Los grupos extremistas requieren una serie de fuentes financieras que les proporcionan el dinero necesario para fomentar y desarrollar sus atrocidades, y garantizar la eficacia y continuidad de sus actividades terroristas. Últimamente el sistema financiero de dichos grupos, especialmente el de Dáesh, sufrió graves golpes consecutivos tras haber perdido terreno en la zona de conflicto donde la financiación procedía principalmente de fuentes petroleras o mediante ‎actividades criminales como el tráfico de órganos, el contrabando, el fraude, el robo, etc.‎ considerados como fuentes principales de financiación a través de los cuáles se benefician sus combatientes de los fondos recaudados. 
Además, la producción, tráfico y consumo de drogas representan una parte importantísima para las redes terroristas ‎en todas las partes del mundo dentro del sistema financiero. En este sentido, Dáesh empezó a seguir los caminos de la fabricación de sustancias que tienen efectos estimulantes como el Captagon a fin de controlar sus combatientes, elevar sus capacidades de combate y aumentar su eficacia militar.‎ ‎Ya que, el consumo de esta droga ‎alivia la fatiga y lleva a una vigilancia continua durante ‎días, y da una falsa sensación de felicidad y coraje, por lo que se la ‎conoce como la "droga de los terroristas". Según investigadores franceses, el Captagon es una droga ilegal que se consume principalmente en la zona de conflicto por elementos de la ‎organización terrorista durante las batallas que les ayudaron a ‎ocupar grandes áreas dentro de Irak y Siria.‎ 
Al mismo tiempo, gran parte del sistema financiero de Dáesh depende de los fondos provenientes del Captagon por ser barato y fácil de producir, así como por los grandes beneficios procedentes de este tráfico.  Refiriéndose a esto, la Oficia de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito anuncia que el estallido de la Guerra Civil en Siria ha hecho aumentar la producción y el tráfico de esta droga adulterada con otras sustancias, simplificando su producción y abaratando su coste en el mercado negro.
Igualmente, la poderosa maquinaria propagandística y capacidad mediática de las redes sociales se han convertido en el arma principal que utilizan las organizaciones extremistas para promover sus ideas distorsionadas y transmitir sus mensajes venenosos, especialmente a los jóvenes. Pues así, la finalidad del uso de dichas plataformas radica prácticamente en reclutar más adeptos, así como buscar nuevas fuentes de financiación para las actividades terroristas. A ese respecto en concreto, el diario británico "The Times" destacó el uso de aplicaciones de citas en línea por parte de Dáesh para captar, chantajear y defraudar a las personas; hombres y mujeres, y explotarlas para impulsar la recaudación de fondos y el reclutamiento, utilizando perfiles falsos de “Tinder” para estafar especialmente a los ‎sudafricanos y financiar el terrorismo. 
Sin embargo, estas nuevas estrategias nos muestran que la organización no duda en utilizar cualquier medio para lograr sus propósitos delictivos. Ya no es de extrañar entonces que el verdadero lema del grupo es: “El fin justifica los medios”, y que las consignas religiosas que muestran, se tratan de una cubierta para los ataques que comete. Asimismo, la participación de las organizaciones terroristas en estas actividades sospechosas no es un asunto nuevo ni sorprendente, ya que siguen todos los caminos posibles de financiación sean de fuentes legítimas o ilegítimas para lograr sus fines maliciosos y poner en práctica sus agendas contaminadas con la sangre de los inocentes en aras de reestablecer su presunto Estado que fue eliminado anteriormente a manos de las fuerzas de la coalición internacional. 
De hecho, ha quedado claro que el tráfico de drogas y otras sustancias tóxicas representa un desafío y requiere la solidaridad de la comunidad internacional, la cooperación conjunta entre todos los países del mundo y una mayor conciencia para prevenir sus efectos devastadores, y trabajar para rehabilitar a los adictos a esta droga y brindarles la atención médica necesaria para que puedan deshacerse de esas toxinas en sus cuerpos. Del mismo modo, resulta necesario combatir las aplicaciones que utilizan los grupos extremistas para estafar y financiar el terrorismo.
 Finalmente, resulta necesario controlar los fondos de los grupos terroristas e incluso congelar los bienes de quienes los proveen ayuda financiera  por una manera u otra, así como unificar urgentemente los esfuerzos en aras de prevenir y luchar contra la financiación de los grupos terroristas