El peligro de la acusación de infidelidad (1)

  • | Sunday, 17 February, 2019
El peligro de la acusación de infidelidad (1)

     No cabe la menor duda de que la acusación de infidelidad (Takfir) es una de los problemáticas contemporáneas más graves de nuestra comunidad arábiga e islámica. El caos del takfir y de las fetuas que permiten matar y combatir contra los inocentes, tanto musulmanes como no musulmanes, es un peligro del que sufren algunas comunidades. Pensábamos que aquellos que adoptaban este pensamiento en Egipto, entre otros países, han recuperado, desde los años noventa, el recto entendimiento del islam y se han liberado de esta desgracia con todas sus consecuencias. Sin embargo, nos sorprende la reaparición peligrosa de dicho pensamiento catastrófico en países arábigos e islámicos en Asia y en África en particular. Los grupos adherentes a este pensamiento matan, destruyen, explotan y asesinan a gente segura e inocente, convirtiendo la vida de dicha gente en una pesadilla inaguantable.
Es una pena que todos estos delitos se cometan en nombre del islam y bajo el llamamiento de la yihad y del martirio en aras de Allah. Estos incidentes son explotados por la media occidental con los peores fines para mancillar la verdadera imagen, de forma mundial, del islam, presentándolo como una religión sangrienta y brutal que pretende derramar la sangre, matar a los inocentes y difundir el espíritu de la violencia y del odio entre sus seguidores.
El fenómeno de la acusación de infidelidad a los opuestos no es algo nuevo en las comunidades musulmanas. Todos estudiamos la historia de los "jawarij", un grupo fanático que data del primer siglo del islam, y cómo se desvió en este camino debido a su desorientación de creencia y del malentendido de la jurisprudencia islámica; es decir, la incomprensión de la relación entre la fe y las obras. Los miembros de dicha secta estaban lejos del camino recto a causa de mantener firme algunas sentencias, rechazando otras que son diferentes a su comprensión rígida de algunas aleyas del Noble Corán.
Por supuesto, no podemos tratar detalladamente el origen, los motivos y el desarrollo de este tema en este artículo, sino que vamos a limitarlo a la cuestión del takfir buscando las razones profundas de su retorno y la reanudación de sus actividades destructivas.
Es bien sabido que en Egipto y el mundo árabe e islámico, antes del año 1967, no apareció ningún grupo takfiri que cree en la incredulidad y la acusación de infidelidad a la comunidad. Se conoce también que el grupo takfiri moderno surgió en las cárceles debido, en gran parte, a la política de violencia ejercida contra los jóvenes pertenecientes a los movimientos islamistas. Cuando se les pidió, en aquel tiempo, a aquellos jóvenes rendir homenaje al soberano, se pusieron, en su mayoría, a cumplirlo, mientras la minoría de estos jóvenes rechazó esta petición y consideró que la actitud de sus compañeros como si fuera una actitud de desengaño. Además, mantuvo una actitud de rechazo firmemente hasta que se apartó de sus hermanos considerándoles incrédulos por apoyar a un soberano incrédulo, y declaró, al mismo tiempo, la incredulidad de todos los individuos de la comunidad por reconocer a un soberano incrédulo. En este sentido, estos jóvenes confirmaron que el ayuno y la oración de los individuos de la comunidad no tienen valor y que la única manera para hacer regresar al islam tras caer en la incredulidad sería a través de integrarse en su grupo y rendir homenaje a su imán.
Este acontecimiento representa la primera aparición del grupo del takfir en 1967 después de la desaparición del khawarij y los otros grupos del esoterismo (nombre de una secta chiita). Así, el fenómeno nuevo, o sea la reaparición del takfir, ha vuelto a surgir a través de algunos jóvenes descalificados, tanto a nivel científico como cultural, e incapaces de conocer de cerca la esencia del islam, puesto que no poseían más que el entusiasmo, las frívolas reacciones agudas y la venganza. En aquel momento, el takfir fue la mejor forma, para ellos, y la más rápida para expresar su amarga situación.
Entonces, sus juicios y conceptos no fueron extraídos de un conocimiento moderado ni de un buen pensamiento, sino que fueron surgidos debido a la situación en que se encuentran, llena de opresión e injusticia, que condujo a los defensores de este movimiento representar el takfir en su programa como si fuera, en verdad, “pensamiento de una crisis”.
Otros creen que el takfir no se ha producido en la edad moderna a manos de estos jóvenes encarcelados quienes declararon la incredulidad del soberano y de la comunidad entera a mediados de los años setenta del siglo pasado, sino en 1968 a manos de otro grupo encarcelado que llamó a sí mismo "la Comunidad  de los Musulmanes" y recibió después el nombre de la Comunidad del Takfir e Higra que influyó más tarde en otros movimientos islámicos.
