Ramadán ha sido y sigue siendo uno de los meses espirituales bien considerados por parte de la umma islámica. También, es ‎uno de los meses que Allah ha preferido más que los demás ‎meses del ‎calendario lunar por el conjunto de virtudes y características que ‎se ‎encuentran en él. Resulta imprescindible que cada ‎musulmán se entere de dichas virtudes con el fin de conseguir las ‎máximas recompensas que Allah ha prescrito en este mes.‎

En primer lugar, Ramadán es el mes del ayuno que forma parte de los cinco pilares del Islam. al respecto Allah dice: ‎"¡Creyentes! Se os ha prescrito el ayuno al igual que se les prescribió a los que ‎os precedieron. ¡Ojalá tengáis temor (de Allah)! Y que ayunéis es mejor ‎para vosotros, si sabéis" (Corán, Sura de la Vaca: 183). En este sentido, todos están de acuerdo en definir el ayuno  por  dejar los placeres mundanos; de comidas, bebidas y relaciones íntimas. Pero, el ayuno supera esta definición atendiendo las diversas dimensiones que lo atraviesan, requiriendo de cada musulmán que cumpla todos los mandatos divinos para que este ayuno sea aceptado. Así que,  el ayuno es una de las puertas del bien que conducen a los buenos modales que garantizan el bien para toda la humanidad.   
En segundo lugar, la descendencia del Corán sobre nuestro profeta en este mes fue la virtud más sublime entre todas, Allah dice: "En el mes de Ramadán se hizo descender el Corán, dirección para los hombres y pruebas claras de la Guía y del Discernimiento"(Sura de la Vaca: 185). Es una evidencia divina que pone de relieve la vital importancia del Sagrado Corán que representa la constitución celestial que debemos seguir y ponerlo en marcha para lograr la felicidad mundana y, a la vez la eterna del día del más allá.