pueden decir que todos los jóvenes de todas partes del mundo disfrutan de historia y antiguas civilizaciones. Les digo: dicen la verdad, pero la diferencia ante la cual debemos detenernos y sobre la que hemos de contemplar, consiste en dos puntos:

Primero: todas las civilizaciones del mundo son más recientes que la de los antiguos egipcios. Anteayer al director de las iglesias de China, quien me visitó en mi despacho, le pregunté: ¿cuál es la más antigua de las dos civilizaciones: la china o la egipcia antigua? No dudó un momento en decirme que la egipcia es la más antigua. No me sentí conmovido como cualquier egipcio al escuchar tales palabras; por el contrario, me puse deprimido al cotejar entre la posición que ocupa, en la actualidad, la civilización china y la egipcia, más antigua y más prestigiosa. Si las cosas hubieran seguido en su dirección correcta, habríamos esperado un resultado contrario.

Segundo: los jóvenes de las otras civilizaciones no tienen conexión con su herencia, pues hay mucho abismo entre ambas. ¡¿Cómo se comunica con su patrimonio  si desconoce su lengua,  no la práctica ni desea conocer sus tesoros de conocimiento, religión, comportamiento y moral?! Sin embargo, esta interrupción intencionada que hay entre la tradición y la contemporaneidad ha dado lugar a la  creación de nuevas generaciones que pertenecen más a los cambios de tiempo y de lugar que a la filosofía de principio y de modelo, habiendo borrado de su memoria la tradición de la Edad Media, con todos sus tesoros científicos y del saber y con todas sus huellas que, hoy día, no representan nada en su imaginación y memoria.

Si es justo que la humanidad entera reconozca el favor de la civilización occidental moderna por el conocimiento, la filosofía y las invenciones científicas, por liberar al hombre de las ataduras de tiranía, opresión, injusticia y corrupción y por realizar en estos campos lo que la humanidad no pudo hacer desde el comienzo de la historia hasta la aparición del renacimiento occidental; si es justo decir esto de dicha civilización, es preciso registrar como defecto que ha creado –junto con lo plasmado anteriormente- lo que se parece a una crisis, caos o la debilidad de la vista para el hombre moderno.

No quiero seguir aclarando tal crisis o caos, ya que nos basta dirigir la vista a nuestro alrededor para estimar su peligro contra todo el mundo. Sólo quiero llegar a la confirmación de las palabras por las cuales he empezado éste discurso, que consisten en que ustedes, se comunican con civilizaciones originales que inspiran su patrimonio y cuentan con él en todo lo que introduce a la humanidad y orienta su carrera, así como, está en su camino hacia lo mejor y lo beneficioso.

Estimados señores y señoras

      La civilización islámica en consideración a su condición de última de las civilizaciones orientales que goza de mayor profundidad en nuestras almas, asemeja a un triángulo equilátero. Los tres lados de éste son la revelación divina, la mente supeditada a la revelación, y la moralidad.

      La revelación divina en la sistémica civilización islámica representa su piedra angular. Dada su trascendencia corre parejas al corazón que da vida y firmeza al cuerpo humano. Entendemos por la revelación, que caracteriza esta civilización, los textos del Sagrado Corán y la tradición profética. Ésta última, a su vez, aclara los textos legislativos del Corán y regulariza la conducta, la moralidad y los valores.

      Nosotros sabemos que ha sido predestinado para los textos del Corán su guarda y conservación en las hojas y en los corazones. A raíz de ello, el espíritu de la civilización islámica ha permanecido firme y vivo frente a las batallas de la evolución hasta nuestros días, pese a la decadencia y retroceso que le afectó, aparte de los duros ataques que se lanzan sobre él desde el interior y el exterior a partes iguales. Asimismo, ha sido como una llama que nunca se apaga, incluso en las épocas de decadencia y regresión. Y a mayor abundamiento, si la civilización de cualquier otra nación hubiese pasado por lo mismo que le había pasado a la de los musulmanes, habría sucumbido formando parte de la historia desde hace muchos siglos.

