- Resultan ilógicas tales pretensiones, puesto que el profeta- la paz y las bendiciones de Allah sean con él- convivió con los infieles, los judíos y los cristianos, quienes fueron propios testigos de sus buenas morales. El Profeta les combatió sólo después de que ellos han manifestado enemistad y después de prohibirle vivir en paz.

 

- La biografía del profeta es un claro testimonio de su buen tratamiento con todas las sectas, y más, su cooperación por el interés nacional de la patria.

 

- Cómo se ocurre pretender aquello en el tiempo en que el profeta visitaba a un vecino judío cuando estaba enfermo. En otra ocasión, una mujer judía le había invitado a comer y el profeta aceptó la invitación. Así que él nunca dejó de tratarse con los no musulmanes ni ordenó así.

 

- Quedad tan claro que, el profeta- siendo la persona que más sabe del noble Corán, más piadoso y temeroso de Allah- aplicó sus órdenes divinas. Nos preguntamos ¿tenemos que seguir las órdenes de Allah y de su profeta? o ¿Seguir las de los que difunden calumnias e injurias contra el Islam?