Es indudable, sea como sea la causa de la aparición de los miembros del Takfir, que las cárceles y las violaciones ocurridas en aquel tiempo obligaron a aquellos jóvenes a tener fe en algunas creencias corruptas y en conceptos erróneos. Pues, quien busca en los libros sobre la confiscación de las libertades, tanto en la antigüedad como en la época moderna, encontraría varias opiniones e ideas que si se hubieran escrito en un ambiente de libertad, se hubieran cambiado tanto en su forma como en su contenido.
Hay que tener en cuenta que las cárceles no representaban el único factor que motivó el regreso del movimiento de takfir en nuestra era,  sino que, desde mi punto de vista, hay otro elemento más profundo que es el patrimonio amontonado de la exageración y del extremismo en el credo islámico. Este patrimonio refleja una desviación evidente de las creencias de la umma y de sus miembros. De todos modos, este patrimonio pertenece al de los jawarij de los cuales el Profeta, la paz y las bendiciones de Allah sean con él advirtió.
Creo que el eje de la contradicción entre la ideología de los  miembros del takfir y la de los demás imanes musulmanes reside en la relación de la actitud de la esencia y la realidad de la creencia, según lo mencionado por los sabios de la ciencia de la Ideología Islámica.
Por lo tanto, permítanme, queridos lectores, repetirles algunas palabras que no son nuevas a vuestros oídos, ni se les ocurre a muchos de los investigadores, los observadores y  los analistas de esta cuestión. Es bien sabido  que la opinión de los suníes sobre la definición de la Fe es creer en Allah, en sus ángeles, en sus libros, en sus mensajeros, etc., de todo lo que fue narrado en los hadices correctos que interpretaron el concepto de la Fe con la creencia absoluta por el corazón. El Profeta la definió diciendo, «La Fe consiste en Creer en Allah, en Sus Ángeles, en Su Encuentro, en sus Mensajeros y en la Resurrección». Mientras la oración, el ayuno, la peregrinación y el azaque, cumplir con los actos obligatorios y evitar las cosas prohibidas no se integran, según la definición profética, en el concepto de la realidad de la Fe, es decir, que no forman parte de su identidad, sino es una condición de plenitud, y desempeñan un papel importante para aumentar o disminuir la creencia. Se ascienden con la Fe hacia sus grados más elevados y se descienden con la misma a sus grados más bajos.
En resumen, el hecho de dejar los actos obligatorios no elimina la Fe desde sus raíces, sino el creyente sigue manteniendo su fe hasta en el caso de dejar las obras pías o cometer los pecados. No se permite llamarle a la persona que lo cometa como incrédulo, en cualquier caso, siempre y cuando sigue creyendo en la realidad y el significado de la Fe.
Este asunto, en concreto, es lo que distingue entre la corriente de los suníes y la de los demás, quienes creen que las obras forman parte de la identidad de la Fe, y confirman que la persona que cometa pecados mayores será un crédulo. Por consiguiente, todo esto incita a cometer matanzas y al robo de bienes.
Esto, también, es lo que separa el concepto de los suníes de la ideología de los mutazilíes (tendencia teológica musulmana iniciada en el siglo II de la hégira en Basora, que introdujo el dogmatismo especulativo) quienes dicen que la persona que cometa los mayores pecados no es creyente ni incrédula, sino que se encuentra en un estado mediano y lo llaman Faasiq (desviado), cuestión negada por los suníes.
Lo que me interesa ahora es mostrar que algunos miembros de las otras sectas poseen un patrimonio exagerado respecto al concepto de la Creencia y la Fe, y se empeñan en enseñarlo a través de libros y satélites con el fin de hacerles llegar a los jóvenes que la secta correcta es la que relaciona la Fe con las obras; y que la creencia solamente con el corazón no es suficiente para cumplir el concepto de la Fe.
Esperaba que los miembros de estas sectas exageradoras dejaran de presentar su ideología como si fuera una de las opiniones o una de las sectas. Pero, se pusieron a difundir su ideología como si fuera la única verdad y que la secta de la Ashariyyah es desviada y que no representa la realidad del islam. Todo esto fue mencionado por ellos sin tener en cuenta que más del 90% de los musulmanes, tanto en Oriente como en Occidente, pertenecen a la Ashariyyah ‎ y creen que la Fe es la creencia con el corazón y que las acciones se aumentan y se disminuyen de la Fe.

 


Gran Imán de al-Azhar
Prof. Dr. Ahmad al-Tayyeb

 

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