La desintegración de las alianzas antiterroristas en África: lectura analítica y visión prospectiva

(Parte 2)

  • | Tuesday, 16 January, 2024
La desintegración de las alianzas antiterroristas en África: lectura analítica y visión prospectiva

Al resaltar Vacío de seguridad: 

     A la luz de los datos anteriores del escenario africano, se manifiesta ‎diáfanamente la oleada de retiradas, disensiones y desuniones que salpicó la ruta de la ‎seguridad en el continente africano. Tal situación redundó en la reducción de los ‎esfuerzos colectivos en la lucha contra el terrorismo que iban especialmente in crescendo ‎en los últimos años, haciendo tabla rasa del importante papel que había desempeñado en ‎el logro de una estabilidad relativa en algunas zonas de conflicto en África. Esto dejaría, ‎sin lugar a dudas, un vacío de seguridad y proporcionaría un entorno propicio para que ‎las organizaciones terroristas impusieran su dominio y afianzaran su poder en amplias ‎áreas de los países afectados. A buen seguro, este escenario se podrá debutar en otros ‎territorios que están a resguardo de las amenazas terroristas. ‎

Sobre la base anterior, resulta difícil aseverar si las fuerzas gubernamentales de ‎esos países son capaces de llenar ese vacío de seguridad, dado el ritmo vertiginoso con el ‎que cambian los acontecimientos políticos y las élites gobernantes, especialmente en los ‎países de la región de África Occidental que desean reorientar su brújula política con la ‎disminución de la injerencia extranjera en sus asuntos internos.‎

Los acontecimientos más recientes en la República Democrática del Congo, Malí, ‎Níger, Burkina Faso y Somalia evidencian que la retirada de las fuerzas de ‎mantenimiento de la paz podría generar un gran vacío de seguridad, acarreando el ‎aumento de la violencia y el deterioro de las condiciones humanitarias. ‎

En Somalia, el grupo terrorista “Al- Shabaab” intensificó el ritmo de sus ataques ‎terroristas contra civiles, tropas gubernamentales y fuerzas de mantenimiento de la paz ‎tras la retirada de la misión “ATMIS” en junio de 2023. En este sentido, las estadísticas ‎muestran que durante el período comprendido entre el 27 de mayo y el 23 de junio de ‎‎2023, el movimiento terrorista lanzó más de 200 ataques en Somalia, que ocasionó la ‎muerte de más de 700 personas. ‎

Asimismo, los enfrentamientos violentos en el este de la República Democrática ‎del Congo han ido en aumento desde octubre de 2023. En esto, los conflictos bélicos ‎entre los grupos armados no estatales y las fuerzas gubernamentales han cobrado la ‎muerte de más de 600 personas y el desplazamiento forzado de más de 450.000 ‎personas. ‎

Desde que comenzó la retirada de la misión “MINUSMA” de Mali, el estado de ‎inseguridad en la región ha empeorado por mor de la reanudación de las colisiones entre ‎militantes y el ejército nacional, lo que desencadenó la escalada de ataques entre ambos ‎bandos.‎

Dicho esto, hay nuevos cambios que se imponen en el mapa africano, sobre todo ‎desde las sucesivas decisiones de retirar las misiones de mantenimiento de la paz. Tal ‎situación plantea importantes interrogantes sobre las repercusiones de esas retiradas y su ‎impacto en la situación de seguridad en esos países en particular, y en el continente ‎africano en general.‎

Posibles escenarios

El Observatorio de Al-Azhar para la Lucha contra el Extremismo —guiado por ‎un seguimiento minucioso de las condiciones de seguridad y de las actividades ‎terroristas en el continente africano— vislumbra una serie de posibles consecuencias ‎derivadas de las retiradas aceleradas de las fuerzas de mantenimiento de la paz en las ‎zonas de conflicto en África. Consideremos a este respecto el colapso de instituciones ya ‎frágiles a raíz de la salida improvisada de estas fuerzas y la ausencia de fuerzas militares ‎alternativas que prosiguen su labor y llenan el vacío resultante. Con todo, los esfuerzos ‎nacionales no han administrado remedio expeditivo y adecuado a las amenazas ‎derivadas de las retiradas. Tal situación trae a la memoria el escenario de los “talibanes ‎afganos” y su ascenso al poder tras la caótica retirada estadounidense a finales de 2021, ‎dejando al país en un vacío de seguridad sin preparación previa. Está previsto que la ‎experiencia de los talibanes y su acceso al poder sirva de apoyo a las organizaciones ‎terroristas en África, especialmente en los países del Sahel que viven en condiciones ‎similares a las de Afganistán. Conste, por cierto, que la declaración de la lealtad a las ‎organizaciones terroristas principales es un fenómeno que cuenta con precedentes y la ‎ideología es el denominador común entre todas ellas, aun difiriendo en sus ópticas y sus ‎métodos.‎

Estas especulaciones se ven reforzadas por la reciente aparición de Iyad Ag ‎Ghaly, líder de la organización terrorista “Nuṣrat al-ʾIslām wa-l-muslimīn” (Grupo de ‎apoyo al Islam y a los musulmanes) —afiliada a Al Qaeda— en el Sahel, después de un ‎silencio que duró más de siete años. En un video, amenazó a los regímenes de transición ‎en Malí, Burkina Faso, Níger y sus aliados, afirmando que el enfrentamiento ha entrado ‎en una nueva fase.‎

Con todo, es probable que dichos llamamientos a la evacuación de las fuerzas de ‎mantenimiento de la paz en las zonas de conflicto lleven señales de optimismo en pro de ‎la propia consolidación de los esfuerzos nacionales en la lucha contra el terrorismo y la ‎reconfiguración de nuevas coaliciones de seguridad regionales, lo que constituye ‎alternativas sólidas para llenar ese vacío de seguridad. Como ejemplo de estas nuevas ‎alianzas puede verse la coalición de los tres países del Sahel (Mali, Níger y Burkina ‎Faso) en base de un nuevo acuerdo que se ocupa de la defensa conjunta contra cualquier ‎rebelión o ataque externo a cualquiera de los estados miembros. Asimismo, salta a la ‎vista en la escena la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), que ‎reemplazó al grupo de fuerzas regionales de la Comunidad de África Oriental (CAO) en ‎el Congo.‎

Al hilo de lo anterior, el Observatorio de Al-Azhar para la Lucha contra el ‎Extremismo considera que la aceleración del ritmo de las retiradas a falta de planes ‎alternativos y fiables constituye una amenaza para la seguridad y allana el camino a las ‎organizaciones terroristas y los grupos armados para tomar las riendas del poder en todos ‎los países africanos, exacerbando así los actos de violencia. Ergo, las autoridades ‎gobernantes deben proceder con cautela, detenimiento y seriedad en las decisiones ‎relacionadas con la situación de seguridad. En este contexto,‎‏ ‏el Observatorio insta a los ‎países que solicitaron la retirada de las fuerzas de mantenimiento de la paz a encontrar ‎rápidamente alternativas militares para repeler posibles ataques. Asimismo, hace hincapié ‎en la soberanía e independencia del continente africano, cuyos pueblos han de ser los ‎primeros en defender sus recursos y sus territorios a parir de una capacitación física y ‎moral. Esto, a su vez, garantizará un futuro libre de amenazas de terrorismo y actos de ‎violencia para el continente africano.‎

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