El Instituto de Economía y Paz Internacional ha publicado la décima edición del Índice Global de Terrorismo 2023, un informe anual que proporciona un resumen exhaustivo de las principales tendencias y patrones globales del fenómeno del terrorismo, analizando una serie de aspectos vitales asociados con él, como las condiciones socioeconómicas en las que ocurre, cómo cambia el terrorismo a lo largo del tiempo, los motivos geopolíticos y los objetivos ideológicos de los grupos terroristas y las estrategias utilizadas por los terroristas. En esta parte, en particular, se discuten las repercusiones de la creciente actividad terrorista en la región africana del Sahel, una región que incluye, según la definición adoptada por el índice, diez países: Burkina Faso, Guinea, Nigeria, Camerún, Malí, Senegal, Chad, Mauritania, Gambia, Níger.
-La región del Sahel enfrenta muchos desafíos sociales, económicos, políticos y de seguridades convergentes y complejas, luego de una creciente inestabilidad política, tensiones geopolíticas hipertrofiadas y el uso de estrictas medidas antiterroristas para disuadir y destruir la creciente amenaza de los grupos salafistas y yihadistas. Estos desafíos socavarían las condiciones necesarias para lograr indicadores de paz positiva en la región, lo que llevaría a atraparla en un ciclo de violencia y debilidad. Los grupos terroristas se han aprovechado de la incapacidad de muchos gobiernos del Sahel para brindar una seguridad efectiva al continuar sus actividades controlando el territorio y haciendo que la región sea cada vez más violenta. Las siguientes son algunas características generales de la actividad terrorista en la región del Sahel durante la última década:
-El aumento de las muertes por terrorismo: La región del Sahel ha presenciado un creciente número de muertes por terrorismo a nivel mundial durante la última década, en paralelo con la creciente actividad de varios grupos terroristas como ISIS y Yamat Nusrat al-islam wal muslimin. La región representó el 43% de las muertes por terrorismo en todo el mundo en 2022, en comparación con solo el 1% en 2007. Esto es a pesar de que solo experimentó el 22% de los incidentes terroristas en 2022.
-El surgimiento de nuevos patrones de alianzas terroristas: Durante la última década, el entorno terrorista en la región del Sahel ha experimentado varios cambios, entre los más destacados están la aparición de nuevos grupos y la fusión de grupos existentes con otros como la unión a ISIS y Al Qaeda, y la adaptación de estos grupos a las operaciones de lucha contra el terrorismo y la insurgencia local, regional e internacional. Estos cambios han llevado a la aparición de lo que se ha llamado "yihad del bandolerismo", donde grupos criminales buscan utilizar la religión para justificar sus acciones delictivas.
-Cambio en las dinámicas espaciales del terrorismo: Durante los últimos dos años, los focos geográficos de la actividad terrorista en la región del Sahel han cambiado. Anteriormente, el noreste de Nigeria, Chad, Camerún y Níger eran el centro de la actividad terrorista, donde el Estado Islámico en África Occidental y Boko Haram eran responsables de la mayoría de los ataques terroristas. Sin embargo, desde 2020, las muertes por terrorismo en esas áreas han disminuido y, en cambio, han aumentado rápidamente en las regiones fronterizas de Mali, Burkina Faso y Níger, impulsadas por el crecimiento de los grupos afiliados a ISIS y el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes. Estos países se han convertido en un foco de terrorismo en la región del Sahel después de que las muertes por terrorismo aumentaran significativamente en la última década.
-Expansión de la actividad terrorista en África Occidental: La geografía de la actividad terrorista se ha expandido desde la región del Sahel hasta la costa occidental de África. Los mayores aumentos en la actividad terrorista se han producido en Togo y Benin, dos países que no habían sido afectados anteriormente. Aunque el número de muertes debido al terrorismo en estos países ha sido relativamente pequeño en comparación con los países vecinos de la región. El año pasado, Togo sufrió su mayor ataque terrorista desde 2007, cuando yihadistas, presuntamente afiliados al grupo Nusrat al-Islam wal Muslimeen, atacaron instalaciones militares en el país, resultando en la muerte de 8 soldados. En julio de 2022, ataques coordinados en varias aldeas en la región limítrofe con Burkina Faso dejaron al menos 15 civiles muertos. Como resultado de estos ataques, Togo registró la segunda mayor subida en el Índice Global de Terrorismo a nivel mundial, subiendo 49 puestos en general para ocupar el puesto 27, mientras que Benin subió del puesto 23 al puesto 28 en el índice.
-Continuación de ciclos de violencia: Los esfuerzos gubernamentales para combatir el terrorismo en la región del Sahel han resultado en la muerte de alrededor de 1058 civiles durante el año 2022, un aumento significativo en comparación con los 158 civiles fallecidos durante 2021. Este número es similar al de las víctimas de los ataques terroristas, lo que lleva a un aumento de la ira entre la población local y puede ser utilizado por las organizaciones terroristas para reclutar nuevos miembros, profundizar los conflictos locales y sectarios, y fomentar sentimientos anti-sistema.
