En el marco del seguimiento de las ideas y actividades de los grupos terroristas, el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo ha escudriñado el editorial publicado en el periódico del ISIS Al-Naba en su número 459, titulado «¿Con qué frente estás?». De hecho, el artículo está plagado de falacias e incitaciones, destacando un tono promocional de ideas extremistas que sirven a agendas destinadas a dividir a los musulmanes y exacerbar conflictos sectarios que solo sirven a los enemigos de la Umma. El hecho de hablar de una guerra interminable entre suníes y chiíes, tal y como promueven los grupos extremistas, es un flagrante desprecio del hecho de que esta nación ha experimentado muchas divisiones a lo largo de su historia, pero al final, lo que une a los musulmanes es mucho mayor que lo que los divide.
Debemos rechazar las generalizaciones sectarias; porque no todos los que pertenecen a una determinada secta o país son culpables y, por tanto, responsables de las acciones de líderes o grupos extremistas. Puesto que la responsabilidad recae sobre los individuos que cometen crímenes y actos de violencia. Tales generalizaciones solo sirven para alimentar el odio y sembrar la discordia que amenaza la unidad de la Umma islámica. La «guerra interminable» ignora la importancia del diálogo y el entendimiento entre las distintas partes. No podemos negar que existen diferencias, pero ¿acaso seguir luchando es la única solución? ¿O la mejor manera de lograr la estabilidad y la justicia es buscar formas de arreglar estas diferencias mediante el diálogo y la acción conjunta? La historia de la Umma islámica está llena de ejemplos que demuestran que las guerras no son una solución duradera, y que el diálogo y la reconciliación son el camino para construir sociedades fuertes y unidas.
La idea de que el artículo se centre en las posiciones políticas sin examinar las posiciones doctrinales es un desprecio flagrante de la profundidad de la cuestión; la política es voluble y puede cambiar en función de las circunstancias y los intereses, pero las posiciones doctrinales y las constantes religiosas no deben regatearse. Por el contrario, es mejor tratar de entender al otro a través de sus propias fuentes intelectuales y culturales, y trabajar para acercar perspectivas en lugar de utilizar la religión como herramienta de incitación política.
Igualmente, el cotejo de los conflictos actuales con los históricos es un tratamiento superficial de la cuestión; dado que la historia está llena de acontecimientos de los que deberíamos aprender, no utilizarlos como combustible para nuevos conflictos. Así como, es peligroso volver a viejos conflictos e intentar reproducirlos en nuestro contexto contemporáneo, pues, esto solo sirve a quienes pretendan destruir la Umma desde dentro.
Por consiguiente, debemos ser más cautelosos con las ideas que propagamos, pues lo que propone el artículo es un llamamiento a más división y beligerancia, lo cual contradice los valores del Islam que llaman a la unidad y a la fraternidad. La Umma necesita hoy voces que promuevan ideas de paz, unidad y solidaridad, no las que siembran el odio y la violencia.
Hoy, más que nunca, estamos llamados a esforzarnos por unir las filas de la Umma y alejarnos de todo lo que nos divide y debilita. La historia nos ha enseñado que las naciones divididas y enfrentadas internamente son fáciles de controlar por sus enemigos, y nuestra situación no sería diferente si no pusiéramos remedio a ello.