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El discurso de la eminencia del Gran Imán  Prof. Dr. Ahmad Al-Tayyib  El Jeque de Al-Azhar Honrado  En el Congreso del Consejo egipcio para la emisión de fatwas   Bajo el título de: El papel de las fatwas en la estabilidad de las sociedades
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El discurso de la eminencia del Gran Imán Prof. Dr. Ahmad Al-Tayyib El Jeque de Al-Azhar Honrado En el Congreso del Consejo egipcio para la emisión de fatwas   Bajo el título de: El papel de las fatwas en la estabilidad de las sociedades

El discurso de la eminencia del Gran Imán

Prof. Dr. Ahmad Al-Tayyib

El Jeque de Al-Azhar Honrado

En el Congreso del Consejo egipcio para la emisión de fatwas

                                  Bajo el título de:     

El papel de las fatwas en la estabilidad de las sociedades

Celebrado en el Hotel Al-Masah en la Ciudad de Nasr, El Cairo

Del 26 al 28 de Muharram de 1439 de la hégira, correspondiente a: del 17 al 19 de octubre de 2017.

 

En el nombre de Al-lah el Misericordioso, el Compasivo

¡Las alabanzas son para Al-lah! ¡La paz y las bendiciones sean con nuestro mensajero Muhammad y a todos sus Familiares y Compañeros!

¡La eminencia de los imanes de fatwas y los dotados de conocimiento!

¡Señores presentes!

Que la paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean sobre ustedes.

Antes de nada, al Gran Muftí de Egipto, Prof. Dr. Shawquí ‘Al-lam y a mí nos complace darles la bienvenida a su país —Egipto— que es la tierra de los Profetas, del inicio de las civilizaciones, del encuentro de las religiones y la de Al-Azhar Honrado que representa el eje central de la moderación religiosa y el foco de interés hacia el cual se dirige la atención de los musulmanes tanto en Oriente como en Occidente.

Bienvenidos entre su gente, sus hermanos y sus compañeros,,,

¡Eminentes señores! Espero que me permitan atenuar mi discurso ante ustedes planteando, académica y contemporáneamente, las cuestiones de las fatwas. Da lo mismo si giran en torno a satisfacer las necesidades religiosas de la sociedad o a contribuir en facilitar la vida de la gente o si versan sobre formar las fatwas de acuerdo con los acontecimientos y novedades, aparte de las demás cuestiones de naturaleza investigativa o jurisprudencial. Pues recuerdo que he abordado algunos de sus detalles en el congreso del año pasado, relacionado con la situación anárquica del matrimonio y del divorcio y las injusticias que se ejercen contra la mujer en nombre de la shari‘ah (ley islámica) de la justicia, la verdad, ecuanimidad con el oprimido y socorrer al turbado.

En este importante congreso que goza del patrocinio de su excelencia, el Presidente de la República de Egipto ‘Abd Al-Fattah Al-Sisi, pretendo aportar un discurso que es lo más parecido al suspiro de un enfermo o el de un herido. Es más, puede llegar a ser como la reclamación del extranjero que llevo a los dotados de conocimiento, los guardianes de la religión y los protectores de los valores celestiales. Es una reclamación contra la difusión de la falsedad frente a la veracidad en el contexto de emitir fatwas y transmitir el mensaje de Al-lah a la gente. Asimismo, es una queja contra algunos presuntos ulemas que aparecen a la cabeza de los programas de deformación y difamación del Islam atreviéndose a objetar el Corán, el hadiz y el patrimonio de los musulmanes. Estos embusteros ocupan el sitio de los ulemas formando una campaña de papeles bien repartidos y actuando con un repugnante atrevimiento, clarividente para todos los que aborrecen esta situación y se ocupan de esta aflicción cuyo riesgo es incomparable con el de cualquier otra preocupación, aunque sea la de vivir y disponer las necesidades de la vida.

En cierto modo, la misión de emitir fatwas en nuestro mundo árabe e islámico siempre fue encomendada, y sigue siéndolo gracias a Al-lah, a los dotados de conocimiento, honestidad, imparcialidad y fidelidad al exponer los veredictos de la religión. Así pues, los consejos de emitir fatwas son las únicas instituciones que la gente conoce y a las que se dirige cada vez que le fatigue la indagación sobre el veredicto de Al-lah con respecto a lo que le surjan de asuntos relacionados con la vida o la religión; y al preguntar sobre la guía con la que pueda mantener su vida recta, con el objetivo de liberarse de la culpabilidad ante Al-lah y anhelar en conseguir Su recompensa.