-Competencia geopolítica en la región y obstáculos a los esfuerzos de lucha contra el terrorismo: El año 2022 experimentó un aumento en la intensidad de la competencia geopolítica entre Francia y Rusia. Este último ha aprovechado el descontento popular por la presencia de tropas francesas y la decisión de algunos países (Mali-Burkina Faso) de poner fin a la presencia francesa en sus territorios, además de la finalización de la Operación Barkhane en noviembre de 2022, para fortalecer su presencia en la región del Sahel, que se ha convertido en un importante escenario de competencia con Occidente. El gobierno ruso ha desplegado elementos de la empresa Wagner en Malí desde diciembre de 2021 y se ha convertido en el socio de seguridad preferido del país. Las fuerzas de Wagner también participan en operaciones contra los grupos yihadistas en Burkina Faso. Esta competencia podría obstaculizar los esfuerzos para abordar la crisis del terrorismo en la región del Sahel, donde la cooperación en la lucha contra el terrorismo entre países vecinos ahora está sujeta a divisiones entre aquellos que son apoyados por Rusia o Francia.
¿Cuáles son los patrones de terrorismo más comunes y tácticas utilizadas en la región del Sahel?
Los grupos terroristas activos en la región del Sahel africano dependen de una variedad de estrategias y tácticas, entre ellas:
-Formación de alianzas: existen dos estrategias diferentes que siguen las organizaciones terroristas para formar alianzas yihadistas en la región del Sahel. El primero es la estrategia "popular y pastoral" utilizada por el grupo Nusrat al-Islam wal Muslimeen para formar alianzas. El segundo es una estrategia más jerárquica seguida por el ISIS en África Occidental. Hay una gran diferencia entre los enfoques que afectan el nivel de violencia, como es el caso de la estrategia popular y pastoral, donde se centra en la construcción de una alianza local horizontal que implica menos violencia, ya que el grupo busca persuadir a otros a unirse y este enfoque es comúnmente utilizado por Al Qaeda. Por otro lado, el modelo del ISIS en África Occidental implica mayor violencia y brutalidad, incluyendo un mayor objetivo de población civil.
-Asesinato de líderes locales: parece haber un patrón emergente en la región del Sahel donde los grupos terroristas están apuntando a líderes, alcaldes, miembros de consejos y líderes religiosos locales, lo que crea un vacío de poder en la región y conflictos locales por el poder entre los diferentes actores que compiten por la soberanía, y agrega más caos político, económico, social y cultural, lo que lleva al gobierno y al ejército a responder a este caos con una fuerza más fuerte y políticas que pueden agotar las economías locales, lo cual es aprovechado por las organizaciones terroristas de una forma u otra.
Centrarse en el uso de armas de fuego: a nivel táctico, los grupos terroristas que operan en el Sahel prefieren métodos de ataque diferentes a los del Medio Oriente y el norte de África y otros lugares donde prevalece el uso de explosivos. En la región del Sahel, las armas de fuego son el arma principal utilizada en el 70% de los ataques en comparación con los explosivos.
Factores que impulsan la creciente actividad terrorista en la región del Sahel:
Existen una serie de factores que impulsan la continuación del dilema de seguridad en la región del Sahel, entre ellos: en primer lugar, la continuación de conflictos y la situación de inestabilidad política en muchos países de la región, como Libia, Mali, Burkina Faso, Chad, Mauritania y Níger, y el cambio climático, la escasez de recursos, la mala gobernanza, la polarización étnica, las violaciones de la seguridad del Estado, el conflicto pastoral, el crecimiento del salafismo yihadista transnacional, la lucha por la extracción de recursos naturales (especialmente oro), además de la propagación de golpes militares. 
En segundo lugar, la continuación de la actividad de algunos grupos como Al Qaeda en el Magreb Islámico. En tercer lugar, el surgimiento del ISIS en Irak y Siria y su determinación de poseer ejes regionales, lo que lo llevó a establecer relaciones con los actores locales en el continente africano, como Boko Haram, lo que llevó al surgimiento de wilayat Dáesh en África Occidental y la organización ISIS en el Gran Sahara. En cuarto lugar, el deterioro ambiental en algunas áreas ha obligado a la población a buscar nuevos lugares adecuados para la agricultura, y de aquí surge el conflicto y la lucha por asegurar estos recursos.
Además, hay dos tipos de grupos terroristas en la región del Sahel. El primer tipo se refiere a grupos yihadistas transnacionales que tienen vínculos oficiales con los grupos ISIS y Al Qaeda. Mientras que el segundo tipo de grupos se enfoca en cuestiones locales a través de un modelo étnico-nacional-religioso, como los grupos Ansar ad-Din, Al-Murabitoun y la Brigada Massina.