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El comunicado de Al-Azhar sobre la tragedia de Myanmar
Anonym
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El comunicado de Al-Azhar sobre la tragedia de Myanmar

En el nombre de Al-lah, el Compasivo, el Misericordioso

El comunicado de Al-Azhar sobre la tragedia de Myanmar

  • Los musulmanes rohingyas han sufrido unos ataques brutales y bárbaros sin precedentes en la historia.
  • La muerte de la conciencia universal es motivo de la escena brutal e inhumana en Myanmar.
  • Todos los pactos internacionales, que se han encargado de proteger los derechos humanos, no son más que una letra muerta, más bien una mentira.
  • Lo que sufren los musulmanes rohingyas nos hace recordar los actos de los monstruos en los bosques.
  • Las organizaciones internacionales habrían adoptado otra postura diferente si este grupo de ciudadanos hubiera sido seguidor de cualquier otra religión o confesión religiosa que no fuera  el Islam.  
  • Los dirigentes religiosos en Myanmar hicieron caso omiso de los esfuerzos de Al-Azhar y se aliaron con algunos miembros extremistas del ejército armado del Estado para realizar un genocidio.
  • El genocidio contra los ciudadanos musulmanes será una gran vergüenza en la historia de Myanmar que no se  podrá exterminar.  
  • Al-Azhar Honrado no puede permanecer impasible ante estas violaciones inhumanas.
  • Al-Azhar dirigirá  una respuesta humanitaria en los planos árabe, islámica e internacional para poner fin a estas masacres.
  • Tales crímenes alientan la comisión de los delitos de terrorismo, de los que está sufriendo la humanidad entera.
  • Lanzamos un grito humanitario resonante con el fin de reivindicar  el poner fin a la política de la discriminación racial y religiosa entre los ciudadanos.
  • Lamentamos la paradójica posición de quien lleva el Premio Nobel de la Paz en una mano, mientras que con la otra está bendiciendo los delitos que pongan “la paz” a la merced del viento.

Comunicado de Al-Azhar Honrado

           Durante los últimos días, el mundo ha seguido las imágenes atroces y horribles que transmitieron los medios de información y los sitios de las redes sociales acerca de los actos de matanza, desplazamiento, incendio, genocidio y de masacres brutales, que  han cobrado  la vida de centenares de mujeres, niños, jóvenes y ancianos, que fueron atrapados en la región de Rakhine en Myanmar, donde las autoridades han obligado  a huir de su patria bajo la presión de unos ataques brutales y bárbaros sin precedentes en la historia de la humanidad. Conviene mencionar asimismo que algunos de ellos murieron debido a los dolores de caminar mucho, de la crueldad del hambre y de la sed y del sol abrasador, además de otros que fueron hundidos en las olas al  verse obligados a navegar.  

           Esta  situación  brutal e inhumana no habría pasado si no hubiera muerto la conciencia universal ni hubieran muerto los que la tienen  y  con ella hubieran muerto todos los sentidos de la moralidad humana. Es más, con la muerte  de esta conciencia las voces que llaman a la justicia, a la libertad y a los derechos humanos enmudecieron. Asimismo, todos los pactos internacionales, que se han encargado de proteger los derechos humanos, la paz de los pueblos y su derecho de vivir en su tierra, no se  han hecho  más que una letra muerta, más bien una mentira que no merece el precio de la tinta con la que se escribieron.

           Además,  el hecho de limitarse a las simples condenas ya no sirve para nada ante los actos de genocidio, que se realizan de forma pérfida contra los musulmanes rohingyas, lo cual nos hace recordar los actos de los monstruos en los bosques. También hay que señalar que los llamamientos vergonzosos e indecisos, que se lanzan por parte de las organizaciones internacionales y humanas para salvar los ciudadanos musulmanes de la agresión del ejército birmano y de las autoridades en Myanmar, se han vuelto una absurdidad y una pérdida del tiempo. Nosotros, por nuestra parte, estamos seguros de que estas organizaciones internacionales habrían adoptado otra postura diferente, fuerte y rápida si este grupo de ciudadanos hubiera sido judío, cristiano, budista o seguidor de cualquier otra religión o confesión religiosa que no fuera  el Islam.   

           Al-Azhar Honrado, en cooperación con el Consejo de Sabios Musulmanes, ha procurado reunir a las partes en conflicto y acercar los puntos de vista conflictivos en Rakhine cuando ha acogido, a principios de este año en El Cairo, a varios jóvenes  dirigentes,  representantes de todas las religiones y etnias en Myanmar, incluidos monjes y clérigos. Ello era como un primer paso para colocar la cuestión en el camino hacia la paz. Sin embargo, algunos dirigentes religiosos en Myanmar hicieron caso omiso de estos esfuerzos y sus conciencias les permitieron aliarse con algunos miembros extremistas del ejército armado del Estado para realizar un genocidio y una depuración étnica contra los ciudadanos musulmanes, en una brutalidad vergonzosa para la humanidad. Esta actitud, rechazada por todas las religiones, será una gran vergüenza en la historia de Myanmar que no se borrará con   el tiempo.   

           Partiendo de su responsabilidad religiosa y humana y de su compromiso con su misión universal, Al-Azhar Honrado no puede permanecer impasible ante estas violaciones inhumanas y dirigirá unas respuestas humanitarias en los planos árabe, islámico e internacional para poner fin a estas masacres, de las que  solamente son víctimas  los ciudadanos musulmanes en Myanmar. Al-Azhar exige a todos los organismos, las organizaciones internacionales y las asociaciones de derechos humanos en todo el mundo que cumplan con su obligación de adoptar las medidas necesarias para investigar dichos delitos infames, perseguir sus autores y llevarlos ante la Corte Internacional de Justicia para que sean juzgados como criminales de guerra por las bestiales atrocidades que han cometido.

           Todos deben tener en cuenta que tales crímenes son uno de los principales motivos que instigan a cometer los delitos de terrorismo, de los que está sufriendo la humanidad entera.

           Desde aquí, desde Egipto, que es el centro del mundo árabe y del Islam, y desde Al-Azhar Honrado, lanzamos un clamor humanitario resonante con el fin de exigir a la Liga Árabe, a la Organización para la Cooperación Islámica, a la Unión Europea y a las Naciones Unidas, especialmente el Consejo de Seguridad, y antes que todos, a los encargados de tomar la decisión en los países árabes e islámicos, que ejerzan toda la presión política y económica posibles para enderezar las autoridades gobernantes en Myanmar y poner fin a la política de la discriminación racial y religiosa entre los ciudadanos.

           Al-Azhar no olvida lamentar la paradójica posición de quien lleva el Premio Nobel de la Paz en una mano, mientras que con la otra está bendiciendo todos los delitos que pongan “la paz” a la merced del viento y la conviertan en una mera “palabra” sin sentido.

           Finalmente decimos a nuestros hermanos en Birmania: Aguantad ante esta pérfida agresión; nosotros estamos con vosotros y no os abandonaremos; Al-lah os auxiliará y sabed que Al-lah no permite que prosperen las obras de los que siembran la corrupción. Además: “Ya verán quienes hayan sido injustos, cuál será su destino”.

           Que la paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean con vosotros.

 

Redactado en: 17 de Zul Higga de 1438 H,

correspondiente al 8 de septiembre del 2017.

 

Ahmed Al-Tayyib

Gran imán de Al-Azhar

 

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