La familia es el núcleo de la sociedad y la materia prima de su construcción. Si la familia disfruta de un estado de paz y estabilidad entre sus miembros, tendremos una sociedad con una capacidad desarrollable y libre de las enfermedades sociales y psicológicas. Sin lugar a dudas, la desestabilidad familiar se considera una de las razones principales que provocan una especie de desequilibrio en el tejido de la sociedad.
La familia se enfrenta con tantos desafíos que obstaculizan la vía correcta hacia la rectitud psicológica y conductual de sus miembros. De entre los retos más importantes en este sentido, destacamos al fenómeno de la violencia familiar como uno de los motivos determinantes del extremismo. Este fenómeno se define como el uso de la violencia ejercida por uno o varios miembros de la familia contra otros dentro de la misma, puede ser una violencia contra los hijos, contra la esposa o contra las personas dependientes.
Son varios los motivos que podrían generar la violencia familiar, entre económicos, sociales, culturales e incluso psicológicos. Es lógico que el producto de un ambiente familiar inestable e inundado por los enfrentamientos domésticos, por la violencia verbal y física, constituya un terreno fértil y hábil para recibir al extremismo como estilo de vida.
Por medio del seguimiento diario y constante del Observatorio de al-Azhar contra el Extremismo respecto a los motivos del surgimiento del extremismo, aparte del análisis de los fenómenos sociales y psicológicos conducentes a su proliferación, resulta que el fenómeno de la violencia familiar tiene una relación estrecha con el extremismo a nivel intelectual o conductual, a medida que, en muchas ocasiones, constituye uno de los componentes esenciales de la personalidad extremista.
Por otro lado, el matrimonio de menores y el maltrato a la mujer o a los hijos, sobre todo en la etapa de la infancia, se consideran las facetas más conocidas de la violencia familiar. En este contexto, un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas refiere a que alrededor de cuarenta mil chicas menos de 18 años se casan diariamente, lo que equivale un caso de matrimonio de una menor cada dos segundos, además se encuentra una de cada 3 mujeres que sufre una agresión física o sexual durante su vida. Por lo que antecede, existen varios casos de fugas del hogar cónyuge por parte de la mujer y las menores casadas, lo que facilita el trabajo de los grupos extremistas en lo que se refiere a su adoctrinamiento dándoles unas promesas falsas.
Un estudio experimental realizado por algunos investigadores estadounidenses de la Universidad de Nebraska y publicado en 2015 afirmó que existen varios factores no ideológicos que se acumulan con el paso del tiempo, a partir de la infancia, que conducen algunas personas a mantener los comportamientos violentos, incluso la radicalización violenta, entre dichos factores se distingue la violencia familiar. Dicho estudio declara que 45 % de los antiguos radicales afirmaron, que durante su infancia, habían sufrido una agresión física, mientras que 21% fueron víctimas de agresión sexual y el resto ha sido objeto de descuido y maltrato domésticos. En las conclusiones del estudio se afirma que el 35% de los casos de la violencia familiar se reanuda a la falta del estímulo religioso dentro de la familia.
Los grupos extremistas, sobre todo “Daesh”, percatan de la importancia del rol de la familia respecto a la educación y construcción de la personalidad, por lo tanto, los padres que unieron a las organizaciones radicales se consideran una herramienta eficaz cuando empiezan a educar a sus hijos, desde muy niños, los principios extremistas y violentos.
Los niños que crecieron en las escuelas de “Daesh” y se acostumbran a llevar las armas serán futuros líderes del extremismo que transmiten las mismas ideas que recibieron de sus padres y sus antecesores. Todas las estadísticas y estudios justifican la vinculación estrecha entre el extremismo y la violencia familiar.
El Observatorio de al-Azhar no escatima ningún esfuerzo a esclarecer las bases auténticas del islam y sus verdaderas enseñanzas que llaman a la tolerancia y repudian todo tipo de violencia o agresión contra las personas dependientes. En este sentido, el Observatorio no se limita a las publicaciones que corrigen las ideas a través de enfrentarse a las de los grupos extremistas sean en redes sociales o en sus propias plataformas cibernéticas, sino que hace tantas visitas de campo en el marco de las campañas de sensibilización para concienciar a los jóvenes y menores contra las ideas extremistas y desviadas.
Dichas visitas tienen como objetivo los lugares que contienen un gran número de esta clase social, que incluyen a clubes, escuelas, universidades, tanto en Egipto como en todo el mundo, a través del Programa de Caravanas de Paz, patrocinado por Prof. Dr. Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de al-Azhar. Durante estas visitas, los miembros del Observatorio hacen hincapié en la necesidad de combatir contra las razones conducentes al extremismo, como uno de los desafíos tan peligrosos que la sociedad enfrenta en la actualidad.
Asimismo, todas las instituciones, tanto gubernamentales como civiles, tienen que aunar los esfuerzos para acabar con las semillas del radicalismo, empezando por la reactivación del rol de la familia en este sentido como promotor del progreso de la sociedad.
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