Discurso del Parlamento Alemán

  • | Thursday, 17 March, 2016

Prof. Norbert Lammert, presidente del paralmento alemán,
Señoras y señores miembros del Bundestag,
Señores presentes,
¡La paz sea con ustedes!

Permítanme antes de todo darles las gracias más sinceras por posibilitarme esta oportunidad a estar entre ustedes y a dirigir una palabra al pueblo alemán desde la sede de su Parlamento.
Estoy muy contento por estar en el edificio histórico del Bundestag, cuyas paredes albergan la memoria de unos eventos que han sido un punto de inflexión en el curso de la historia. Este parlamento ha podido superar las crisis políticas, económicas y sociales y convertir a Alemania en un país avanzado y un modelo del desarrollo basado en los valores de libertad, justicia e igualdad.
En esta ocasión quiero saludar a la señora Canciller Ángela Merkel. En nombre de Al-Azhar apreciamos su actitud noble y humanitaria hacia los hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra en Oriente, a pesar de la presión que se enfrenta. El nombre de esa gran mujer se escribirá en la historia con letras de oro. Al-Azhar ya había publicado un comunicado de agradecimiento a la Canciller por su tolerancia hacia el Islam al participar en las manifestaciones en Berlín contra la islamofobia, ratificando lo que dijo el ex presidente alemán Christian Wulff que “Islam es uno de los componentes de Alemania”.
Que me permitan presentarme como un musulmán que se ha dedicado a estudiar y entender el Islam como Dios quiere y como lo había entregado el Profeta Muhmmad… No pertenezco a ningún partido, corriente o ideología derechista o izquierdista; soy un musulmán que ama a toda la humanidad y que me interesa la causa de paz en todos sus aspectos religiosos, sociales y universales; la busco y la espero por todos los humanos, sean cual sean sus nacionalidades, razas, religiones y sectas.
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Estimados señoras y señores,     
No he venido aquí para predicar o alabar el Islam, sino lo he hecho por pedir su justicia para esta religión que merece la defensa contra unas acusaciones de las que es totalmente inocente y que se le están imponiendo por la culpa de una minoría delincuente que ha malinterpretado el Islam y lo ha presentado a los demás como  una religión sangrienta que pretende arruinar la civilización.
Esta religión, señores, -como saben- está vinculada a las religiones reveladas con un lazo irrompible; los musulmanes creemos que tanto el Corán como la Torá y la Biblia se han revelado como guía y luz para la gente, y que lo posterior ratifica y completa lo antecedente. Nuestra fe islámica en el Profeta Muhammad- la paz y las bendiciones de Dios sean con él- y en el Corán no es aceptada sin creer en estas escrituras celestiales, en Moisés, Jesús y todos los otros mensajeros de Dios. El Corán dice: “Cierto que los que han creído, los que siguen el judaísmo, los cristianos y los sabeos, si creen en Allah y en el Último Día y actúan rectamente, tendrán su recompensa ante su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán” (2:26).
Las alegaciones de que el Islam es una religión do guerra o de “espada” son erróneas; la palabra “espada” no se menciona en el Corán ni una sola vez. Los musulmanes creemos que Dios ha mandado a Muhammad como una misericordia para todo el mundo; no solamente para los musulmanes, sino para todos los humanos, los animales, las plantas y los objetos. Dice el Corán: “Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos”.  El Profeta se refiere a sí mismo así: “Oh, gente. Soy una misericordia otorgada (por Dios)”. Quien entienda las enseñanzas del Profeta fuera del marco de la misericordia y la paz globales, es inconsciente de los mandamientos de esta religión.
El Islam prohíbe luchar contra los musulmanes que rechazan el Islam o cualquier otra religión, ya que Dios creó a los musulmanes como a los no musulmanes: “Él es Quien os ha creado. Y entre vosotros unos son incrédulos y otros creyentes” (64:2). No creó a los no musulmanes para luego ordenar matarlos y exterminarlos. Es una necedad que la sabiduría humana, a no decir la divina, no acepta. La libertad de religión está garantizada por el texto explícito del Corán: “así pues el que quiera creer, que crea; y el que quiera negarse a creer que lo haga” (18:29) “No hay coacción en la práctica de Adoración, pues ha quedado claro cuál es la buena dirección y cuál el extravío” (2:256)
Se cita en  la constitución que mandó el Profeta a Yemen “cualquier judío o cristiano que no quiera convertirse al Islam, que no se obligue a hacerlo”. En toda la historia de los musulmanes no se registra un solo caso en el que los musulmanes hicieron a los no musulmanes elegir entre abrazar el Islam o la espada; sino que siempre aceptaban las religiones y tradiciones de los diferentes pueblos y no tenían ningún conveniente en convivir y mezclar con ellos.