      En consonancia con lo antes citado, «la mente» viene, con su esencia y cualidades inherentes, ligada al conocimiento y el saber a fin de representar en esta civilización la base sobre la que se asentaron los textos de la revelación divina (el Sagrado Corán y la tradición profética). Asimismo, el Corán se basó enteramente en la mente a la hora de dirigir sus discursos, sus legislaciones y sus sentencias a la gente.

      Es bien sabida e incuestionable la gran posición de la mente en el Sagrado Corán de modo que, indiscutiblemente, se ve muy clara y sólida. Dicho esto, las aleyas del Corán demuestran el cómputo de la presencia de la razón, el pensamiento y la consideración, esto es, el uso de la razón en las pruebas y en los argumentos más de 120 veces en las aleyas coránicas. En éstas se recurre a vocablos repetidos que pretenden llamar la atención, tales como: «conocen», «razonan», «meditan», «piensan», «miran», «oyen», «comprenden», etc.

      Por añadidura, se destaca la distinción determinante entre el nivel del conocimiento, en sentido de certeza, y la suposición y conjetura en la siguiente aleya:

)وَمَا لَهُم بِهِ مِنْ عِلْمٍ ۖ إِن يَتَّبِعُونَ إِلَّا الظَّنَّ ۖ وَإِنَّ الظَّنَّ لَا يُغْنِي مِنَ الْحَقِّ شَيْئًا  فَأَعْرِضْ عَن مَّن تَوَلَّىٰ عَن ذِكْرِنَا وَلَمْ يُرِدْ إِلَّا الْحَيَاةَ الدُّنْيَا (28) ( (النجم: 28)

“Sin tener conocimiento de ello. No siguen sino suposiciones y la suposición carece de valor frente a la verdad. Apártate de quien le da la espalda a Nuestro recuerdo y sólo quiere la vida de este mundo” (Sura 53, El Astro: 28).

      En lo tocante al pilar de “la moral” en la civilización islámica, solo me limito a abordar dos cuestiones:

      La primera cuestión: La moral en el Islam se muestra fija e inmutable de modo que no evoluciona con la lógica de los intereses y propósitos, o acorde con el poder y la dominación, entre otros fenómenos que regulan la formación cognitivo-moral que habitan hasta la médula en otras civilizaciones. De ahí, era imposible que llegara un tiempo a los musulmanes en que saquearan a los demás, o justificaran su asesinato, su lucha y su sumisión. Así pues, lo malo y lo bueno en la balanza de la moral islámica serán así inmutables hasta el fin de los tiempos.

Además, la filosofía moral en el Islam no conoce relatividad en los valores, así como rehúsa el principio maquiavélico que declara que: «El fin justifica los medios». Es más, rechaza el principio del doble rasero en un solo incidente o en los acontecimientos semejantes. Unido a esto, prohíbe todo tipo de valores aberrantes que se han asociado con la razón déspota, siendo un motivo directo de la crisis del hombre actual, y de sus dolores y sus agonías.

      La segunda cuestión: Los actos de adoración en el Islam, encabezados por la oración y el ayuno, no sustituyen a la moralidad, aunque se multiplicasen y llegasen hasta el cielo. De esta manera, los cultos en el Islam si no se asientan en bases morales serán susceptibles a las amenazas y vacilaciones. A tenor de lo dicho, mencionamos el siguiente hadiz:

قيلَ للنَّبيِّ ﷺ: إنَّ فلانةَ تصومُ النَّهارَ وتقومُ اللَّيلَ وتُؤذي جِيرانَها بلسانِها، فقالَ: «لا خَيرَ فيها؛ هي في النَّارِ»؛ قيلَ: إنَّ فلانةَ تُصلِّي المكتوبةَ وتتصدَّقُ بالأسوارِ مِن الطَّعامِ؛ أي: بالقِطَعِ مِنَ الطَّعامِ، وليس لها شيءٌ غيرُه، ولا تُؤذي أحدًا. قال: «هي في الجنَّةِ»

      Se le ha dicho al Profeta (PyB) que fulana ayuna por las mañanas y reza por las noches, empero hiere a sus vecinos con su lengua; el Profeta replicó que « no hay nada bueno de ella, entrará al infierno». Al mismo tiempo, se le ha contado que otra persona hace solo las cinco oraciones obligatorias y da en calidad de caridad las migajas de comida; y no hace nada más; mas no le causa daño a nadie. De ella dijo el Profeta (PyB) que «entrará al paraíso»[2].

