En respuesta al artículo «¿No es hora de los que creen?» publicado por la revista Al-Naba del ISIS

  • | Tuesday, 8 October, 2024
En respuesta al artículo «¿No es hora de los que creen?» publicado por la revista Al-Naba del ISIS

El Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo ha hecho un seguimiento del editorial de la revista Al-Naba (número 460) del ISIS, que se centraba en el empleo de aleyas coránicas para amenazar con que el hecho de no practicar la yihad o enfrentarse a los enemigos provocará la ira de Al-lah y desembocará en un severo castigo. Metodológicamente, es importante distinguir entre entender los textos religiosos en sus contextos originales y entenderlos basándose en interpretaciones extremistas. El Islam es una religión de paz y moderación que no llama a la violencia salvo en defensa propia o en respuesta a una agresión. Sin embargo, el uso de aleyas coránicas para legitimar la violencia contra el otro religioso, se trata, pues, de una manipulación de los textos, y no refleja el verdadero espíritu del Islam, el cual llama a la sabiduría y al trato favorable con el prójimo.

El artículo recoge aleyas que contienen la amenaza del castigo en el más allá, y otras relacionadas con la yihad para amenazar a los musulmanes con castigos en este mundo y en el más allá si no siguen la idea del artículo que incita a la violencia y la corrupción en la tierra. En este contexto, hay que subrayar que el castigo y la recompensa son un asunto que pertenece únicamente a Al-lah, Todopoderoso, y que el hombre, independientemente de su posición o su condición, no tiene autoridad para juzgar los destinos de los demás. El propio Corán se refiere en muchas aleyas a la necesidad de centrarse en el arrepentimiento y las buenas acciones en lugar de la intimidación constante. La llamada a la bondad debe hacerse con sabiduría y de forma adecuada, no mediante amenazas y maneras horríficas que crean un ambiente de extremismo y odio.

El artículo llama explícitamente a la lucha, promoviendo la idea de que los musulmanes de todo el mundo están sufriendo persecuciones y que la única solución es la violencia. Sin embargo, no define el significado de la yihad, que no se limita a la violencia o la guerra. La yihad mayor es la yihad del alma, que conduce a mejorar la moral y los comportamientos. Mientras que la yihad militar solo está permitida en casos de legítima defensa, no de agresión ni de imposición de ideas a los demás. Por consiguiente, hay que recordar que el Corán indica que Al-lah no ama a los agresores, dado que la lucha es una respuesta adecuada al acto: «Y si castigáis, hacedlo en la misma medida en que fuisteis dañados». El mismo Corán que citan para justificar la obligación de luchar y derramar sangre es el mismo que da preferencia a la paz sobre la guerra y preserva las vidas como sagradas: «Y si se inclinan por la paz, inclínate por ella y confía en Al-lah».

El artículo también presenta a cualquiera que discrepe de los musulmanes o del Islam como un enemigo que merece ser castigado e, incluso, asesinado, independientemente de su religión, secta o ideología, ya sean comunistas, judíos, cristianos, etc. No obstante, el Islam reconoce las diferencias entre las religiones y creencias, y que la convivencia y la tolerancia son la esencia de las relaciones humanas.  La idea de que el otro religioso o la otredad religiosa es hostil al Islam es peligrosa y totalmente antiislámica. El Corán indica claramente que incluso el otro religioso debe ser tratado con justicia siempre que no practique ninguna persecución o injusticia contra los musulmanes: «Al-lah no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan hecho abandonar vuestros hogares. Es cierto que Al-lah ama a los equitativos».

Asimismo, el artículo acusa de infidelidad a algunos grupos de musulmanes y considera a los gobiernos y ejércitos árabes como apóstatas. Es bien sabido que la acusación de infidelidad es un arma muy peligrosa. Se trata, pues, de una ideología errónea que conduce a alimentar luchas y guerras que derraman sangre y lo echan todo a rodar, así como contradice las opiniones de los eruditos a lo largo de los tiempos, porque no está permitido acusar de infidelidad a un musulmán excepto por una sentencia legal reconocida en la Sharía, de acuerdo con normas estrictas y rigurosas. Dado que Al-lah es el único que sabe lo que está escondido en el fuero interno de la gente, y la idea de que una persona o un grupo, sin que esté cualificado, tiene  el derecho de juzgar a los demás contradice el espíritu del Islam, que se basa en el pluralismo, la compasión y la aceptación del otro.

Por el contrario, el artículo llama a la violencia y ataca la paz considerándola como una debilidad, sugiriendo que la yihad por la espada es la única forma de restaurar la dignidad de la Umma. Pero antes de refutar este torcido argumento, nos gustaría plantear algunas preguntas: ¿No establece el Islam marcos precisos para el uso legítimo de la fuerza? ¿En qué circunstancias puede emplearse la fuerza? ¿Pone el Islam la guerra como primer paso o como prioridad? Quienes estudian la Sharía saben con certeza que no está permitido dar prioridad a la fuerza sobre la paz, salvo en casos de legítima defensa propia o de la sociedad, pero la prioridad en el Islam sigue residiendo en establecer la justicia por medios pacíficos. El Islam insiste repetidamente en el papel del diálogo y el entendimiento como herramientas eficaces para resolver conflictos.

Igualmente, es evidente que el artículo selecciona únicamente las aleyas que llaman a la lucha, independientemente de las circunstancias históricas, políticas y sociales, lo que constituye una flagrante tergiversación y desorientación, ya que proyecta sobre la actualidad las aleyas que fueron revelados al Profeta Muhammad (PyB) en un entorno concreto, sin tener en cuenta el contexto histórico y cultural de las mismas. Se trata de un truncamiento que no difiere mucho de recortar las propias aleyas para quitarles su significado, como decir, por ejemplo: «No os acerquéis a la oración». El truncamiento lingüístico no es diferente del truncamiento histórico y cultural, pues son dos caras de la misma moneda, ya que ambos conducen a un significado torcido y a una distorsión semántica. La interpretación del Corán debe ser exhaustiva y equilibrada, no selectiva. Las aleyas relacionadas con la yihad y la lucha están mencionadas en contextos históricos concretos y se refieren específicamente a casos de agresión contra los territorios islámicos. Tales aleyas deben leerse en su marco general, que también incluye muchos textos que hacen un llamamiento a la paz, como la aleya en que Al-lah dice: «Y si se inclinan por la paz, inclínate por ella y confía en Al-lah».

En conclusión, es sumamente evidente que estas ideas extremistas, que no tienen ninguna relación con el Islam, solo sirven para deformar la faceta del Islam y de los musulmanes en todo el mundo, ya que se presentan como personas que siempre buscan la violencia y el asesinato, a pesar de que el Islam llama a construir civilizaciones y a enriquecer las sociedades con la ciencia y la moralidad. La ideología extremista no sirve al Islam, por el contrario, lo perjudica e intensifica la hostilidad de los demás hacia los musulmanes.

Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar subraya que estas ideas desviadas promovidas por grupos como ISIS son una distorsión de los principios del Islam, y solo sirven para desacreditar a los musulmanes y provocar más hostilidad contra ellos. Por lo tanto, todos debemos hacer frente a dicha ideología desviada armados de conocimiento, conciencia y una comprensión correcta de nuestra religión, con el fin de preservar la verdadera imagen del Islam como una religión que llama a la paz, a la misericordia y a la justicia.

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