Las organizaciones terroristas buscan generar inestabilidad y caos en ‎los Estados mediante el uso de estrategias devastadoras y la adopción de ‎agendas políticas promovidas por poderes mundiales. Para lograr sus objetivos‎, recurren a utilizar lemas falsos, conceptos erróneos y malas interpretaciones de textos religiosos para justificar las atrocidades que cometen por todas partes del mundo en nombre de la religión. Además, explotan la vulnerabilidad de jóvenes que han sido engañados por sus tácticas y estrategias manipuladoras, especialmente en las redes sociales que se han transformado en un ambiente propicio para el terrorismo, y en una plataforma donde proliferan la difusión de ideas desviadas y la captación de nuevos miembros para continuar con sus ataques.
En un contexto de rápido avance tecnológico, las armas electrónicas, químicas, biológicas, nucleares y radiológicas han surgido como herramientas extremadamente peligrosas en los conflictos armados modernos. Además, se han convertido en armas feroces y mortales que amenazan la seguridad global y la estabilidad política de los países. El desarrollo tecnológico masivo observado en las últimas décadas ha permitido una mayor eficacia y precisión en la utilización de estas armas, lo que las hace aún más letales y difíciles de controlar. 
En el mismo sentido, las organizaciones terroristas han adoptado el uso de armas avanzadas, incluyendo las armas químicas, y se han convertido en los mayores usuarios de estas peligrosas tecnologías. Esto ha sido evidente en muchos informes de seguridad emitidos por las Naciones Unidas, que han confirmado el uso de armas químicas por parte de grupos terroristas como Daesh que ha extendido su control sobre gran parte del territorio de Iraq y Siria desde 2014. Igualmente, según un informe del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, muchas organizaciones terroristas, incluyendo Dáesh, reciben entrenamiento sobre el uso de armas químicas que las fabrican dentro de los territorios que controlan en las zonas de conflicto. Ya que, estas organizaciones buscan hacer un uso extensivo de este tipo de armas debido al impacto devastador que puede causar, tanto física como psicológicamente, no solo a las personas atacadas sino también a los medios de comunicación. De hecho, las guerras que involucran armas químicas pueden afectar indirectamente a los medios de comunicación al destruir su infraestructura, lo que dificulta la labor de los periodistas y otros profesionales de los medios.
En los últimos años, tras perder gran parte de los territorios que controlaban y sufrir grandes pérdidas que mermaron su capacidad de producción de armas, las células terroristas de Dáesh han buscado alternativas para continuar sus ataques con munición convencional y química. También, debido a la pérdida de instalaciones químicas y talleres de producción de munición en Mosul y Reqqa, el grupo ha promovido el uso de técnicas de guerra química a través de plataformas electrónicas, publicando folletos que detallan los procedimientos de fabricación de artefactos explosivos químicos. Esto ha llevado a que los países, que se encuentran en el punto de mira de reiteradas amenazas terroristas, tomen conciencia de la gravedad de la situación y adopten medidas para prevenir y combatir el uso de armas químicas por parte de las organizaciones terroristas.
En este contexto, El diario español "Catalunya Press" informó sobre la cooperación entre el Ministerio del Interior español, a través del Centro de Inteligencia para la Lucha contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), y Europol, a través de su "Unidad de Revisión de Internet" (IRU), en una operación que permitió el descubrimiento y eliminación de 120 contenidos en línea que contenían instrucciones sobre el uso de químicos altamente peligrosos y gases tóxicos para llevar a cabo ataques terroristas. Estos contenidos, escritos en cinco idiomas diferentes, fueron publicados en 21 plataformas en línea por redes que apoyan el terrorismo y grupos extremistas violentos. 
Además, Europol hizo un llamado a los proveedores de servicios de internet para que eliminen los contenidos que violen sus términos y condiciones de servicio, y recomendó fortalecer los protocolos de supervisión y seguimiento para evitar la aparición de propaganda terrorista en el futuro. Esta acción demuestra la importancia de la colaboración entre los organismos de seguridad y las empresas de internet para prevenir y combatir la propagación de contenidos peligrosos y dañinos en línea que puedan incitar a la violencia y el terrorismo, y garantizar la seguridad y la protección de los ciudadanos.
Así, las organizaciones terroristas están constantemente buscando nuevas formas de equipar sus sistemas de armas con tecnologías avanzadas para llevar a cabo sus operaciones subversivas. Estas organizaciones también están trabajando activamente en línea, a través del ciberespacio, para reclutar a nuevas generaciones de lobos solitarios, a fin de que puedan fabricar y utilizar armas, especialmente químicas, en cualquier parte del mundo. En conclusión, para hacer frente a este peligro, es necesario que la comunidad internacional se una y combine sus esfuerzos, trabajando en estrecha coordinación y cooperación entre todos los países, con el fin de erradicar todas las formas de extremismo y actos terroristas, especialmente aquellos que se difunden en línea. Se deben desarrollar medidas nuevas y efectivas para disuadir a cualquiera que intente manipular las mentes de los jóvenes y corromper los valores y principios religiosos y sociales en los que se basan diferentes culturas y civilizaciones.