      En otra situación el Profeta (PyB) dijo que

»ألا أُخبِركُم بأكمَلِكم إيمانًا؟! أَحاسِنُكم أخلاقًا، الموطَّئون أكنافًا، الَّذين يَأْلَفُونَ ويُؤْلَفُونَ».

«¡Acaso no os informo de los que tienen la fe más completa! son estos que tienen altas cualidades morales; así como un carácter apacible, modesto y amistoso, ofreciendo su sincero amor a la gente, lo cual ésta se les corresponde»[3].

      Asimismo el Profeta (PyB) dijo:

«إنَّ المؤمنَ يَأْلَفُ، ولا خيرَ فِيمَن لا يَأْلَفُ ولا يُؤْلَفُ».

“El creyente debe ser apacible y familiar y no hay nada bueno en los que no se familiarizan mutuamente”[4].

 

      Y a mayor abundamiento, el Profeta dijo también que:

«إنَّ العبدَ لَيَبلُغُ بحُسْنِ خُلُقِه عظيمَ دَرَجاتِ الآخرةِ، وشَرَفَ المنازلِ، وإنَّهُ لَضعيفُ العبادةِ، وإنَّه لَيَبُلغُ بسُوءِ خُلُقِه أسفلَ دَرْكٍ مِن جهنَّمَ وهو عابد »

“Un siervo con su buena moralidad puede llegar a la cúspide jerárquica en el más allá y a un lugar privilegiado en el paraíso aunque sea humilde su adoración, mientras que puede llegar con su mala moralidad al paradero más bajo del infierno, siendo devoto”[5].

      Al hilo de lo que venimos mencionando, cabe aludir a los jóvenes que piensan que el Islam está confinado a las mezquitas, los dibujos y las formas, creyendo que por lo demás son libres en usar sus lenguas para hablar mal de sus compañeros, vituperándoles e hiriéndoles. Éstos jóvenes que se creen distinguidos del resto de la creación de Al-lah, han de estar muy atentos a la legislación profética en lo concierne a la relación entre la moralidad y la adoración. Así, si prestan atención a esta relación, no pondrán en peligro sus adoraciones, perdiendo su recompensa al igual que la mujer que su lengua le acarreó llegar a este aciago destino, esto es, el infierno.

      ¡Queridos jóvenes!

      En consideración a estos marcos generales que os he expuesto, habéis de actuar, pensar y aprender. Asimismo, debéis discernir las líneas divisorias entre una mente alumbrada con la revelación divina y sus fijos textos correctos y otra descaminada e irrazonable que en su camino asola todo. También, tenéis que saber que la mente tiene su propio espacio y la revelación tiene otro; y el hecho de confundirlos o basarse absolutamente en una de ellas fuera de su propio espacio o contexto, desembocará en la confusión. Dicho esto, la irracionalidad y la falta de un juicio ponderado se producen por efecto de la caída de las fronteras divisorias entre estos dos espacios. De resultas de este desconcierto racional, la mente pierde sus estribos llegando a la incredulidad y depravación de la gente o al aislamiento, el retiro y la acusación de infidelidad al Islam de los demás. Estos dos estados presentan una enfermedad psicológica e intelectual producida por el extravío y por la arbitrariedad pensadora y argumentativa. En este mismo extremo, resulta imponderable lo que asentaron los líderes de la teología escolástica en lo referente a las diferencias sutiles entre un argumento racional y otro transmitido por el Sagrado Corán y la tradición profética y los campos de cada uno de ellos. Asimismo, han aludido a que la invalidación de uno de estos dos argumentos a cuenta del otro redunda en dar por nulo a los dos.

