En respuesta al artículo "Puntos sobre las letras" publicado por el periódico de Daesh, Al-Naba’

  • | Tuesday, 15 October, 2024
En respuesta al artículo "Puntos sobre las letras" publicado por el periódico de Daesh, Al-Naba’

Al-lah dice en Su Sagrado Libro: “Y aferraos todos juntos a la cuerda de Al-lah y no os separéis” (La Familia de Imrán: 103).

En el seguimiento continuo del Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo de las opiniones desviadas que distorsionan la imagen del Islam y fomentan la división de la Umma, se han identificado graves desviaciones en el editorial del periódico Al-Naba' en su número 462 titulado: "Puntos sobre las letras". Al-lah nos subraya en la aleya mencionada que los principios fundamentales que deben regir las relaciones entre los musulmanes, independientemente de sus diferencias sectarias o ideológicas son la unidad y la cohesión. El Islam, desde sus inicios, ha enfatizado la necesidad de unificar a los musulmanes y rechazar la división; ya que en ésta hay debilidad y en la unidad, fortaleza. Por lo tanto, los discursos que acusan de infidelidad a ciertos grupos de musulmanes bajo pretextos diversos contradicen el Corán y la Sunnah, pues, ambos llaman a la armonía y la misericordia. En este artículo, nos gustaría centrarnos en algunos puntos clave:

1. Evitar la discordia y la acusación de infidelidad

El artículo utiliza un enfoque extremadamente takfirí (acusación de infidelidad) contra un grupo específico de musulmanes, los chiíes, considerándolos infieles de manera absoluta debido a diferencias doctrinales. Sin embargo, el Islam subraya que la acusación de apostasía es un asunto extremadamente serio. El Profeta (PyB) dijo: "Si un hombre le dice a su hermano: '¡Oh, infiel!', uno de los dos lo será" (acordado por Al-Bujari y Muslim). Este hadiz indica que calificar a alguien de infiel no es un asunto trivial y no se puede hacer de manera arbitraria. Es más, nadie tiene derecho a considerar a un musulmán como apóstata salvo con pruebas concluyentes. La acusación de apostasía de un modo absoluto contra grandes grupos de musulmanes encierra un peligro enorme que conduce a la discordia y al derramamiento de sangre. Este tipo de pensamiento impide la unidad de la Umma y siembra la enemistad y el odio entre sus miembros. Además, la enemistad entre los musulmanes solo conduce a más división y debilidad. Al-lah dice: "Los creyentes son hermanos; por tanto, reconcilien a sus hermanos" (Los Aposentos Privados: 10). La reconciliación entre los musulmanes es el único camino para resolver las discrepancias, no la acusación de apostasía ni la segmentación.

Por otro lado, la diferencia de opinión y el ijtihad (esfuerzo interpretativo) son parte de la historia de la Umma islámica, como dice el refrán: "En la diversidad está la riqueza". El Imam Al-Shafi'i dijo: "Mi opinión es correcta pero puede estar equivocada, y la opinión de los demás es errónea pero puede ser correcta". Este es el enfoque que debemos seguir: debatir, discutir y discrepar sin excluirnos unos a otros de la fe islámica. Este tipo de discurso refleja ignorancia sobre los principios básicos de la religión. ¿Acaso este grupo desviado no ha reflexionado sobre el Corán: "O nosotros o vosotros estáis en la guía o en un claro error. Diles: No se os pedirá cuentas de lo que nosotros hagamos ni a nosotros de lo que vosotros hagáis" (Saba’: 24-25)? ¿No han meditado sobre la forma de diálogo que nuestro Señor nos ordena seguir al dirigirnos a los demás?

2. La necesidad de asirse al principio del reconocimiento del Islam

Uno de los principios fundamentales en el Islam es que quien pronuncie las dos declaraciones de fe (Shahada) se considera musulmán. Ninguna persona ni grupo puede excluir a alguien del Islam simplemente por seguir una escuela o interpretación jurídica diferente. El Profeta (PyB) dijo: "Quien diga: 'No hay más dios que Al-lah', entrará en el Paraíso" (relatado por Al-Bujari).

Los chiíes imamíes y otras sectas islámicas comparten con los musulmanes sunitas los pilares fundamentales de la fe islámica, que son la shahada, la oración, el azaque, el ayuno y la peregrinación a la Meca. Estos pilares los hacen parte de la Umma Islámica.

Las diferencias doctrinales y jurídicas que puedan surgir entre sunitas y chiíes no deben conducir a la fragmentación ni a la apostasía; más bien, deben abordarse con sabiduría y de un modo benévolo, porque el Islam fomenta el diálogo y el entendimiento, no la discordia ni la división. Al-lah dice: "Invita al camino de tu Señor con sabiduría y buen consejo, y discute con ellos de la mejor manera" (La Abeja: 125). En este mismo sentido, dicho grupo terrorista se equivoca, ya que dentro del chiísmo hay diversas ramas, algunas de las cuales concuerdan en gran medida con los sunitas, mientras que otras difieren incluso con los propios chiíes. Al igual que entre los sunitas, algunos adoptan una postura extremadamente rígida que llega al extremismo, mientras que otros practican una fe más moderada. Los moderados, tanto entre los sunitas como entre los chiíes, no pueden ser tratados de la misma manera que los extremistas de ambas sectas.

