La actitud del Islam hacia la gente de las religiones celestiales anteriores
El islam estableció unos pilares sólidos en su relación con las demás religiones celestiales, partiendo de que la base principal es la unidad de la religión celestial acompañada con la diversidad de la legislación revelada sobre cada Profeta que se varía según las condiciones, los estados, y el medio ambiente de las naciones, así como según lo que les convenga a partir de la sabiduría del Creador, Alabado sea. Al-lah, Alabado sea, dice: “Les he legislado la misma religión [monoteísta] que le había encomendado a Noé, y que te he revelado a ti [en el Corán] y que le encomendé a Abraham, a Moisés y a Jesús, para que sean firmes en la práctica de la religión, y no creen divisiones.” (Corán 26:13).
El musulmán debe convivir pacíficamente con los adeptos de las otras religiones, especialmente con la Gente del Libro. El Noble Corán ha declarado que el musulmán debe tratar con amabilidad y equidad. En este sentido, Al-lah Alabado sea, dice: “Dios no les prohíbe hacer el bien y tratar con justicia a quienes no los han combatido por causa de la religión ni los han expulsado de sus hogares, porque Dios ama a los que actúan con justicia” (Corán 60: 08).
Más bien, el islam permitió que los musulmanes se casasen con las cristianas y judías, así mismo alimentarse de sus sacrificios. Es bien sabido que uno de los requisitos del matrimonio es la presencia del afecto entre los cónyuges. El islam no requiere que la mujer abandone a su religión a cambio de casarse con un musulmán, y los hijos nacidos dentro de este matrimonio se ven obligados a estrechar los lazos de parentesco.
El islam garantizó que la Gente del Libro practique libremente los rituales de su religión, pues así no se les demuele una iglesia, ni se les rompe una cruz. Además se les permite lo mismo que su religión les permite hacer, pues no se les debe matar ningún cerdo, ni se les debe verter vino, siempre que les esté permitido en su creencia. El islam permite visitarlos, y a sus pacientes, presentarles regalos, intercambiar compras y ventas, y otras transacciones similares.
Igualmente, el islam protegió la dignidad y los derechos de la Gente del Libro, y les otorgó la libertad para argumentar y debatir dentro de los límites de la razón y la lógica, respetando la etiqueta y evitando la dureza y la violencia. Al-lah, Alabado sea, dice: “Debatan con la Gente del Libro con buenas maneras”. (Corán 29: 46).