No cabe la menor duda de que la fraternidad humana es uno de los valores imprescindibles para el desarrollo y la prosperidad de las sociedades humanas. Pues, Tanto las religiones celestiales como las leyes internacionales apoyan e incitan a respetar a todos los principios que garantizan la fraternidad humana entre todos los miembros de la misma sociedad sin tener en consideración raza, color, religión, sexo, origen de nacionalidad o edad en aras de establecer la paz, la seguridad y la convivencia mutua que todos anhelamos, hoy en día, en el mundo entero. De ahí, surge la vital importancia que brinda la cuestión de fraternidad humana que se ha convertido en el punto de mira de los líderes políticos y religiosos que se preocupan por el bienestar de sus pueblos y el de la humanidad entera. Pues, es un concepto universal que debe compartir la humanidad, pueblos y gobiernos, con el fin de llegar a los mejores resultados de convivencia mutua y permanente entre todos los seres humanos sean de la misma sociedad o de otra. Ya que, la fraternidad humana no sabe fronteras y puede alcanzar sus metas y propósitos cuando y siempre la gente se empeña en ponerlo en práctica a través de superar los desafíos y problemas que podrían dañar el horizonte de los países y el de los pueblos.
En este sentido, la fraternidad humana se representa claramente en varios aspectos de nuestra vida cotidiana y las religiones, mediante sus enseñanzas tolerantes, ayudan a promover el proceso de dicha fraternidad. De tal forma, nos proponemos destacar la fraternidad humana desde una perspectiva islámica, por un lado, y por otro a fin de mostrar las enseñanzas divinas que llaman a la unión incondicional entre los seres humanos que asumen la responsabilidad de cumplir dichas enseñanzas.
El Islam ha puesto los cimientos de la fraternidad humana sobre la base de igualdad entre todos los seres humanos. A este respecto, Al-lah, Alabado sea, dijo: (¡Hombres! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Al-lah, el más noble de entre vosotros es el que más Le teme. Al-lah es omnisciente, está bien informado) (Corán, 49:13). Pues, la diversidad de pueblos tribus debe ser uno de los factores del conocerse, y que la diversidad de raza y de color de piel es uno de los signos divinos tal como fue descrito en la aleya siguiente: (Y entre Sus signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ello signos para los que saben.) (Corán, 30:22). Así que, todos somos iguales ante Al-lah y la preferencia depende de nuestras obras que llevamos a cabo con nuestras propias manos. Por esto, más vale establecer los principios de igualdad y justicia entre nosotros, que incurrir a las discordias y diferencias que no podrían conducirnos sino a las guerras y conflictos continuos. Asimismo, el Sagrado Corán destaca, a menudo, el origen común al cual pertenecen todos los seres humanos, (¡Hombres! ¡Temed a vuestro Señor, Que os ha creado de una sola persona, de la que ha creado a su cónyuge, ¡y de los que ha diseminado un gran número de hombres y de mujeres! ¡Temed a Al-lah, en Cuyo nombre os pedís cosas, y respetad la consanguinidad! Al-lah siempre os observa) (Corán, 4:01). Pues, el versículo coránico no hace diferencia alguna a ningún grupo ni a unos miembros específicos, sino que les hace recordar, a todo el mundo, que nosotros los seres humanos pertenecemos a los mismos padres; Adán y Eva, y formamos una sola familia y que todos somos hermanos bajo el marco de la fraternidad humana. Además, incita a estrechar las relaciones entre los pueblos y construir puentes educativos capaces de garantizar la fraternidad humana entre los seres humanos.
De la misma manera, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, afirmó, en más de una ocasión, la importancia de los valores de igualdad y advirtió de cualquier tipo de agresiones o injusticias entre los seres humanos en aras de establecer el principio de la fraternidad humana. Prueba de aquello, fueron los acuerdos y pactos acordados entre los musulmanes y los judíos de Medina, cuyos artículos representan el núcleo de los derechos humanos que las organizaciones mundiales, en la actualidad, se preocupan por declararlos para encontrar el equilibrio apropiado entre los pueblos. 

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