La Yihad (luchar por la Causa de Dios) en el Islam no se limita al enfrentamiento armado, sino que la Yihad mayor en el Islam es resistir al diablo y a los malos deseos del alma. También se incluye como yihad todo esfuerzo que se hace por el beneficio de la gente, sobre todo el empeño de apoyar a los necesitados y erradicar la pobreza, la ignorancia y las enfermedades.
El Islam no ordena a los musulmanes a practicar la lucha armada excepto en un solo caso: el de defenderse contra los enemigos, que es un tipo de lucha aprobado por todas las civilizaciones y religiones. Es equivocado, mejor dicho falso, lo que se alega sobre que la yihad islámica signifique portar armas para perseguir y exterminar a los no musulmanes. Lamento tanto que esta interpretación errónea a la religión y a los textos islámicos se propague.
La religión del Islam se basa en los principios de justicia, equidad, libertad y dignidad. El Profeta del Islam ha anunciado el principio de equidad entre toda la gente en una era en la que la humanidad todavía lo ignoraba y no lo podía asimilar porque era una sociedad que sólo reconocía la jerarquía. Sin embargo, el Profeta lanzó su llamada gloriosa: “sois todos iguales como las púas del peine". No habían pasado diez años desde la muerte del Profeta cuando increpó el segundo califa Umar Ibn Al-Jattab a uno de sus diputados: “¡¿Desde cuándo son vuestros esclavos gente que nació libre?!”
Creo, señoras y señores que aquí en Europa tienen leyes y códigos parecidos al código islámico en este respecto, especialmente los de mantener y guardar la dignidad, la libertad, la justicia y la equidad al ser humano sin considerar su pertenencia religiosa o étnica.
En este contexto quiero pedirles a mis correligionarios musulmanes que viven y son parte inseparable de Europa que se cuiden de los valores de las sociedades que los albergan, que presenten ejemplos semejantes de la tolerancia y las buenas cualidades morales del Islam que respeta al otro, sea cual sea su religión o su raza, y que siempre recuerden la aleya coránica que dice: “Allah no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan hecho abandonar vuestros hogares. Es cierto que Allah ama a los equitativos” (60:8).
Cuanto quisiera que todo musulmán que viva en Europa escriba esta aleya en un cartel y lo ponga en su despacho, su almacén o en la interfaz de su celular. Recordad siempre que el Corán utiliza el mismo término de “buen trato” con los padres para determinar el modo de actuar con los no musulmanes pacíficos y que la justicia y la lealtad es el deber del musulmán tanto hacia su hermano musulmán como a su hermano humano.
En cuanto a la mujer en la legislación del Islam, comparte tanto los derechos como los deberes con el hombre. Al respecto, el Profeta dijo: (las mujeres son hermanas de los hombres). Señores, no se les ocurra que el motivo de la marginación que sufre la mujer en Oriente se debe a las enseñanzas del Islam, sino a seguir unas enseñanzas contrarias a las del Islam, preferir costumbres y hábitos que no tienen nada que ver con el Islam y dar prioridad a dichos hábitos sobre las sentencias de la legislación islámica. La comunidad musulmana ha perdido gran parte de sus energías creativas y productivas, al permitir la marginación del papel que desempeña la mujer y excluirla de las posiciones de influencia en las sociedades orientales.
Señoras y señores,
El pluralismo y las diferencias que se encuentran entre los seres humanos forman parte de la naturaleza establecida por el Noble Corán, y por la cual se estableció la ley de las relaciones internacionales en el Islam; es la ley de conocerse que exige el principio del diálogo con quienes están, o no están, de acuerdo. Esto es lo que el mundo actual necesita para salir de sus crisis asfixiantes. De ahí resulta difícil que el musulmán imagine que la gente y los pueblos se unen por una sola religión o una sola cultura, porque la voluntad de Allah ordena que los seres humanos sean distintos incluso en las huellas de los dedos. Allah, Alabado sea, dice: (Si tu Señor hubiera querido habría hecho que los hombres fueran una única comunidad. Sin embargo no dejarán de ser contrarios unos a otros). El musulmán no tiene la menor duda de que ningún poder o civilización pueda cambiar la voluntad de Allah respecto a las diferencias que existen entre los seres humanos, y cree que sería una tontería pretender unir a la gente alrededor de una sola religión o una cultura central.