Otra cosa a la que me gustaría referirme, rápidamente, es: la lealtad a la patria, sobre todo, en este momento crítico que vive Egipto y toda la comunidad árabe. Ustedes, los jóvenes, igual que nosotros, tienen que ser capaces de asumir las responsabilidades necesarias, y recordar siempre su responsabilidad hacia la patria, de la cual serán preguntados por Al-lah en la Otra vida. Esto es algo inevitable, ineludible e indiscutible. También, es una responsabilidad profana, se registra en la historia y se queda conservada en la memoria, pues, como se dice la historia es inexorable. Por lo tanto, tengan cuidado que sus registros en la historia nacional sean historias puras y limpias. Asegúrense de que las próximas generaciones les recuerden dando las alabanzas y las gratitudes, como nosotros recordamos a los jóvenes egipcios del siglo pasado con admiración y apreciación, debido a su firmeza frente al colonialismo, y su demolición de los planes de los merodeadores  y depredadores en Egipto, en aquel entonces. Por lo cual, ustedes deben sostener los intereses de este país, del cual; comemos y bebemos de sus bienes, aprendemos, paseamos y divertimos en su tierra, y no sean como los que toman con la derecha las riquezas de Egipto y lo dañan con la izquierda; los verdaderos hombres no actúan así, tampoco los caballeros ni los fieles.

Queridos hijos, no crean que yo he venido aquí para hacerles recordar lo que deben hacer o lo que es bueno o mejor que realicen, sin tener en cuenta sus problemas, sufrimientos y dolores. Aunque he superado las etapas de la juventud, y las he despedido a mí pesar –como se dice-, nunca he olvidado los dolores de mi generación durante nuestra juventud, ni las responsabilidades que asumíamos a causa de las condiciones que se impusieron a nosotros, sin que participáramos en realizarlas ni tuviésemos nada que ver con ellas…Pagábamos cuentas, sufriendo las consecuencias de la culpas de los demás. Hemos convivido en las guerras y hemos visto sus destrucciones, las crisis económicas y sociales que producen, y, sobre todo, la imposibilidad de lograr la justicia social y la igualdad, que resultó muy dolorosa para nosotros.

Aunque tienen problemas similares a los de mi generación, el hecho de liberarse de ellos, no resulta tan complicado debido a su sabiduría, prudencia y paciencia, siempre y cuando que ustedes tengan fuerte voluntad, quietas reflexiones equilibradas y una visión correcta de la realidad y los acontecimientos, y de los acechos extranjeros que se trazan para la región. Deben hacer meditaciones racionales de la realidad para enfrentar a los problemas. En realidad, deben cerrar los ojos a las soluciones que ya son inválidas para afrontar las transformaciones y retos contemporáneos. La búsqueda de un trabajo en el sector gubernamental, aferrándose a él, perdiendo la juventud, en la flor de la edad, a la espera de conseguirlo, asimismo, tener aversión a los trabajos manuales, engañados por la apariencia y el prestigio, y recurrir a la comodidad del trabajo; todo este patrimonio debe ser abandonado si queremos que la sociedad egipcia avance en los campos del trabajo, la producción, la justicia social y la igualdad deseadas.

Al mismo tiempo, y paralelamente con lo dicho, quiero añadir: todos los funcionarios responsables del Estado deberían compartir a los jóvenes su ascetismo y sufrimiento, y resolver sus preocupaciones y dolores por medio de planes reales, muy lejos de las consignas engañosas, de los que los jóvenes se burlan, porque tales planes no contienen interés que beneficia la vida de los jóvenes o cambia su realidad.

