Discurso del Gran Imán en el encuentro de "Bases de la paz en las religiones", pronunciado en la Universidad de Münster

  • | Friday, 18 March, 2016

Los titulares:
- Si dejamos crecer al terrorismo intercontinental, el resultado inevitable será el retorno de la humanidad a la barbaridad y al caos.
- En las nuevas guerras, la lucha armada no se dirige a un enemigo externo, sino a los compatriotas, después de despertar la discordia y tensión sectaria.
- Los beneficiarios de la guerra han sobresalido en aprovecharse de la religión como un combustible para la guerra y la destrucción.
- Derrocar los regímenes autoritarios no exige bombardear a los pueblos o destruir las casas.
- Las religiones no nacieron hoy y siempre se han convivido en paz con el Islam en la sombra de la civilización islámica sin haber sufrido ningún daño por ser diferentes.
- Miro por todos lados del mundo y el único lugar de fragor de armas y derramamiento de  sangre que veo es la región árabe e islámica.
- La ONU que se fundó para mantener seguridad y paz internacionales puede contribuir en contener los problemas en Oriente Medio.
- El Islam, y todas las religiones, no puede ser la fuente de este infierno que arde en nuestro mundo.
- Tenemos que buscar las causas de la falta de paz en el comportamiento de las potencias actuales que no tienen inconveniente en inventar un enemigo contra el que lucha fuera de sus tierras.  