Es lógico que el Islam se abra, notablemente, a los cristianos y judíos y crear puentes de convivencia en común y paz mutua, que conduce a la aprobación del casamiento de un musulmán con una judía o cristiana, que pueden mantener, a la vez, su religión.  En este caso, no se le permite al marido que impida a su mujer irse a la iglesia o a la sinagoga o que le prohíba cumplir sus cultos en el hogar.
Señores diputados, tal vez, algunos de ustedes se susurran declinando lo que estoy diciendo o se preguntan: Si el Islam y los musulmanes tienen esta imagen tan brillante, entonces ¿cómo surgieron los movimientos armados del Islam, como Isis y sus hermanas quienes matan, destruyen y decapitan en nombre de Allah, del Islam y de la legislación? ¿Acaso estas imágenes inhumanas tan horribles destruyen lo que he dicho sobre el Islam como una religión de paz, de hermandad humana y de compasión entre la gente?
La respuesta es que si cada religión celeste se juzga por los crímenes de asesinato y exterminio que cometen algunos de sus adeptos, todas las religiones serán rodeadas por los delitos de violencia y terrorismo. Los terroristas que cometen crímenes en nombre de las religiones no representan dichas religiones, sino, en realidad, son traidores de las enseñanzas de la religión que ellos mismos pretenden luchar en aras de ellas.
Las religiones se entienden a partir de sus enseñanzas divinas y de los hechos de los profetas que recibieron dichas enseñanzas y las transmitieron a la gente predicándoselas: así fue el mensaje del profeta Muhammad, y el de Jesús, Moisés y todos los mensajes celestes que fueron enviados a la humanidad.
El mundo islámico entero ha condenado el terrorismo, que sufrimos todos en la actualidad al nivel popular y gubernamental; Al Azhar, las Iglesias, las universidades, los intelectuales, entre otros. Tanto los musulmanes como los no musulmanes tenemos que estar unidos para luchar contra el extremismo, el terrorismo y las injusticias enteras y  hacer los máximos esfuerzos mediante la mutua cooperación para acabar con esta epidemia mortal.
El terrorismo no distingue entre sus víctimas siempre que no crean en sus ideologías e ideas extremistas. Si, aun, se encuentran unas personas que siguen pensando que el Islam justifica los crímenes terroristas, tendrán que recordar que los musulmanes, ya sean hombres, mujeres o niños, son los que pagan el triple del precio de este terrorismo. Entonces, ¿cómo se puede atribuir al islam aquellos asesinos de los cuales el Islam y los musulmanes son inocentes?
En cuanto al terrorismo que pudo extenderse por todos los rincones del mundo, resulta inevitable que Oriente y Occidente tengan una verdadera apertura entre las religiones, fomentando, primero, la paz entre los ulemas y hombres de religión. Soy consciente de las palabras pronunciadas, hace poco tiempo, por parte del teólogo Hans Kung en las que había declarado que "no se puede encontrar la paz entre los pueblos si no hay paz entre las religiones". Son las mismas palabras que había pronunciado el ex gran imam de Al-Azhar Mohamed Mostafa Al-Maraghy en Londres (1936) al llamar al compañerismo universal y el entendimiento mutuo entre la civilización occidental y la islámica.
Señoras y señores, permítanme decir que cuando hablo sobre sus sociedades con entusiasmo,  señaalando que sus politicas se basan en la igualdad, la democracia y el mantenimiento de los derechos humanos, algunos me preguntan sorprendidos: si es cierto lo que dices sobre los pueblos europeos, ¿por qué no notamos nada de los occidentales en muchas situaciones respecto a los paises islámicos? La inmensa mayoría de los estados árabes no saben del Occidente más que la doble moral y la política de los intereses privados que no toman en cuenta los inereses de los otros pueblos, como lo sucedido en Irak, Libia y otros más. Mi mensaje, o más bien mi ruego, es que trabajen con precaución para cambiar esta visión tan oscura y pesimista. Tal vez empecemos juntos una nueva etapa para fortalecer la paz universal, apagar el fuego de las guerras, detener la derrama de sangre y la huida de las patrias. La solución de la cuestion palestina puede garantizar la paz y estabilidad en la zona. Estoy dispuesto a darles la mano para trabajar juntos y cumplir estos objetivos tan nobles y humanitarios.
Señoras y señores, la democracia que esperamos que prevalezca en nuestros países árabes e islámicos no se puede lograr por la guerra, el choque de civilizaciones, el caos creativo, el derramamiento de sangre o la amenaza de armas; sino por el intercambio cultural entre nosotros y ustedes y el diálogo equitativo, junto a los programas de intercambio educativo, industrial y tecnológico.