Cuánto espero, o mejor dicho, deseo que los ricos inviertan su riqueza en la reducción del sufrimiento de los jóvenes, y que les echen una mano para un renacimiento real, que afecta directamente a la vida de los jóvenes. Cuánto me he preguntado, en reprobación y sospecha, ¿Por qué los ricos no invierten en construir viviendas que les salgan baratas a los jóvenes y que les ayudarían a conseguir estabilidad psicológica y formar una familia pequeña? ¿Por qué no se cambia la cultura de la sociedad respecto a los costos insoportables y complejidades injustificables del matrimonio? ¿Dónde está el papel de los eruditos, sabios, predicadores, informativos (periodistas), cultos y técnicos para cambiar estos malos hábitos, que, realmente fueron refutado, cuando el Islam fue revelado se reveló para refutarlos? Es cierto que el profeta (PyB) facilitó lo de los costos del matrimonio, incluso, cuando estableció como dote un “palmo de harina” o un “anillo de hierro”. ¡Qué comparación hay entre el palmo de harina y el anillo de hierro, por un lado, y un palmo de oro y anillo de diamante, por otro! De estos cuentan los ricos, provocando así los sentimientos de los pobres y las sensaciones de los humildes, así como provocan a toda la sociedad, causando que algunos jóvenes se desvíen y se afecten por malas conductas y enfermedades psíquicas.

¡Queridos jóvenes!

Sé que ustedes están preguntando sobre el terrorismo, el Estado Islámico (EI) y sus compañeros. No creo que no sepan la realidad de estos grupos armados, las circunstancias de su surgimiento; cómo nacieron con colmillos, garras y uñas, y cómo han sido formados para satisfacer intereses propios de algunos. Ahora todo está claro y apareció lo que ayer era oculto. Posiblemente, han oído atentamente a los presidentes de algunos países intercambiando las acusaciones sobre la compra del petróleo de unos países árabes de las organizaciones terroristas. Puede que se pregunten igual que yo ¿La destitución de un gobernador, incluso si fuera dictador, requiere la aniquilación de nociones, pueblos, y matar a tres cuartos de millón de hombres, mujeres y niños durante una sola guerra en un mismo Estado?      

Dejo la respuesta dolorosa a su consciencia y comprensión. Puede que su generación sea más consciente de estas circunstancias y sus condiciones que nuestra generación que comenzó a desaparecer. 

¡Estimados hijos!

Al final de mi intervención, me gustaría asegurarles que a Al-Azhar Honrado le agrade mucho recibir su contribuciones intelectuales y sugerencias ilustradas a fin de sostener el mensaje de Al-Azhar para promover la cultura de la paz social, a nivel nacional, regional y mundial, y confirmar la fraternidad humana y la compañía mundial, así como establecer los correctos conceptos de la religión y de la legislación en la mente de las nuevas generaciones con el objetivo de protegerlas del pensamiento desviado y de las llamadas del extremismo, el asesinato y apuntar con armas a los pacíficos y a los seguros.     

Deseo que compartan diálogos con los sabios y jóvenes de Al-Azhar para que reconozcamos, y sepamos sus problemas, y ustedes reconozcan a los jóvenes de Al-Azhar, y sus problemas.

¡Gracias por su amable atención!

La paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean con ustedes.

Al-Azhar, 18 de Safar 1437 de la Hégira, correspondiente al 1 de diciembre de 2015.

Ahmed al-Tayyib

Jeque Al-Azhar Honrado

 

[1] Este discurso fue una conferencia dada a la juventud en la Universidad de El Cairo, el 18 de Safar de 1437 de Hégira, correspondiente al 1 de diciembre de 2015.

[2] Este hadiz fue estudiado y corregido por Al Hakem del hadiz de Abu- Hurayra, Vol. IV, p. 166.

[3] Relatado por Muhammad Ibn Nasr Al- Marouzy, en el libro de «El valor de la oración».

[4] Relatado por Al-Hakem en Al-Mustadak. En este sentido, él dijo que «este es un correcto hadiz a la vista de lo que estipulan los ulemas que lo juzgan como auténtico y correcto».

[5] Estudiado y analizado por Al-Tabrany en Al-Mu'jam al-Kabeer (754) y por Al Diaa Al Makdesy en Al-Ahadiz Al-Mujtara (1812) diciendo que «Su isnad es confiable». [Con la palabra isnad nos referimos a la declaración de la autenticidad de la narración del hadiz apoyada en una cadena de transmisores autentificada que se remonta hasta el profeta (Nota del traductor)].

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