Texto del Discurso

En el nombre de Dios, el Clemente y el Misericordioso
Estimadad Dra. Ursula Nelles, rector de la universidad de Münster,
Señores profesores,  
Hijos e hijas estudiantes de la universidad
¡La paz sea con todos ustedes!
Les saludo a todos, y doy las gracias a la Dra. Nelles por invitarme a esta reunión científica para que hable y escuche a ustedes tratando un caso muy importante para nuestro mundo actual: la paz regional e internacional y la protección de las civilizaciones humanas del terrorismo intercontinental, fenómeno que si le dejemos crecer, el resultado inevitable sería el retorno de la humanidad a la barbariedad y al caos.    
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Permítanme presentar mi visión poco convencional  del tema, que se ha compuesto por mi continua preocupación por la "paz", moción que hemos perdido en los últimos años en nuestro mundo árabe.  
Su interlocutor, señoras y señores, representa una generación entera que atestiguó duros tiempos de guerra continuada. A lo largo de los 70 años de mi vida no disfruté de la paz. A los diez años, viví hechos horribles de los que no quiero acordarme, me refiero a la agresión de los tres países contra Egipto en 1956. Diez años después, estalló la guerra del año 1967, que duró cinco años de la desesperación. Perdimos Sinaí y sufrimos una economía de guerra, que apenas satisfacía las necesidades esenciales. Nunca puedo olvidar la destrucción de un colegio con todos los estudiantes adentro.  
Luego, tuvo lugar la guerra de liberación en 1973, con la que saboreamos la victoria y empezamos a pensar que el Oriente árabe ya entró a un época de estabilidad y desarrollo, pero de pronto nos sorprendió otro tipo de guerra, una lucha armada que no se dirige a un enemigo externo, sino a los mismos compatriotas, después de haber pavimentado el camino con los focos de tensión sectaria, y haber exportado las armas a ambas bandas.  
Resultan incomprensibles las causas de esta destrucción que sufre la mayoría de los países de la región. Derrocar los regímenes autoritarios no exige bombardear a los pueblos y convertir sus casas en ruinas, matando a los niños y mujeres. Las sectas religiosas no nacieron hoy; son tan antiguas como el mismo Islam. Siempre se han convivido en paz bajo la sombra de la civilización islámica, sin causar ningún daño a los demás por ser diferentes, sino que formaron un elemento esencial en la prosperidad y riqueza de nuestra comunidad.
Resulta incomprensible también interpretar el motivo de la coincidencia del estallido de estas guerras en una sola zona y entre los ciudadanos de una sola patria sin contar con los otros pueblos.
Me he fijado alguna vez en el mapa del mundo, y me puse a averiguar las regiones de conflicto armado y a las personas que sufren las consecuencias de las guerras que les obligó a abandonar sus patrias para buscar refugio en otros países, y al final no he encontrado estas tragedias sino en la zona de los países árabes e islámicos.
Entonces se me ocurrió una pregunta: ¿Acaso pasó nuestra región por circunstancias o cambios que provocaron tales guerras que estallaron y siguen estallando hasta el momento? ¿Es verdad que las revoluciones, de hoy, que acabaron con los regímenes pueden ser el pretexto del estallido de las guerras internas dentro de los países árabes? Aún tengo muchas preguntas en busca de lógicas respuestas, pero sin encontrar ninguna. La única certeza que mantengo, en el medio de estas preguntas tan confusas, es que el Islam, o las religiones en general, no pueden estar, de ninguna manera, por detrás de esta catástrofe incontrolable, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, que los que tienen intereses en estas guerras tuvieron el éxito en usar el nombre de la religión para garantizar el estallido de la guerra y mantener la devastación y la destrucción en dichos países para siempre.
Señores profesores, no quiero prolongar mi discurso en contarles estos sucesos tan trágicos que vive el Oriente Medio, ya que ustedes están al corriente de todo, quizás más profundo y más preciso de lo contado, sino quiero decir que no es correcto que busquemos los motivos de la pérdida de la paz en las enseñanzas de las religiones celestes, sino debemos buscarlos en las condiciones políticas y en sus contradicciones al nivel mundial y territorial, en las políticas del dominio mundial, y en los sistemas económicos carentes de valores morales, cuyos filósofos y teóricos no tienen ningún problema en hacerles feliz a una minoría de los seres humanos a expensas de la inmensa mayoría, y destinar la riqueza, la ciencia, el desarrollo y la prosperidad al Norte, mientras la pobreza, la enfermedad, la ignorancia las concentren en el Sur.
Tenemos que buscar a las causas de la ausencia de la paz en la región que se encuentra entre ambas orillas del mediterráneo, que vive en el medio de un desequilibrio estandarizado. Hay que buscarlas en las grandes civilizaciones contemporáneas que no tardan en inventar un falso enemigo para encontrar un pretexto que les permitan producir las guerras lejos de sus territorios y alcanzar la unión y la paz interna de su sociedad. Las negativas consecuencias de aquellas complicaciones internacionales a las que hemos referido asumen toda la responsabilidad de los sufrimientos del mundo árabe e islámico. La organización de las Naciones Unidas que fue establecida con el fin de mantener la paz y la seguridad internacionales, tiene la posibilidad de contribuir en contener y solucionar los problemas del Oriente Medio.
Señores, discúlpenme por mi sinceridad que posiblemente ha superado lo convencional en los discursos de este tipo, mi pretexto es por hablar delante de compañeros y ulemas cuyos métodos en averiguar las cuestiones espinosas no les permiten escoger algunas hipótesis y dejar otras para llegar a la conclusiones correctas. Por este motivo les he hablado francamente, además porque esta opinión es la de la mayoría inmensa de los intelectuales en el Oriente y la que emiten los medios de comunicación y las redes sociales como si fuera un caso aprobado por unanimidad:
