La legislación islámica pretende liberar a la gente de todo tipo de esclavitud sino la esclavitud a Allah. En este sentido, el Islam considera la cuestión de creencia o incredulidad del individuo como relación entre el individuo y Allah. El Profeta, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, nos enseñó a portarnos con la gente a base de lo que dicen sin juzgar a sus corazones ni establecer nuevas inquisiciones para determinar el creyente o el incrédulo. Allah, Altísimo sea, es el único quien puede enterarse de lo que hay dentro de los corazones, y es el único también quien se encarga de lo oculto y juzga a sus siervos.

Resulta incorrecto y desviado lo que hacen los movimientos terroristas de acusar de infidelidad a todas las personas contrarias a su opinión o a aquellos que no sigan sus pensamientos sangrientos. Estos movimientos son contrarios de todas las enseñanzas del Islam. El Profeta prohibió a los musulmanes acusarse de infidelidad, derramar sangre, robar bienes o ultrajar el honor.

Los grupos acusadores de infidelidad designan el término incredulidad a los grupos musulmanes contrarios a sus opiniones para legitimar el hecho de derramar sangre y destruir casas.

Pues, ¿De dónde percibieron dichas enseñanzas? El Profeta definió la creencia al responder a la pregunta del arcángel Gabriel: “La creencia es tener fe en Allah, en sus ángeles, en sus libros, en sus mensajeros, en el Día Final, en el destino sea bueno o malo”. Toda la comunidad musulmana, por unanimidad, confirma que la creencia es una cuestión del corazón . Al respecto, el Profeta dijo: “Quien acuse de infidelidad a su hermano, será infiel alguien de los dos”. (Sahih al-Bujari, 5/2264).