Por otro lado, la elección del muftí era lo más parecido a escoger a quien informaría de Al-lah. Recuerdo aquel día cuando se encomendó la misión de emitir fatwas, al pobre siervo de Al-lah que está presente ante ustedes, pues me quedé indeciso y en duda durante mucho tiempo, temiendo permitir lo prohibido o prohibir lo permitido. La verdad es que la formación teológica no era el factor que me preocupaba, ya que pertenezco a una generación a la que Al-lah había favorecido por haber estudiado bajo la dirección de ulemas enciclopédicos que la tutelaban científicamente enseñándole tanto los principios como las ramas de la teología y, sobre todo, la jurisprudencia islámica que ocupaba la mayor parte de las horas lectivas, pues se estudiaba durante la primera hora de la mañana en cinco días de cada semana y a lo largo de nueve años académicos. Es más, cuando nos hemos matriculado en la Facultad de los Fundamentos de la Religión durante los años sesenta del siglo anterior, seguimos estudiando una asignatura llamada “el Estatuto Personal” y otra titulada “los Fundamentos de la Jurisprudencia Islámica” que nos las enseñaba el erudito, ulema e imán Muhammad Abu Zahrah, —que en paz descanse— a lo largo de dos años académicos seguidos. Este era el trasfondo jurídico fundamentalista basado en el estudio de estas asignaturas junto con otras ciencias imprescindibles e inherentes en los cuales nos hemos apoyado en los primeros años de estudio. Este trasfondo es el factor que me animó a aceptar el encargo de ser muftí. Al fin y al cabo, me di cuenta de que la mayor parte de las preguntas de los que piden fatwas son de fácil respuesta. No obstante, hay algunas preguntas que requieren más de un único muftí como para emitir una correcta fatwa, sea cual sea su formación y conocimiento profundo en la jurisprudencia y fundamentos del Islam. Procuro dar ejemplos: las cuestiones de los bancos, el trasplante de órganos, los bancos de leche, la inyección microscópica (de embarazo), la determinación del tipo del feto, etc.

Con el fin de descargar la conciencia, planteaba las preguntas referentes a este tipo de cuestiones en las reuniones de la Academia de las Investigaciones Islámicas que, a diferencia del Consejo de emitir fatwas, reúne un grupo de ulemas y eruditos especializados como médicos, economistas, banqueros, catedráticos de derechos, ilustrados en ingeniería genética, etc. Después de discutir los temas tratados, damos por aprobada la opinión que los miembros de la reunión habían acordado.

A este respecto, me parece oportuno mencionar que nuestro imán, el ex-jeque de Al-Azhar, Prof. Dr. Muhammad Sayyid Tantawy y yo nos encontramos con el canciller/ Faruk Sif Al-Nasr que desempeñaba el cargo del ministro de Justicia en aquel entonces. Yo temía recibir instrucciones para emitir determinadas fatwas, similares a aquellas de las cuales murmuraban mis compañeros profesores u otros. Sin embargo, me sorprendió escucharle decir al entregarme la resolución: “Di lo que venga de acuerdo con tu conciencia y lo que te libre de la responsabilidad ante Al-lah —Enaltecido sea—. Todos nosotros ya hemos librado la conciencia en el momento de entregarte esta resolución”.