Al-Azhar siempre presta gran interés para renovar su discurso y sus programas de estudios, y en los últimos años, intensifica su esfuerzo para realizar esta tarea. No tenemos tiempo para presentar el plan integral de renovación y desarrollo, pero es suficiente saber que los ulemas de Al-Azhar están enfrentando en todas partes los conceptos erróneos- que distorsionan la religión y la aprovechan para llamar a la ciega discordia que permite matar y destruir las patrias. Al-Azhar intenta conseguir este objetivo a través de varios medios, entre ellos, las caravanas de paz que recorren el mundo, llamando a la paz mundial, y protegiendo a los jóvenes de la integración en el epicentro del terrorismo. Así como a través del Observatorio de Al-Azhar en varias lenguas, que prevemos que va a tener gran éxito y difusión en un futuro cercano.
Al-Azhar ha celebrado, asimismo, un congreso en diciembre de 2014, al cual invitó los ulemas musulmanes de chiítas y suníes, los jefes de las iglesias orientales y algunas iglesias occidentales y un representante de los yazidis de Irak. El congreso concluyó con la condena colectiva a todos los grupos armados y milicias que aplican la violencia y el terrorismo, y aterrorizan a personas inocentes.
Los cristianos y los musulmanes en el Oriente somos hermanos que vivimos juntos durante siglos y ambos decidimos a seguir viviendo en un Estado-nación de igualdad y respeto a las libertades. Las agresiones contra los cristianos y otros en nombre de la religión es una desviación de las enseñanzas del Islam. Consideramos que el desplazamiento forzado es un delito que lo condenamos todos. Al-Azhar ha hecho un llamamiento a los cristianos a aferrarse en la patria hasta que se acabe con la ola del terrorismo que todos sufrimos hoy en día.
Al-Azhar condena todas las atrocidades cometidas por los terroristas, de las cuales Costa de Marfil era su última víctima. También queremos ofrecer nuestras condolencias al pueblo alemán por su víctima en este desafortunado incidente.
Señoras y señores, viven en Europa en la actualidad casi 20 millones de musulmanes, la mayoría de ellos nacieron en Europa y se convirtieron en europeos. Yo digo: todas estas personas deben gozar de igualdad con los ciudadanos de origen europeo y no les dejen sentir que sean inmigrantes que vivan al margen de la sociedad, lo que pueda conducir a la falta de lealtad a la comunidad a la que pertenecen, puesto que la lealtad a la patria es «vulnerabilidad» que se mantiene firme en contra de caer en el extremismo y la violencia
Los pueblos del Oriente árabe e islámico consideran que Europa es el socio más cercano de la civilización mediterránea. Por lo tanto, estos pueblos cuentan mucho con Europa para lograr su avance y desarrollo científico, y solo se puede alcanzar esto con la fértil cooperación y respeto de la voluntad de los pueblos a elegir su propio destino y trazar su propio futuro.
Una vez más repito lo que dije antes de que Al-Azhar llega sólo para estrechar la mano con ustedes, y con la Unión Europea a través de ustedes, con el fin de establecer las relaciones de fraternidad humanitaria y la paz mundial entre Oriente y Occidente en general, y entre Al-Azhar y los ciudadanos musulmanes de Europa, a los que dirige mis últimas palabras de este discurso ante este antiguo Parlamento que representen un modelo humanitaria de la religión islámica y su Profeta, que fue enviado como una misericordia para toda la criatura y no solo para los musulmanes.
Al-Azhar está dispuesto a ofrecer materiales de estudio que protejan del extremismo y de la desviación y que los ayudan a representar su religión islámica como una religión válida en todo tiempo y lugar. Recuerden que su religión que ha participado en la iluminación civilizada y humana de Europa, cuyo eco todavía suena en los pasillos de las universidades europeas. Nos basta lo que dijo el escritor alemán Goethe, y antes el crítico de teatro Liseng sobre el Islam y la civilización musulmana.
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Mi discurso se ha prolongado, pero es porque he venido aquí con el corazón lleno de esperanza, que también la tienen 1700 millones de musulmanes, de convivencia pacífica y dialogo intercultural entre Occidente y Oriente. Este noble parlamento es totalmente capaz de convertir este anhelo en verdad. Un consejo que representa a un pueblo que  concede a la libertad y la democracia una sincera apreciación que nos plantea a todos un sentimiento de confianza en Alemania y que nos empuja a esperar relaciones fuertes con este país en el futuro.    
La paz sea con ustedes
Ahmed Attaybe, Gran Imán de Al-Azhar.                                                           

 

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