No cabe la menor duda de que el discurso de odio se ha aumentado en los últimos años debido al surgimiento de políticos, partidos, e incluso países que favorecieron el crecimiento de este discurso por sus llamamientos que incitan al odio y sus actitudes que desprecian y niegan al otro por motivos de raza, color de piel, género, religión, ‎origen nacional, origen étnico, origen social etc. Sin contar con las enseñanzas divinas de las religiones celestiales que llaman al amor, la fraternidad, la igualdad y el buen trato entre todos los seres humanos.
 En este sentido, el islam, desde hace más de 1400 años combatió contra este discurso y puso de manifiesto a todo el mundo que todos los seres humanos son iguales respecto a los derechos y al cumplimiento con los deberes con el fin de acallar las voces que pretenden distinguir y hacer divisiones entre los individuos de la misma sociedad. Al respecto, Al-lah, Alabado sea, dijo: "¡Hombres! Os hemos creado a partir de un varón y de una hembra y os hemos hecho pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros.Y en verdad que el más noble de vosotros ante Allah es el que más Le teme.Al-lah es Conocedor y está perfectamente informado" (Corán, 49:17). Por este motivo, la tolerancia y la fraternidad han reinado el horizonte durante las primeras décadas del islam, no solamente en las sociedades islámicas sino en todas las partes que se han influido por las enseñanzas tolerantes del islam.
En la actualidad, se ha crecido notablemente el discurso de odio en muchas partes del mundo tras haber dejado de seguir los mandatos celestiales de las religiones divinas y poner en práctica leyes y normas incapaces de garantizar la seguridad y la paz social para los diferentes ciudadanos que comparten la misma patria.
Dichas leyes han permitido el surgimiento de los partidos de ultraderecha que se han extendido en la mayoría de los países occidentales en los últimos años. Además, las Constituciones occidentales han garantizadoa los partidos de extrema derecha tener una representación de un porcentaje considerable de los escaños de los parlamentos locales y estatales.
Se ha producido, a base del desarrollo de dichos partidos, muchos fenómenos negativos, que amenazan el horizonte de la mayoría inmensa de los países occidentales, representados en la xenofobia, la islamofobia, el racismo, la discriminación etc. Nadie puede desmentir los datos de las organizaciones de derechos humanos que publican, todos los días, informes, datos y noticias que muestran violaciones de los derechos humanos en muchas partes del mundo debido a los discursos de odio de dichos partidos.

Al mismo tiempo, las condenas a nivel nacional e internacional respecto a dichos discursos son innumerables; pero sin contar con medidas preventivas en aras dereducir y evitar las tensiones discriminatorias. Por eso, los partidos de ultraderecha han podido imponer sus ideologías, de una u otra manera, a través de sus discursos que defienden la identidad nacional y las tradiciones nacionales e históricas para agitar el odio y despertarla preocupación de los ciudadanos por la seguridad y el bienestar. En realidad, las defensas de estos valores representan un camuflaje completo con el fin de empujar al ciudadano a aceptar los verdaderos objetivos de estos partidos que radican en fomentar la xenofobia, la islamofobia, el rechazo de las minorías étnicas y religiosas, reducir la olas migratorias a través de abstenerse de recibir refugiados e inmigrantes, y poner sobre la mesa enmiendas constitucionales con el fin de llevar a cabo dichos objetivos.
Resulta indignante que los partidos ultraderechas utilizan las crisis mundiales, hoy en día, para realizar sus agendas políticas que aspiran a duplicar su representación parlamentaria  a cuenta de los marginados, sobre todo los refugiados, víctimas de las guerras estallidos en sus propios países de origen, que se fueron obligados a dejar sus hogares y buscar otros más seguros en el mundo.
En términos generales, la ideología de dichos partidos se basa en el rechazo delos extranjeros, en el fanatismo religiosos, sobre todolo dirigido contra los musulmanes. La extensión del fenómeno del terrorismo y el aumento de las olas migratorias han contribuido en dar la oportunidad a los adeptos de los partidos de ultraderecha a discriminar los musulmanes residentes en países no musulmanes. Todo aquello representa un gran peligro contra los árabes en general, y los musulmanes en particular, motivo por lo cual sería posible aumentar los actos de violencia y racismo contra ellos y las demás minorías étnicas, raciales y religiosas.
Por esto, el Observatorio de al-Azhar contra el Extremismo afirma que el mundo no es de nadie, es de la humanidad, y cada uno de los ‎seres humanos tiene el derecho de vivir en paz y seguridad en una parte ‎de esta tierra. Además, el Observatorio ‎condena todos los discursos que incitan al odio y llama a los dirigentes de los partidos de ultraderecha a dejar de seguir sus ideologías que podrían desestabilizar la seguridad de todos los ciudadanos. Al mismo tiempo, el Observatorio pide a los musulmanes residentes en Occidente a tomar sus precauciones y seguir las medidas legislativas en el caso de sufrir cualquier tipo de discriminación.