Funcionarios malienses no identificados citados por la Agencia de Prensa Francesa informaron el lunes que combatientes islámicos han sitiado Tombuctú durante varios días, bloqueando todas las vías de entrada y salida de la ciudad. Asimismo, informaron que todas las líneas de comunicación entre Tombuctú y el sur se han interrumpido y no hay movimiento desde allí.
El líder de Yama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (Apoyo al Islam y a los musulmanes), afiliado a Al-Qaeda, publicó previamente este mes un video declarando "la guerra a la región de Tombuctú". Después de este discurso, el grupo advirtió a los camiones que llegan desde Argelia, Mauritania y otras áreas de la región que no ingresen a la ciudad.
El asedio a Tombuctú ha provocado un éxodo de población hacia Mauritania y Argelia debido a la delicada y aterradora situación de seguridad, así como al aumento de los precios de los alimentos debido a la interrupción del transporte. El Observatorio de Al-Azhar cree que se impondrán asedios similares en varias áreas del centro del país por la frágil situación de seguridad. Además, se cree que Al-Qaeda buscará controlar la mayor cantidad posible de áreas en el futuro, especialmente en el norte del país, con el objetivo de establecer lo que llaman un "emirato islámico" allí. Se ha notado desplazamientos masivos de población a otras zonas más seguras, lo cual afectará directa e indirectamente a los países del norte de África y posiblemente Europa.
El domingo pasado, la Misión de las Naciones Unidas en Malí, que ha estado presente en el país desde 2013, anunció que adelantó su retirada de la localidad de Ber, al norte de Tombuctú, debido al deterioro de la situación de seguridad y la posibilidad de que sus fuerzas se vean afectadas por los disturbios en la región.
El Observatorio cree que las batallas entre los extremistas y las autoridades malienses están en camino de expandirse y que los movimientos de Yama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin eran previsibles dada la brecha creada por el inicio de la retirada de la MINUSMA y, antes de eso, la retirada de las fuerzas francesas, en medio del conflicto entre los tuaregs y el Consejo Militar. Además, el Observatorio piensa que el asedio destaca la fuerza del grupo y su capacidad para decidir las batallas estratégicas en enfrentamientos con el ejército maliense, que ha llevado a cabo una campaña infructuosa contra la organización en las últimas semanas. Además, la estrategia de asedio del grupo tiene como objetivo cortar las rutas de suministro utilizadas por el ejército hacia y desde Tombuctú y poseer una posición de negociación sólida.
El asedio de Al-Qaeda a Tombuctú plantea serias preocupaciones sobre la estabilidad y la seguridad en Malí. La interrupción de las líneas de comunicación y el bloqueo de las vías de entrada y salida de la ciudad tienen un impacto significativo en la vida de la población local. El éxodo de personas hacia regiones vecinas debido a la inseguridad y la interrupción del transporte agrava aún más la situación humanitaria en la región.
La retirada de las fuerzas de la Misión de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) y la retirada previa de las fuerzas francesas han dejado un vacío de seguridad en el país. Los grupos extremistas, como Yama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin, están aprovechando esta situación para expandir su influencia y control sobre áreas estratégicas. El objetivo de establecer un "emirato islámico" en el norte del país demuestra su ambición de consolidar su poder y desafiar la autoridad del gobierno central.
Es importante destacar que la situación en Malí es compleja y está vinculada a una serie de factores, incluyendo tensiones étnicas, disputas territoriales y la presencia de grupos armados. La resolución de estos problemas requerirá un enfoque integral, que incluya medidas de seguridad, reconciliación política, desarrollo económico y atención a las necesidades humanitarias de la población.
El Observatorio de Al-Azhar insta a la comunidad internacional, incluyendo a las Naciones Unidas y los países vecinos, a redoblar sus esfuerzos para apoyar a Malí en la búsqueda de una solución sostenible y duradera a su conflicto interno. Esto implicará el fortalecimiento de las capacidades de seguridad del gobierno, la promoción del diálogo y la reconciliación entre las diferentes comunidades, y la implementación de programas de desarrollo que aborden las causas subyacentes del conflicto.
En resumen, el asedio de Al-Qaeda a la ciudad de Tombuctú en Malí y la retirada de las fuerzas de la ONU plantean serias preocupaciones sobre la seguridad y la estabilidad en el país. Es necesario abordar de manera integral los desafíos políticos, de seguridad y humanitarios que enfrenta Malí para lograr una paz duradera en la región.