Ciertamente, asumí el encargo de emitir las fatwas a lo largo de un año y seis meses trabajando con toda libertad y absoluta neutralidad a la sombra de un evidente respeto hacia mi persona de parte del público, los responsables y los medios informativos. Recientemente, los muftíes y los verdaderos dotados de conocimiento se han afligido al ser objeto de una especie de presiones y molestias que no las habían percibido antes con tal agresividad y desafío. Señalo aquí al hecho de objetar el patrimonio de los musulmanes y deformar su aspecto por personas descalificadas como para conocerlo o entenderlo. Esas personas no gozan de conocimiento, cultura, educación ni respeto hacia un billón y medio de musulmanes que aprecian bastante este legado islámico y lo estiman como es debido. Se trata de un ataque pre-planeado que viene sostenido por falsos llamamientos que sirven para engañar a los jóvenes como los llamamientos de la Ilustración, la libertad de creación y el derecho de expresión. Es más, llegó hasta el punto de reclamar el derecho de cambiar, aun si se trate de un cambio sobre las reglas de la religión. Así pues, ya es normal y repetido acortar los dichos de los ulemas y citarlos fuera de su contexto y lejos de sus campos semánticos, de modo que parezcan raras y abominables; y como consecuencia, se repugnan los oídos y el buen gusto al escucharlos. Luego, los exponen en programas de entrevistas mediante los cuales se critican la ley islámica y las sentencias de la jurisprudencia de los musulmanes en unas conversaciones llenas de sofistería, conceptos erróneos, deformaciones, equivocación en llegar a la verdad y discapacidad de percibir las diferencias de describir una acción en concreto dentro del contexto planteado y los efectos jurídicos que vienen a consecuencia de su realización. Además, podría ser que la acción citada y sus consecuencias jurídicas sean bastante alejadas o su mención fuese con el objetivo de citar suposiciones aceptables por la lógica, pero que no pueden suceder en la vida real. O sea, indicar una situación hipotética que solo la puedan representar los de naturaleza extraviada, protegidos por leyes o acuerdos internacionales en la civilización de Occidente de hoy en día.

Hasta aquí parece que dicho caos estaba previsto, sobre todo cuando se toma en consideración las grandes tormentas que han agitado la zona del Oriente Medio, destruyendo alguna parte y dejando a salvo la otra hasta el momento de que los enemigos decidan destruirla en el futuro.

No obstante, la idea que nunca se nos ha ocurrido es inducir gradualmente a algunos presuntos ulemas o a los que llevan su vestimenta seduciéndoles por las luces de la fama y los bienes para que participen en divulgar estos embustes y convertirse en testigos falsos para difundir entre la gente estas falsedades.

¡Señoras y Señores presentes! Debemos meditar detenidamente sobre el fenómeno de que el Islam es la única religión que había sido objeto de este nefasto ataque. Así que, nos preguntamos: ¿Acaso hemos visto o escuchado programas judíos, emitidos en hebreo o en cualquier otra lengua, en los que se intercambian los turnos para burlarse públicamente del Antiguo Testamento (Torá) o el Talmud? ¿Acaso hemos notado un evidente objetivo de desviar a las familias judías de su religión y su legislación? ¿Acaso, en nuestro entorno árabe e islámico, hemos visto o escuchado programas que se burlan del Evangelio o se atreven a inducir a que los cristianos rechacen las instrucciones de su religión? Finalmente, nos preguntamos ¿si hubiera sucedido una agresión similar, habría pasado tan fácilmente como pasan las infracciones contra el Islam a la vista y en presencia de sus propios ulemas?!

¡Señores ulemas!

No es pura casualidad el hecho que se hayan destruido por completo países árabes e islámicos en unos cuantos años y, que al mismo tiempo, aparezcan unos llamamientos sospechosos que inducen, sutilmente al principio, a la necesidad de destruir la veneración y el respeto al mayor, despreciando esta tradición, en la que tanto nos jactamos de haber educado a nuestros hijos en base a sus valores, y considerándola como una conducta inoportuna y anticuada que no tiene lugar en la cultura de la anarquía moderna. Simultáneamente, surge un plan sospechoso que tiene por fin destrozar el patrimonio de los musulmanes y burlarse de sus ulemas e imanes con una voracidad tenaz que refleja la conspiración enorme contra la civilización del Islam.

