El Observatorio de Al-Azhar para la Lucha contra el Extremismo señala que el número oficial de mártires de la agresión sionista en la Franja de Gaza —que ha superado las 30.000 personas hasta el 7 de marzo de 2024— es sumamente bajo si tenemos en cuenta varios factores adicionales, entre los cuales destacan los siguientes:
– La cifra oficial anunciada —hasta la fecha— solo abarca el número de aquellos que murieron directamente como consecuencia de los bombardeos sionistas. Pero, no incluye a aquellos que fallecieron por otras razones, como las derivadas de los efectos de los bombardeos (verbigracia los desaparecidos), o de resultas de la política de hambruna, la propagación de epidemias, la falta de combustibles y la suspensión de suministros médicos, especialmente para mujeres embarazadas, bebés y enfermos crónicos. Por ende, resulta evidente que el número real de víctimas palestinas es muy superior al anunciado en los distintos medios de comunicación.
Al hilo de lo mencionado, el Observatorio de Al-Azhar recalca asimismo que las estadísticas anunciadas no incluyen a las personas que perdieron el contacto con sus familias, o quedaron sepultadas vivas bajo los escombros de sus casas, y los rescatadores no pudieron llegar hasta ellas, debido a la falta de equipos pesados o de combustibles, o a los ataques lanzados tanto contra ellos como contra las ambulancias. Por tanto, están muertos, como lo evidencia el olor a cadáver que desprenden las tierras de Gaza por mor de la política de tierra quemada que ejerce la bárbara agresión sionista.
– Otro factor que indica que la estadística actual es irreal lo hallamos en los heridos y en los muertos por el hambre, los cuales no se cuentan entre las víctimas. Debido a la ausencia casi total de servicios y materiales médicos básicos, como antisépticos y antibióticos, incluso las heridas superficiales pueden provocar la muerte. En una posición equidistante, se halla también el deceso por la desnutrición, los traumas psicológicos y la imposibilidad de dormir bajo los constantes bombardeos. Todo esto convierte a quienes parecen haber tenido una muerte natural en víctimas directas de los ataques de las fuerzas de la ocupación sionista. En este particular, se sitúan en primer plano los ancianos, los niños y quienes padecen enfermedades crónicas que requieren un tratamiento diario y regular. Añádase a ello que la causa de la muerte no se registra antes del entierro debido a la falta de lujos médicos dentro del sector siniestrado.
Esto se confirmó una vez más en noviembre de 2023 cuando la agencia ‘Associated Press’ informó de que su oficina en Gaza ya no podía contabilizar el número de víctimas a raíz de la interrupción de las comunicaciones y el colapso logístico.
Asimismo, el Observatorio de Al-Azhar asevera que el brote de epidemias, la propagación de enfermedades renales y hepáticas y el colapso deliberado del sistema sanitario y del nivel de vida demuestran la validez de los informes de investigación publicados por la Universidad de Edimburgo en el Reino Unido, los cuales indican que una cuarta parte de la población de Gaza corre el riesgo de fenecer en el plazo de un año. Este aspecto queda sentado también por otros informes realizados por el Departamento de Salud y Medicina Tropical de la ‘University College’ de Londres y por la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (JHUSOM) de Estados Unidos, en los cuales se asevera que si la situación en Gaza persiste o empeora, el número de víctimas aumentará en decenas de miles en los próximos seis meses.
Como corolario de lo anterior, el Observatorio de Al-Azhar asegura que la cifra anunciada hasta ahora —pese a su elevado número— subestima la magnitud de la hecatombe humanitaria y de los crímenes sionistas deliberados contra nuestro pueblo en la Franja de Gaza. Esto, a su vez, hace el juego a la entidad sionista que se enfrasca en minimizar los efectos de los intensos bombardeos con el fin de escamotear el genocidio colectivo que perpetra contra los perseverantes hijos del pueblo palestino.