La cuestión de las retornadas de los países de conflicto a España, y a toda Europa, se añade a las preocupaciones que resultan del fenómeno del terrorismo. En el Observatorio de Al-azhar hemos seguido e incluso hemos predicho este problema, porque es la consecuencia más lógica en la que se encontrarían unas personas que abandonaron sus países para unirse a una entidad terrorista que no es un Estado ni mucho menos islámico. 
En este artículo tratamos el dilema que enfrenta Europa con los retornados de ISIS, precisamente el elemento femenino, que en su mayoría son mujeres jóvenes con niños de nacionalidades europeas. Ellas han mostrado su deseo de volver con sus hijos a sus países de destino, pero se desconoce si dicho deseo de retorno trata de un verdadero arrepentimiento o, por el contrario, es una maniobra para retornar con la intención de reclutar a otros elementos. A este respecto, hay que ser muy prudentes en nuestros juicios y estudiar a estas retornadas caso por caso.
El dilema de los niños retornados no es menos complicado, porque a estos se les añade el factor de la conciencia: un niño de 8 años que ha pasado toda su vida en un entorno bélico o violento, no se puede considerar como un posible terrorista, pues sigue siendo un menor que necesita rehabilitación y no acusaciones de terrorismo.
Ahora nos interesa señalar las razones por las creemos que esas mujeres se marcharon. Creemos que muchas mujeres musulmanas en Europa sufren un conflicto de identidad. Porque si las libertades ahí son más garantizadas que en otros países de oriente, lo espiritual y lo emocional se retrocede a un segundo plano, y es por ahí que se infiltran los reclutadores, que no solo son hombres, pero también otras mujeres de las filas del ISIS, que convencen a esas mujeres que en las tierras de su “Estado” se van a encontrar con un sistema de gobierno en el que vivirían como reinas, con un príncipe azul, que les ame a ellas y a Dios, al que sirve lealmente defendiendo de la religión islámica. Una joven sin suficiente experiencia vital y con una excesiva emoción religiosa caerá fácilmente presa a esas llamadas manipuladoras. No será de sobra subrayar que ni la conversión de la mujer al islam ni los textos islámicos son responsables de esa marcha, porque en el mundo entero hay mujeres musulmanas que no se dejan engañar por la propaganda de Dáesh, porque estudian el islam de sus fuentes correctas, y es eso, efectivamente, nuestra propuesta a erradicar este problema: que en Europa se abran las puertas a los portavoces del islam moderado, a niveles oficiales y públicas. En la institución de Al-azhar contamos con investigadores y profesores capaces de asumir este papel, con entendimiento correcto de la religión y suficientes saberes lingüísticos y culturales que les habilita a participar en los esfuerzos internacionales a poner fin a los grupos terroristas y a los problemas que generan y perturban tanto al viejo continente como a nuestros países.