Al-Azhar ha seguido de cerca las informaciones sobre los incidentes de acoso sexual que han circulado en los medios y en las redes sociales, que en algunos de estos incidentes se atacó incluso al que se enfrenta con el acosador o intenta defender a la mujer víctima de este crimen. Algunos sostienen que la vestimenta de la mujer o su comportamiento son una excusa para disculpar el terrible crimen del acosador, como si la mujer fuera participante en el pecado.

     En este contexto, al-Azhar intensifica que el acoso, tanto con gesto como hecho es acto prohibido y un comportamiento extraviado, y su autor es culpable desde el punto de vista de la religión. Además, es un delito rechazado por todos los seres rectos, y es criminalizado por todas las leyes y religiones. Allah, alabado sea, dice:
“Y los que ofenden a los creyentes y a las creyentes sin que lo que dicen sea cierto, habrán cargado con una calumnia y un delito indudable” (Corán, Sura de los Coligados: 58).

     Al-Azhar afirma que la criminalización del acoso y al acosador debe ser absoluta e independiente de las condiciones y del contexto donde sucedió. Pues, el hecho de justificar el acoso por el comportamiento o la vestimenta de la mujer expresa un mal entendimiento, porque el acoso vulnera la intimidad, la libertad y la dignidad humana de las mujeres. Además, este fenómeno causa el surgimiento de un sentimiento de perder la seguridad y la vulneración de los honores.  
     Al-Azhar atrae la mirada a que la civilización de las sociedades se mide por el trato respetuoso con las mujeres y la seguridad y estabilidad que gozan. Asimismo, llama a activar las leyes que criminalizan el acoso y castiga a los acosadores, además, llama a las instituciones relacionadas a concienciar a la sociedad con las formas y los peligros del acoso, especialmente contra los niños.