El Centro de Fetuas de Al-Azhar arroja luz sobre Al Kad wa AL-SAYA ...

  • | Tuesday, 22 February, 2022
El Centro de Fetuas de Al-Azhar arroja luz sobre Al Kad wa AL-SAYA ...

El Centro de Fetuas de Al-Azhar arroja luz sobre Al Kad wa AL-SAYA (el derecho que se le debe a la mujer de la herencia de su esposo difunto por su esfuerzo y trabajo en el crecimiento de los bienes de él) 

 

La institución de Al-Azhar desempeña un importante y precursor papel en pulir la tradición islámica, renovar las ciencias y cuestiones religiosas, y mantenerse al tanto de las circunstancias del momento; dentro de un marco equilibrado que combina las necesidades de la gente y la esencia de la religión sin disociarse de sus fundamentos.

El Gran Imán de Al-Azhar subrayó la necesidad de garantizar el derecho que se le debe a la mujer de los bienes de su marido difunto por su esfuerzo y trabajo en el crecimiento de dichos bienes, en un programa televisivo durante el mes de Ramadán titulado “El Imán Attayeb”. Un años después, Al-Azhar reiteró esa reivindicación en el comunicado final de la Conferencia sobre la Renovación en 2020 que estipula: “hay que compensar a las personas que hubieran participado en el desarrollo del capital familiar, como la esposa que comparte  su propio dinero con el de su esposo, o los hijos que trabajan con sus padres en el comercio o cualquier otro negocio: antes de dividir la herencia se le debe restar la parte que les corresponda si es conocida, y si no, se debe calcular o estimar aproximadamente por los peritos.

El derecho que le corresponde a la mujer por el esfuerzo y trabajo desempeñado en el desarrollo del capital del esposo es una fetua islámica tradicional basada en los textos religiosos de la sharía islámica que garantizan los derechos y constatan la independencia económica de la mujer tal y como, entre otros, en el versículo coránico siguiente: “Los hombres obtendrán una recompensa conforme a sus méritos, y las mujeres obtendrán una recompensa conforme a sus méritos” (Corán 04: 32). Además, el califa Omar Ibnul Jattab autorizó que una viuda recibiera una parte de la herencia de su esposo antes de dividirla, y así sentenciaron muchos jueces y alfaquís en todas las épocas, sobre todo los de la escuela jurídica malikí.

A lo largo de su historia, Al-Azhar ha emitido fetuas basadas en los fundamentos que protegen los derechos de quienes hubieran participado en el desarrollo de los bienes. De ahí, la reivindicación de la fetua sobre el derecho de la mujer por su esfuerzo y su trabajo se trata de una restauración de una metodología, ya que observamos varias violaciones de esa metodología en coincidencia con el aumento de la participación de las esposas, que salen al mercado laboral, en el desarrollo de los bienes de sus maridos.

El derecho por el esfuerzo y el trabajo desempeñado por la mujer no es exclusivo a la esposa, sino que se refiere a la recompensa que merecen todos aquellos que contribuyen con su dinero o/y esfuerzo para el desarrollo de la fortuna de alguien, como los hijos y las hijas con sus padres, el sobrino con su tío, etc.

El derecho de la mujer por su trabajo y esfuerzo se aplica cuando esta participa práctica o económicamente con su marido. Las formas prácticas pueden ser el trabajo físico en una empresa o una profesión… y la participación económica, prestarle del dinero regalado a ella o heredado de su padre u otra persona, de su salario, de su dote, de su joyería o cualquier otro dinero que le pertenece independientemente como lo constata el islam

La proporción que corresponde a la mujer de la fortuna de su marido por el esfuerzo realizado no es la mitad ni el tercio, sino que se estima según la cantidad con la que ella participa, más el sueldo de su trabajo, y la esposa tiene la libertad de reclamarla o renunciarse a ella.

El marido justo es quien otorga a su mujer su derecho por el esfuerzo mientras él está vivo, para que ella pueda sumarlo a sus ingresos independientes y él se quede con lo que le pertenece al que se aplicarán las regulaciones de la sharía como el azaque en su vida y la herencia después de su muerte.

La mujer puede convenir con su marido en documentar lo que hace patente la certeza de su derecho en el negocio o el dinero de él antes o después de participar con su esfuerzo o su dinero en el desarrollo de los bienes de él. Pero si no llegan a documentarlo, la prueba se establecerá a base de las reglas generales de evidencia bien conocidas en la sharía, la ley y la tradición.

El hecho de que la esposa reciba el derecho que se le debe por su trabajo y esfuerzo de la fortuna de su marido no está relacionado con la terminación del matrimonio por, la separación o la muerte del marido. Más bien, es un derecho otorgado a la mujer mientras su marido esté vivo y la vida matrimonial sigue en vigor. Pues la esposa puede tomarlo o dejarlo voluntariamente, puesto que, es el dinero de ella que compartió con su esposo debido a medios de subsistencia y sus intereses familiares que tienen en común.

El derecho que se le debe a la esposa por su trabajo y esfuerzo de la herencia de su esposo difunto se cumple con el pago de sus deudas, y antes de repartir la herencia, de la cual ella tiene su parte, es decir, le corresponde un cuarto de la herencia de su marido si tiene hijos, si no, le corresponderá un octavo.

El derecho de la mujer por su trabajo y su esfuerzo está relacionado con los negocios y tratos financieros de los cónyuges solo si comparten el dinero y/o el negocio.

La labor doméstica de la esposa no se relaciona con el derecho otorgado por su trabajo y esfuerzo en el desarrollo del capital del esposo, puesto que el trabajo del hombre fuera del hogar es un servicio exterior para que pueda mantener a su esposa y a su familia. Igualmente, la labor doméstica de la esposa es un servicio interior para mantener a su esposo y a sus hijos a fin de establecer el sosiego en la vida marital.

El mantenimiento de la esposa de conformidad con la solvencia y la estrechez económica del marido es un deber establecido en el islam, y el compromiso del marido de mantener a su esposa no sustituye el derecho de la esposa por su trabajo y esfuerzo en un negocio mutuo que favoreció el desarrollo de su fortuna.

La relación matrimonial es una convivencia complementaria e integral, basada en el cariño y el perdón, y no es una relación mutua en pie de igualdad o económicamente beneficiosa. En la relación matrimonial no es digno que ambos sean tratados como un empleado en su familia, cobrando un sueldo fijo por mantener a sus hijos y a su esposo/a.

La relación matrimonial en el islam está basada en la misericordia y en el buen trato. El islam ha dividido los deberes y tareas entre los cónyuges acorde con la naturaleza y la habilidad de cada uno, y ha determinado su fin y los medio por la cuales se consigue este objetivo mediante una brillante justicia, y una sofisticación incomparable en todas las religiones y sistemas sociales.

Convertir la protección de los derechos propugnada por Al-Azhar y la promoción de la justicia en el seno familiar en eslóganes racistas y acciones parciales, que provocan la igualdad injusta, y que promueven la polarización, en términos de igualdad entre los cónyuges, y que exponen el matrimonio en una forma física repugnante donde no hay afecto ni convivencia, es inaceptable y se contradice con las enseñanzas de las religiones, la naturaleza humana y los firmes valores de la sociedad. Podemos observar las desventajas y las malas consecuencias de estos llamamientos en las sociedades, donde muchos jóvenes dejaron de pensar en casarse y formar una familia.

¡Alabado sea Allah, Señor de los Mundos 

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