España es uno de los países europeos tan potentes en la lucha contra el terrorismo y cuenta con unos cuerpos sólidos de seguridad estatal, que le permitieron desarticular, en los últimos años, varias redes de radicalización y reclutamiento pertenecientes a los grupos terroristas dentro y fuera de España.
Debido a la larga experiencia en su lucha contra el terrorismo, España dispone de un plan de prevención y protección antiterrorista, tal y como ha expuesto el ministro del Interior durante la clausura de la Conferencia Internacional de Alto Nivel sobre Derechos Humanos, Sociedad Civil y Lucha contra el Terrorismo, organizada por la ONU y el Gobierno central en Málaga, que la experiencia acumulada y las lecciones aprendidas en el combate contra el terrorismo han permitido a su país dotarse de un esquema de protección principalmente para detener los procesos de radicalización.
Los procesos judiciales, en esta materia, dejaron a centenares de extremistas en las cárceles de España que, según datos oficiales publicados en elmundo.es, en 2015 se contabilizaban 118 presos yihadistas y en 2019 la cifra ya superaba los 250. En la actualidad tiene sometidos a control a 223 en las cárceles dependientes de la Administración central. De ellos, 107 pertenecen al grupo A, preventivos o condenados por yihadismo; 44 al grupo B, no condenados por terrorismo, pero posibles captadores o reclutadores, y 72 al grupo C, vulnerables a la captación. Asimismo, unos 30 presos yihadistas inician cada año un programa de radicalización que lo suelen concluir muy pocos.
Pese a todos aquellos intentos que tienden a rehabilitar a los reclusos a fin de protegerles de caer nuevamente en las redes de los grupos terroristas, se han detectado recientemente unas redes dentro de dichas cárceles que procuran radicalizar a nuevos miembros para dichos grupos, hasta que el reclutamiento yihadista se haya convertido en un fenómeno extendido en varias prisiones del Estado.
Últimamente, se ha observado un cambio muy preocupante para las autoridades españolas respecto a las estrategias de los extremistas dentro de las cárceles, que empezaron a recurrir a desestabilizar la paz y seguridad dentro de sus celdas a través de enviar mensajes de amenazas que incitan a provocar el caos y el desorden. De hecho, se ha detectado el mensaje "atad a todos los guardias, seguidles hasta sus casas y apuñaladlos, destruye sus prisiones, bombardea a sus guardias, mata a cada uno de ellos y rescata a las pobres almas que han sido oprimidas. Apuñala a los guardias que trabajan en cualquier prisión que tienen musulmanes en ella " en una revista islamista radical dentro de dichas celdas.
Ante estas amenazas, Interior se puso a recomendar a los funcionarios de prisiones que extremen las medidas de seguridad frente a la amenaza de un atentado por presos yihadistas. De igual manera, el ministerio del Interior ha advertido a los funcionarios de prisiones que tomen las medidas preventivas tanto dentro como fuera de las cárceles, ya que pueden ser víctimas de ataques por parte de los presos yihadistas.
Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo afirma que la solución ejemplar radica en establecer unos centros de rehabilitación y tratamiento psicológico para los presos yihadistas. Teniendo en consideración que la terapia del desvío intelectual de dichos extremistas debe basarse, a la vez, en corregirles los conceptos equivocados y erróneos. En este sentido, hay que aprovechar todos los recursos e instrumentos que están a disposición de las instituciones religiosas bien consideradas y conocidas con la moderación tanto dentro como fuera de España. La aplicación de los acuerdos y convenios pertinentes con la comisión islámica de España podría ayudar de manera muy eficaz en la solución de este problema a través del envío de imanes a las prisiones en aras de enseñar a los reclusos yihadistas las enseñanzas verdaderas y tolerantes de su religión. De tal modo se podría establecer la paz y seguridad entre los prisioneros quienes serán protegidos y conscientes del peligro que les espera si vuelven a caer en de las garras de los grupos terroristas.