3. Alejarse de las disputas religiosas y políticas

El texto se basa en explotar las diferencias políticas y religiosas entre algunas sectas islámicas para justificar el odio y la enemistad. Sin embargo, continuar con estas disputas religiosas y políticas entre musulmanes no hace más que profundizar la división y debilitar el frente islámico ante los verdaderos enemigos. Esto refleja un vacío intelectual y una falta de percepción de la realidad. Aquellos que difieren en religión, cultura y geografía han llegado a la conclusión de que la unidad es inevitable, mientras que nosotros, que Al-lah nos ha unificado bajo una sola bandera, la del Islam, vemos cómo algunas facciones buscan cualquier motivo para la discordia, lo que nos dejaría como presas fáciles para nuestros enemigos. Al-lah dice: “Y no discutáis, que fracasareis y se desvanecerá vuestro poder” (Los Botines: 46). Esta aleya muestra que las disputas conducen al fracaso, y que la unidad es el único sendero para mantener la fuerza de la Umma. Por ende, nuestro discurso debe centrarse en lo que nos une, no en lo que nos divide.

4. Comprender correctamente la creencia islámica

El artículo explota el concepto de al-wala' wa-l-bara' (lealtad y repudio) para sembrar enemistad entre los musulmanes. Sin embargo, en el Islam este concepto se refiere a la lealtad hacia Al-lah, Su Mensajero y los creyentes, y al repudio de la incredulidad, la injusticia y la agresión. Pero este concepto no implica declarar apóstatas a los musulmanes que difieren con nosotros en cuestiones secundarias o en interpretaciones jurídicas.

Al-lah –Enaltecido sea- dice: "Al-lah no os prohíbe que seáis justos y bondadosos con quienes no os han combatido por causa de la religión ni os han expulsado de vuestros hogares" (La Examinada:. Tal aleya llama a tratar favorablemente a los no musulmanes que no muestran hostilidad, ¡cuánto más a los musulmanes que comparten nuestra fe, pero adoptan opiniones jurídicas o políticas diferentes!

5. La resistencia al enemigo sionista: Cuestión de la Umma

En un momento en que la Ummah se enfrenta a numerosos desafíos internos y externos, el enemigo sionista sigue siendo el mayor y más amenazador peligro. Es este enemigo el que ha usurpado la bendita tierra de Palestina, derramado la sangre de inocentes, violado su honor, destruido hogares, desplazado a millones de palestinos y sigue cometiendo los crímenes más atroces contra el pueblo palestino y los musulmanes en Jerusalén y otros territorios ocupados.

¿Cómo es posible que un artículo así no denuncie a la brutal entidad sionista, que no ha dejado de derramar la sangre de musulmanes y de profanar sus lugares sagrados islámicos y cristianos? A la luz de todos estos crímenes evidentes, el artículo se ocupa de atacar a los musulmanes, especialmente a los chiíes, sin mencionar ni una sola vez los crímenes sionistas contra la Umma. Este artículo no solo está cargado de hostilidad hacia las comunidades musulmanas, sino también muestra claramente una grave contradicción. Aunque el autor pretende que se preocupa por el Islam, ignora al mayor enemigo de los musulmanes en la era moderna, la entidad sionista. El artículo pasa por alto los crímenes cometidos por esta entidad en Palestina y otros países islámicos como Líbano y Siria, donde las incursiones sionistas siguen destruyendo infraestructuras y matando a inocentes.

Mientras que cada musulmán sincero debe unirse contra este enemigo sionista criminal, el artículo se dedica a avivar las discordias internas entre los musulmanes. Esto, en sí mismo, revela la identidad de su autor, quien no se preocupa por el interés del Islam y de los musulmanes, sino que busca sembrar la discordia y el odio dentro de la Umma islámica; porque la división entre los musulmanes resulta sumamente útil al enemigo sionista, y esto es algo de lo que debemos ser conscientes.

Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar subraya que la unidad islámica es la única vía para alcanzar la fuerza y la invencibilidad. Si seguimos preocupados por las disputas internas y las animosidades sectarias, no podremos hacer frente a los grandes desafíos a los que se enfrenta la Umma. Al-lah –Ensalzado sea- dice: "Verdaderamente la nación que formáis es una y Yo soy vuestro Señor, adoradme pues" (Los Profetas: 92). En lugar de centrarnos en lo que nos divide, debemos trabajar para fortalecer lo que nos une, que es la fe islámica y los pilares que unen a todos los musulmanes. Evitemos la acusación de incredulidad y la división, y dirijamos nuestros esfuerzos a lo que beneficia a la Umma y la une. Por fin, las diferencias deben gestionarse con sabiduría y de buena manera, no con incitación y hostilidad.

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