Hay una serie de desarrollos que han tenido lugar en la arena terrorista en África, algunos de los cuales están relacionados con ISIS y otros tantos son exclusivos de Al-Qaeda. Entre las áreas más importantes que presenciaron estos desarrollos y un aumento significativo de la actividad de las organizaciones terroristas está la región del Sahel (concretamente Burkina Faso, Malí y Níger). Esa región fue objeto de casi 800 ataques terroristas en 2019, y el número de muertes resultantes de estas operaciones terroristas se estimó en unas 2600 personas, el doble de las muertes en 2018. Estos ataques se atribuyen a tres organizaciones principales: Ansar al-Islam, Nusrat al-Islam wal muslmin e ISIS en el Gran Sahara.
Sin embargo, los ataques se han concentrado recientemente en la parte oriental de Malí hacia Burkina Faso, donde se ha experimentado un rápido aumento de las operaciones terroristas en los últimos años. El número de muertos aumentó de 80 en 2016 a más de 1.800 en 2019.
ISIS y las ambiciones de redespliegue en el Sahel africano
ISIS, tras perder sus principales bastiones en Siria e Irak, ha ido buscando nuevas áreas de influencia y escenarios alternativos, por lo que su primera visión estratégica se centró en el continente africano, debido a la naturaleza de su terreno que puede ayudarlo a reposicionarse y tomar nuevas guaridas terroristas y puestos de comando gracias a la fragilidad de las fronteras entre los países de la zona, a ello se añade también la tensa situación política y la expansión del crimen, que los convierte en presa fácil del terrorismo y el extremismo.
La región del Sahel y el Sáhara era una buena opción de la organización para restablecerse y reposicionarse, debido al débil control de seguridad allí, y para escapar de la influencia y la fuerza de Ash-Shabaab como una organización coherente y organizada que ISIS evita entrar con conflicto con para no perder su fuerza, especialmente en la actualidad, al mismo tiempo escapa del ejército nigeriano y de las fuerzas de la coalición de las Naciones Unidas en la región del lago Chad y el triángulo fronterizo, a pesar del control de la organización del escenario allí tras el debilitamiento del grupo Boko Haram, y la rendición de la mayoría de sus elementos al ejército nigeriano o al ISIS. Por lo tanto, el destino de la organización era la región africana del Sahel, debido a su terreno difícil, la proliferación de conflictos tribales y los delitos de trata de personas allí.
El área también es una puerta de entrada para controlar el cruce fronterizo del Golfo de Guinea, que es un cruce comercial fácil de explotar para la organización en el contrabando y apoyo logístico. Los elementos de la organización en Níger, Nigeria, Burkina Faso y Malí organizaron una serie de operaciones terroristas para objetivos militares y civiles, luego del lanzamiento de la organización de lo que llamó (la batalla de venganza por Abu Bakr al-Baghdadi y Abu al-Hasan al -Muhayir). África y la región del Sahel también son los titulares del periódico An-Naba de ISIS. Por eso, el grupo busca imponer la hegemonía y el control sobre esa región.
Recientemente, según el sitio web (Akhbar Alan), ISIS afirmó que se enfrentó con elementos terroristas de al-Qaeda en áreas entre Malí y Burkina Faso. Según la declaración de la organización, alrededor de 80 miembros de Al-Qaeda fueron asesinados y decenas más resultaron heridos, y los terroristas de ISIS capturaron a otros 10 y los ejecutaron en los enfrentamientos. En su comunicado, ISIS agregó que sus elementos quemaron un vehículo y se apoderaron de otros 6, junto con una gran cantidad de municiones y armas.
El Observatorio de Al-Azhar ha advertido en numerosas noticias, informes y artículos sobre las ambiciones de ISIS y Al-Qaeda de controlar y redesplegarse en el continente africano, especialmente en la región africana del Sahel. El conflicto entre las dos organizaciones terroristas también se ve desde la perspectiva de ser un punto positivo que los gobiernos y ejércitos regulares de los países africanos deben explotar, ya que los conflictos entre estas organizaciones los debilitan y agotan sus fuerzas, especialmente con el endurecimiento de la soga por parte de los sistemas e instituciones gubernamentales y la adopción de medidas preventivas para garantizar que no se lleven a cabo operaciones que dañen a pueblos pacíficos, lo que ayudará a acelerar su eliminación y evitar su peligro.