Unos pasajes de la tertulia de Mohammad Abu Musa, profesor de retórica de la Universidad de Al-Azhar, que dio en la mezquita de Al-Azhar, en aras de explicar el libro de Dalā‘l Al-E'gāz "Indicios de la inimitabilidad del Corán", de Abdulqaher AlYuryani:  

-Hoy, os aclaro algunos puntos que les he explicado la semana pasada, porque algunos de vosotros se confundieron. Cuando digo que los hijos de Adán, creyentes y no creyentes son honrados, no soy yo quien lo dice, pero Al-lah es Quien lo dice: "Hemos honrado a los hijos de Adán" (Corán 17:70). Con "hijos de Adán" indica a todos los nacidos de Adán, es decir, toda la humanidad. Me complace mucho esta llamada de Al-lah en el Corán Sagrado: "Oh hijos de Adán", porque nos hace recordar que nuestra raíz es la misma.
-Al-lah, Glorificado sea, honró al creyente y al incrédulo; les otorgó a ambos el oído, la vista y el corazón, y les envía la lluvia del cielo como sustento. También, Al-lah concede el sustento en este mundo para ambos, e hizo que el Sol tuviese luz propia y determinó que la Luna reflejara su luz para ambos.
Al-lah prohíbe la opresión de la bestia, es decir cada ser vivo; el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: "En cada ser vivo hay recompensa.", de modo que Al-lah recompensará a quien honra al animal y castigará a aquellos que no lo honran. 
-Lo que me sorprendió después de leerlo a esa edad, siendo viejo, que el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al -lah sean con él, prohíbe golpear a un burro en la cara, porque este acto se trata de una humillación, que incluso el burro lo siente.
El honramiento de Al-lah a todas Sus criaturas es indudable. Al-lah llamó a todos a creer en Él. Sin embrago, la distinción será en lo siguiente; los creyentes tendrán el paraíso y los no creyentes tendrán el infierno.
-Los valores humanos proceden del buen instinto que es la inclinación natural con la que Al-lah creó a todos los seres humanos, sean creyentes, incrédulos, ateos, o comunistas. Todos odian la injusticia, la transgresión, la opresión, y el despojo.
En realidad, los valores humanos son el buen instinto. Por lo tanto, todo lo que Al-lah nos ordena hacer es aquello que el buen instinto lo acepta, y todo lo que Al-lah nos prohíbe es aquello que lo rechaza. O sea, la religión es el instinto y los valores humanos son la religión. 
-¡Cuidado con lo que piensas! No pienses que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, forzó a alguien a creer en Al-lah a punta de espada. Si lo hubieras pensado, habrías creído que el Mensajero no obedeció a Al-lah; porque Él dijo: "No se puede forzar a nadie a creer" (Corán 2:256). De acuerdo con el consenso de los ulemas, Al-lah no acepta a un musulmán convertido por obligación.
-El yihad del Profeta, la paz y las bendiciones de Al -lah sean con él, contra los incrédulos y los rebeldes no fue porque ellos fueron incrédulos, sino porque impedían forzosamente a los demás, especialmente a los débiles, que abrazaran el Islam. Por esta razón la sura de "Muhammad" comenzó con esta aleya: "Al-lah invalidará las obras de quienes no crean y alejen a la gente del sendero de Al-lah" (Corán 47:1).
-Al-lah nos prohibió agredir o violar a nadie, y dijo: "Solo se puede combatir en un mes sagrado si son atacados durante el mismo, y para las violaciones [que hayan cometido] apliquen el principio de retribución igualitaria; así que si son agredidos, agredan tal como los agredieron [sin excederse]" (Corán 2: 194). La palabra "igualitaria" significa que no ataquen excepto para repeler la agresión, y no sometan a los atacantes, ni les derroten, no les golpeen con misiles incendiarios, ni destruyan su tierra. Os recomiendo que lean acerca de las condiciones y los valores de ética de la guerra y el yihad en el islam.
-No estamos obligados a luchar contra el mundo; Al-lah, Todopoderoso, dijo: "La mayoría de los seres humanos, aunque te esfuerces para que crean, no serán creyentes.". Más bien, estamos obligados a proteger la religión y la patria, aplicando el principio de retribución igualitaria contra quienes nos atacan.
-Primero, antes de enseñarme debes enseñar a ti mismo primero, si no, quédate en casa, porque no me enseñarás a menos que aprendas primero. Por eso, decían: “mientras el maestro siga enseñando, debe seguir aprendiéndose, porque si interrumpe su aprendizaje, entonces su enseñanza a sus alumnos será interrumpida”.