Entre las crisis humanitarias que afectan a los pueblos y las tragedias de los refugiados que intentan cruzar los mares que ha captado por sólo algunos días la atención internacional, es la tragedia de los rohingyas en Myanmar (antigua Birmania). Durante las últimas semanas han sucedido hechos terribles en esta zona del mundo, hechos contra esta minoría musulmana rechazados por todas las religiones.
Al-Azhar ha sido la primera institución que abordó la defensa de esta crisis, cuyos espectáculos criminales ocurren a oídos y a vistas de la comunidad internacional, pero nadie se mueve para salvar a estas personas. En este contexto al-Azhar había celebrado una conferencia internacional en el pasado enero de 2017 como intento de resolver esta crisis. En dicho evento, se reunieron representantes de Myanmar: musulmanes, cristianos budistas y representantes del Gobierno de Birmania, con el fin de discutir sobre las posibilidades del establecimiento de medidas para acabar con la ola de violencia y agresiones contra los ciudadanos musulmanes. Asimismo, se han celebrado talleres especializados sobre la visión de establecer un estado de coexistencia pacífica en la región, poner fin a la crisis y discutir cómo lograr una paz justa entre todos.
Primeramente, tenemos que echar un vistazo sobre esta crisis. Los rohingyas son un grupo étnico musulmán que vive hace muchos siglos en Myanmar, un país de mayoría budista que representa casi 90% de la población, el 4% son musulmanes, el 4% cristianos, 1% ateos y 1% de otros credos.
Actualmente, casi un millón de rohingyas residen en este país del sudeste asiático, se limita al noreste con el Estado de China, al noroeste con India y Bangladesh, y su frontera meridional con vistas al Océano Índico. Las autoridades birmanas no tratan a los rohingyas como los otros grupos étnicos oficiales del país, y por ello, en 1982 se emitió una ley que abolió la nacionalidad de los Rohingyas, algo que les ha convertido en apátridas, además de la denegación del acceso a la educación.
Cabe decir los birmanios empezaron un proceso de depuración racial contra rohingyas, por lo cual se formó un ejército nacional llamado "Ejército de Salvación Rohingya de Arakan" (ESRA) cuya misión consiste en “defender, salvar y proteger a la comunidad Rohingya”. El grupo prometió que cumpliría esta misión bajo el derecho internacional en el marco del principio de la autodefensa, pero al final, el gobierno de Myanmar clasificó formalmente al ESRA como una organización “terrorista”.
Casi todos los rohingyas en Myanmar viven en el estado occidental de Arakan )Rajine), una de las partes más pobres del país. En la actualidad, los musulmanes viven la peor situación en su historia, debido a, por una parte, la violencia que se ejerce como intento de genocidio por parte de los grupos budistas extremistas y, por otra parte, la persecución estatal realizada por el ejército. Miles de rohingyas huyeron a países vecinos por tierra, por el mar y por los ríos.
Por causa de esta crisis, la ONG considera a los rohingyas como el grupo étnico más perseguido en el mundo. Además, la Human Right Watch (HRW) ha acusado recientemente al gobierno de Myanmar de llevar a cabo una campaña de depuración contra los musulmanes de rohingyas que viven en el estado de Rajine, y ha advertido repetidamente al régimen birmano y a varios monjes budistas de participar en un "crimen contra la humanidad".
La ONG dice que las autoridades de este país han estado implicadas en la destrucción de mezquitas y han lanzado arrestos violentos. Al-Azhar por su parte, la mayor institución del islam suní, ha condenado el genocidio de los musulmanes en Birmania calificándolo como un proceso de limpieza étnica. En su comunicado, al-Azhar exhortó a la comunidad internacional a que intervenga para actuar contra las prácticas de las autoridades gubernamentales de Birmania con el fin de acabar con la discriminación racial y religiosa entre los ciudadanos.
El Observatorio de al-Azhar expresa su apoyo continuo a los esfuerzos de los grupos humanitarios que trabajan para aliviar el sufrimiento en Birmania. También, el Observatorio llama a la comunidad internacional a tomar medidas más decisivas contra el gobierno de Myanmar que ejerce una violencia sistemática contra los musulmanes Rohingya, subrayando que todas las partes en Myanmar deben recurrir al diálogo para establecer la seguridad y la paz en todos los territorios de Myanmar, además afirma que esto no puede realizarse sin la colaboración del gobierno del Estado, porque ningún esfuerzo puede dar fruto con la actitud de inacción del estado birmano. En este contexto, el Observatorio afirma que las crisis racistas crecen en la ausencia de valores humanos y morales.
Unidad de Español
Observatorio de al-Azhar