Rehabilitación de los delincuentes extremistas: desafíos y aspiraciones

  • | Tuesday, 11 October, 2022
Rehabilitación de los delincuentes extremistas: desafíos y aspiraciones

     Sin duda, los referentes doctrinales e intelectuales de los individuos que unen a los grupos terroristas y extremistas son bastante frágiles. En su mayoría, estos individuos padecen una confusión en sus pensamientos, de modo que los grupos extremistas y terroristas estrechan su control sobre ellos y, por lo tanto, se facilita la tarea de destruir los rasgos de sus personalidades y hacerles más dóciles a las indicaciones de las organizaciones terroristas.
En este artículo trataremos una de las crecientes preocupaciones en lo relacionado al destino de los presos de terrorismo, sea durante su presión o después de ser liberados. Últimamente las cárceles se han convertido en incubadoras para elementos radicales y violentos. Puesto que, es un refugio seguro que permite a los terroristas propagar sus ideas extremistas entre nuevos individuos. A pesar de los esfuerzos de seguridad para perseguir a los elementos terroristas llamados “lobos solitarios”, su actividad dentro de las cárceles y su éxito en la difusión de sus ideas terroristas entre los presos criminales son, en gran medida, inevitables, por lo tanto se aumentan lo que se llaman las "células de prisión". Tal hecho merece especial atención tendiendo en consideración que diferentes partes del mundo han sufrido diversos ataques perpetrados por terroristas que habían salido de prisión tras cumplir su pena.
Son varios los estudios y experiencias que han demostrado que las cárceles, si no se utilizan como centros de rehabilitación en general, podrán contribuir a que estos adopten ideas más extremistas, e incluso podrán utilizarse para formar nuevos grupos terroristas que desarrollarán planes de ataques terroristas que se llevarán a cabo una vez absueltos. Las cárceles iraquíes son un claro ejemplo, puesto que la mayoría de los líderes de las organizaciones terroristas se reunieron y se conocieron en dichos centros penitenciarios. Algunos investigadores mencionaron que el mayor servicio brindado a Daesh fue poner a sus líderes juntos en las mismas celdas.
En este contexto, Bashaar Al-Muwaizri, Secretario de Estado de Kuwait para las Naciones Unidas, indicó que “las prisiones y las instituciones penitenciarias podrían ser incubadoras para la propagación del terrorismo y el extremismo violento entre los presos, especialmente aquellas prisiones donde se encuentran acusados o condenados de terrorismo. A la luz de estos desafíos, es imprescindible establecer programas de rehabilitación en aras de reducir las oportunidades para reclutar nuevos miembros terroristas en estos presidios.
Por su parte, Ahmad Baan, experto en asuntos de terrorismo, afirmó, en su ensayo titulado, “¿Cómo convertir las prisiones en un campo para rehabilitar a extremistas arrepentidos?”, que a pesar de sus altos muros y puertas herméticas, las cárceles se han convertido en un campo de teorización de la violencia y el terrorismo, por sus estrechas ventanas se emiten fetuas de expiación, exclusión y de permisividad de derramar la sangre de los individuos, etc.
De ahí, reconocemos los riesgos que las cárceles pueden causar en situaciones de conflicto, cuyos Estados y economía son incapaces de preparar programas para rehabilitar a los extremistas. Por lo tanto, esto requiere que la comunidad internacional recupere a sus presos de las cárceles sirias e iraquíes.
Por otra parte, los países deben establecer programas de reinsertación para los detenidos por delitos relacionados con el terrorismo desde el primer momento, teniendo en cuenta que eventualmente algunos presos tendrán su libertad. Además, la colaboración es esencial y debe implicar a diversas organizaciones; por ejemplo, organismos de aplicación de la ley, servicios de prisiones y libertad condicional, servicios sociales y sanitarios, trabajadores dedicados a la juventud u otros grupos de la sociedad civil.
Ciertamente, no podemos rehabilitar a los extremistas a menos que conozcamos los motivos por los que estos abrazaron esta ideología. Por consiguiente, para acabar con su pensamiento radical, es necesario identificar los motivos de su intolerancia donde se superponen dimensiones políticas, económicas, sociales, mediáticas y religiosas, etc.
Por otro lado, convendría señalar que la desvinculación ideológica del extremismo no es cosa fácil, sino que requiere muchos esfuerzos y la puesta en marcha de programas religiosos e intelectuales por los cuales será posible mostrar la corrupción de dicha ideología desviada en el intelecto del propio extremista y cómo desmantelarla. Además, su reintegración en la sociedad también requiere un fuerte enfoque sobre las dimensiones psicológicas, religiosas, intelectuales y sociales que afecten a esas personas y las hagan presas fáciles en manos de los grupos terroristas.
Asimismo, deberían adoptar medidas proactivas y elaborar programas preventivos que protejan a los jóvenes de caer en las redes de los fanáticos. Esto se aplica mediante programas destinados a aclarar los valores religiosos, morales y humanos, la convivencia pacífica y la tolerancia, así como otros valores considerados a su vez como anti-extremismos.
La rehabilitación psicológica está a la vanguardia de los programas ofrecidos para integrar a los extremistas. Esto se debe a los efectos de la dimensión psicológica en el extremismo y la violencia. Su prioridad en los programas de rehabilitación consiste en conocer los motivos que impulsaron a los involucrados a abrazar ideas radicales, así como su característica psicológica, especialmente en lo que se relaciona con su comportamiento violento.
A este respecto, los psicólogos han identificado una serie de cambios positivos que se produjeron en muchos casos durante su rehabilitación, se resumen a continuación:
- Autoevaluación, de modo que los extremistas que se someten a programas de rehabilitación acepten que estaban equivocados en lo que pensaban e hacían.
- Reevaluar el entorno circundante donde se dan cuenta de que estaban equivocados al asumir que sus actividades extremistas fueron apoyados por la comunidad islámica.
- Corrección ideológica y reestructuración cognitiva: se dan cuenta de que estaban malinterpretando los conceptos principales de su fe.
- Compromiso individual: su compromiso en no recaer nuevamente en actividades terroristas, mediante la adopción de decisiones y planes positivos posteriores a su liberación, mostrando efectivamente su la voluntad de no volverse al camino del extremismo.
A la luz de lo planteado anteriormente, podemos recomendar lo siguiente:
- Es imprescindible apoyar a las caréceles para convertirse en un centro activo de lucha contra el pensamiento extremista, si no, se transformarán en incubadoras de este pensamiento.
- Tener en cuenta que el enfrentamiento en materia de seguridad por sí solo es insuficiente para hacer frente a la violencia y al extremismo, por lo tanto, es muy necesario tomar medidas proactivas para cerrar la puerta al pensamiento destructivo y rehabilitar a quienes lo abrazaron.
- Es imprescindible compartir las experiencias de los Estados en la puesta en marcha de programas y proyectos de rehabilitación, y determinar las vías y medidas necesarias para la ejecución de esos proyectos.
- Finalmente, reconocer que el éxito de los programas de rehabilitación de los reclusos requiere su aplicación en cárceles seguras y bien gestionadas, donde se respeten los derechos humanos y se evalúen  de manera eficaz y continua a los nuevos reclusos. También hay que considerar cuidadosamente si los presos de terrorismo deben permanecer solos o juntos después de evaluar las consecuencias de su comunicación/falta de comunicación con los demás. Todo el personal debe estar capacitado profesionalmente, mediante la coordinación con expertos multidisciplinarios.
 

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