Al mismo tiempo, se emprende otro ataque bien sistematizado contra Al-Azhar hasta el punto que resulta habitual condenar Al-Azhar, sus métodos y planes curriculares tras cualquier acto terrorista, intentando desesperadamente de disminuir la veneración y la estimación de Al-Azhar en los corazones de los musulmanes. A raíz de ello, ya hemos podido concretar el momento de este ataque contra Al-Azhar tras haberlo observado con precisión en el pasado. En conclusión, hemos llegado a saber que tal ataque ocurre en uno de dos casos: 1) Después de un acto terrorista. 2) Cada vez que Al-Azhar consigue un éxito relacionado con cumplir su mensaje dentro o fuera de Egipto. En este último caso, el plan consistiría en callarse por completo ocultando los logros o buscar encarecidamente los defectillos, publicándolos tras ampliarlos e intensificarlos. En realidad, no tengo ninguna otra explicación que justifique la demasiada insistencia en relacionar el terrorismo con el Islam sino con el objetivo de falsificar la conciencia de los musulmanes y desviar su atención de la verdadera causa de crear y financiar el terrorismo. Desde mi perspectiva, la causa reside en las injustas políticas mundiales que no saben nada de la fraternidad humana ni la ética general. Me refiero a aquellos países cuya economía prospera gracias a la fabricación y venta de armas, y quienes para hacerlo, provocan la discordia y ayudan a estallar las guerras solamente en los países islámicos.

Mientras tanto, aparecen las peticiones colectivas de aprobar la homosexualidad, considerándola uno de los derechos humanos. Lo piden con bastante atrevimiento de modo que el caso resulta raro cuando tal petición es elevada por los jóvenes orientales que siempre se reconocen por su virilidad y natural sentimiento de repugnancia hacia estas desviaciones y destructivas enfermedades morales.

En coincidencia, surgen voces solicitando que las mujeres se quiten el velo y rechacen la ropa femenina del Islam. Asimismo, ha habido otros llamamientos que inducen a la indispensabilidad de establecer la igualdad entre el hombre y la mujer en lo que atañe a la herencia y el casamiento de la musulmana con el no musulmán. Esto cuenta como un nuevo capítulo del acuerdo de (Sidaw) que anhela suspender cualquier factor que distinga el hombre de la mujer. Actualmente, se quiere que los árabes y musulmanes cumplan con el citado acuerdo y abolir sus recelos y objeciones al respecto.

Sinceramente, esperábamos escuchar los clamores desaprobatorios y la encarecida condena de parte de nuestra secretaría general que depende de los Consejos de fatwas del mundo frente a esta explícita agresión contra el Corán y su shari‘ah (ley islámica), o sea apoyar a Al-Azhar Honrado que adoptó la actitud de defender el Libro de Al-lah junto con el Consejo egipcio de las Fatwas que expidió, a su vez, su propia declaración de rechazo con respecto a estos llamamientos. De igual modo, esperábamos que las demás grandes Instituciones y Consejos islámicos se hubiesen apresurado en condenar esta agresión contra la religión de Al-lah. En este contexto, quisiera agradecer al eminente imán/ Hamdah Sa’id, el ex-muftí de Tunes y a los ulemas y jeques de Al-Zaytunah quienes han advertido a los musulmanes de dejarse llevar tras el llamamiento de igualar a la mujer con el hombre en la herencia y permitir el casamiento de una musulmana con un no musulmán.

¡Señores presentes!

Si yo pudiera proponer algo en este congreso que reúne a los imanes de fatwas de nuestro mundo árabe e islámico, mi propuesta consistiría en fundar departamentos especializados en la enseñanza de emitir las fatwas en las facultades de Jurisprudencia o en las de las Ciencias Islámicas, bajo el nombre de (Departamento de las Ciencias de Fatwas). El estudio en el nuevo departamento comenzaría desde el primer año de matrícula. Además, se establecería un plan curricular de naturaleza enciclopédica que no se limite a enseñar las ciencias de la jurisprudencia islámica, sino que se extienda hasta abarcar los minuciosos fundamentos de las ciencias de informática y argumentación, sea racional o la basada en la citación de textos religiosos y tradicionales. Asimismo, debería prestar atención especial a la ciencia de la lógica y la teología escolástica aplicadas a los casos de jurisprudencia y, finalmente, ocuparse de dar el máximo interés al estudio de los propósitos de la Shari’ah, sobre todo, en lo que concierne a sus dimensiones contemporáneas.

Finalmente, Al-Azhar, como Institución religiosa y académica, da el máximo interés a esta cuestión y espera sus sugerencias y propuestas al respecto.

Gracias a ustedes

Que la paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean sobre ustedes.

Expedido en la Jefatura de Al-Azhar en el 17 de octubre de 2017, correspondiente al 26 de Muharram de 1439 H.

Prof. Dr. Ahmad Al-Tayyib

Gran Imán Al-Azhar

 
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