En cuanto a las bases de la paz en las religiones, no tengo que decir más de lo que ya he repetido muchas veces en los congresos de diálogo interreligioso en las capitales de Europa, América y Asia a lo largo de quince años. Puedo resumir mi modo de pensar en este asunto, que parte de mi religión, en los siguientes puntos:
1. Las religiones fueron reveladas con el único propósito de guíar a los humanos al camino de la felicidad, enseñarles los valores del bien y que el humano es el represntador de Dios en la tierra, por lo que es prohibido derramar su sangre. Si les llega que haya una religión que permita matar y violar los derechos, tiene que haber una falsificación en la interpretación de esta religión.
2. Los musulmanes creemos que el Islam no es una religión ajena a las  otras religiones reveladas como el Cristianismo y el Judaísmo, sino que el Corán nos enseña que la relegión divina es una sola doctrina llamada "islam", que en árabe significa la sumsión a Dios. Lo que nosotros denominamos "religiones" no es nada más que unos eslabones  de  mensajes de Dios que componen la cadena de la única religión.    
De ahí, vemos que el Islam coincide con los mensajes anteriores en las bases y en los valores morales. Creer en los otros profetas y los libros revelados a ellos es una parte inseparable de la fe en Muhammad –la paz y las bendicones de Dios sean con él- y en el Corán.
El Corán nos dice que la ley que Dios ha revelado a Muhammad es la misma de Noé, Moisés y Jesús, lo que nos muestra la apertura evidente del Islam a las otras religiones, sobre todo la cristiana.  
3. En el Corán se mencionan tres realidades coplementarias sobre la relación del Islam con las otras religiones. La primera de ellas es que la voluntad de Dios es que la gente sea diferente en la religión, el color, la lengua y la raza. Esta diferencia no se acabará nunca. La segunda, que parte de la primera, es que siendo el caso así, la única manera de comunicación entre estos grupos diferentes es el reconocimiento mutuo; el Corán describe la relación que debe existir con el término de "reconocer" (49:13).
La conexión entre estas dos realidades es lógica. No se puede imaginar que Dios haya creado a la gente diferente para luego permitir que se peleen entre sí.
Quiero subrayar aquí una verdad histórica de que los muslmanes nunca portaron la espada frente a los demás por abrazar una religión diferente, excepto cuando éstos se convirtieron en un enemigo que luchaba contra los musulmanes, y en este caso la agresión fue por reciprocidad no por la diferencia religiosa. En cuanto a la tercera realidad que se relaciona con las otras dos es la libertad de religión que el Islam garantiza protegerla. Les recuerdo de dos aleyas del Corán: “así pues el que quiera creer, que crea; y el que quiera negarse a creer que lo haga” (18:29) “No hay coacción en la práctica de Adoración, pues ha quedado claro cuál es la buena dirección y cuál el extravío" y de un dicho del Profeta: "“cualquier judío o cristiano que no quiera convertirse al Islam, que no se obligue a hacerlo".
4. El Corán determina que Dios ha enviado a Muhammad como una misericordia para todo el mundo; no solamente para los musulmanes, sino para todos los humanos, los animales, las plantas y los objetos. Dice el Corán: “Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos”.  El Profeta se refiere a sí mismo así: “Oh, gente. Soy una misericordia otorgada (por Dios)”.
No nos cabe el tiempo para demostrar el comportamiento excepcional del Profeta con estos mundos; pero me basta señalar sus mandamientos de prohibición de matar a los mayores, los niños y a los menores de los enemigos en la guerra, de matar a sus animales excepto lo menos suficiente para comer, de destruir sus viviendas o sus plantas o de asustar a sus abejas.  
Lo más extraño es que la lección de misericordia hacia el humano, el animal, las plantas y los objetos venga en una situacíon en la que normalmente no se habla de ternura; la de guerra. No obstante, "la misericordia otorgada" es para todo el mundo, incluso los enemigos. Este profeta compasivo nos contó una vez que una mujer entrará al infierno por haber encarcelado a una gata y no dejarla alimentarse, y que un hombre entrará al Paraíso por haber dado agua a un perro en un día caluroso.  
5. Las enseñanzas del Noble Corán no se limitan a vincular el Islam con la paz a base de la misericordia, dejando a los musulmanes la libertad de elegir entre tener, o dejar de tener, este valor eminente. El concepto de la paz se ha repetido en el Corán notablemente hasta que el Islam y la paz se convirtieron en una sola moneda, cara y cruz. La palabra paz y sus derivaciones fueron mencionadas en el Corán 140 veces; mientras la guerra y sus derivaciones, seis veces solamente. De ahí, es normal que el Islam apruebe el principio de la paz como una referencia para las relaciones de los musulmanes con los no musulmanes, y que la filosofía del Corán no llame a combatir contra los no musulmanes que no nos ataquen.
Señores profesores, ¿cómo se puede aplicar el concepto de la paz, mencionado en la religión, a esta realidad tan complicada?  Hay que crear la paz primero entre los ulemas y sabios de todas las religiones. Es un gran problema que necesita un diálogo para intensificar las coincidencias que existen entre las religiones. Si los sabios y los hombres de religión no mantienen una buena relación entre sí, no serán aptos para predicar la  paz entre la gente.
Ahora necesitaría escucharles para saber cómo se puede aplicarlo.
Gracias por su tiempo,
Que la paz, la misericordia y la bendición de Dios sean con ustedes
Ahmed Al Atyeb,
Imam de Al Azhar

 

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