En el marco del seguimiento que el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo hace de las ideas de las organizaciones extremistas y los artículos y noticias que publican, el Observatorio analizó el artículo publicado por el periódico Al-Nabaa en uno de sus números de noviembre de 2024. Dicho artículo contiene una serie de ideas descarriladas y erróneas, además de un feroz ataque contra todos los musulmanes que no pertenecen a su corriente extraviada. En el mismo se alega que la causa del atraso de la Umma y su incapacidad para alcanzar la victoria radica en la desviación de ciertos predicadores, a quienes llaman «predicadores de la inacción». Mientras el artículo aborda el tema de la yihad, lo hace desde una base ideológica marcada por la exageración, inclinándose hacia la excomunión y la satanización del otro sin justificaciones legales. Aquí intentaremos refutar algunas de las falacias presentadas en el artículo a partir de pruebas legales, lógicas y fácticas.
Primero: Comprensión de la yihad en la Sharía islámica
La yihad en el Islam es un gran acto de adoración como dijo el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él). Sin embargo, al igual que ocurre con los demás preceptos legales, está regulada por condiciones y normas establecidas en el Corán: «Y combatid por la causa de Al-lah contra quienes os combaten, pero no cometáis agresión, porque Al-lah no ama a los agresores» [Sura 2: 190]. Esto demuestra que la Sharía islámica busca regular la yihad de manera que se logren los objetivos generales del Islam, que incluyen la preservación de la vida, la religión, la razón, la propiedad y el honor. Por ello, es crucial distinguir entre el combate lícito, que es defensivo y va en respuesta a una agresión según lo consideran los especialistas, y el combate caótico, llevado a cabo por grupos fuera de la ley que actúan sin planificación, provocando calamidades y derramando sangre injustamente.
El artículo ignora estas normas legales, desacredita a los eruditos y pensadores que desmienten sus falsedades, y los llama «agitadores» o «traidores». Esta visión desviada refleja una falta de comprensión de los objetivos de la Sharía islámica y un alejamiento de la moderación. Al analizar el artículo, se puede observar que carece de una visión clara que denote profundidad intelectual o buena reflexión, y se limita a palabras arrogantes y carentes de significado.
Segundo: La yihad no es un fin en sí, sino un medio
Uno de los errores más graves cometidos por el grupo terrorista es considerar la yihad como un objetivo autónomo, cuando en realidad, en el Islam es un medio para lograr la justicia y establecer la religión. Los eruditos han señalado que, en ciertas circunstancias, abstenerse de la yihad puede ser obligatorio si se prevé que conducirá a un daño mayor. Un ejemplo de ello es la tregua del Profeta con los idólatras en el Tratado de Al-Hudaybiyyah, donde renunció a ciertos derechos de los musulmanes -como realizar la 'Umrah- en favor de un beneficio mayor.
Asimismo, en la historia de los Califas Guiados hay numerosas situaciones que demuestran que el combate no es un fin en sí, sino un medio regulado por la necesidad y las condiciones establecidas por la Sharía islámica.
Tercero: El impacto de la exageración en la yihad
El extremismo y la exageración solo han acarreado desgracias a la Umma. Un ejemplo evidente es la destrucción de Estados islámicos: muchos de los grupos armados que surgieron en nombre de la yihad terminaron agotando los recursos de la Umma, dejando países devastados y poblaciones desplazadas. Esto también ha llevado a una distorsión de la imagen del Islam, dificultando la labor de los verdaderos predicadores que intentan transmitir su mensaje tolerante.
Cuarto: La exageración en el takfir (acusación de infidelidad) y la desconfianza
El artículo destaca la tendencia de acusar a otros de traición o de ser agentes de enemigos basándose en conclusiones personales erróneas y sin pruebas concluyentes. Es fundamental enfatizar que acusar a otros de apostasía o traición sin evidencia es un acto prohibido, tal como dijo el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él): “Si alguien llama incrédulo a su hermano, uno de los dos cargará con ello”.
¿Cómo le llamarían entonces a quien acusa de apostasía a toda la Umma o a un gran número de musulmanes? En realidad, estas organizaciones se esfuerzan continuamente en emitir juicios de takfir y desconfianza, atrayendo a jóvenes ignorantes y manipulables para que se unan a sus filas, empujándolos a la perdición.
Además, el hecho de emitir juicios sin conocimiento ni reflexión, y acusar a los eruditos y predicadores que los contradicen de "predicadores del Infierno" o "traidores", refleja la ignorancia de estas organizaciones y su falta de ética al tratar con quienes opinan diferente. A este mismo respecto, Al-lah dice: “Cuando les llega algo referente a la seguridad o al temor, lo divulgan. Si lo hubieran remitido al Mensajero y a los que tienen autoridad entre ellos, quienes investigan lo habrían sabido” [Sura 4: 83].
Esto subraya que los eruditos, quienes poseen conocimiento profundo del Corán y la Sunna, son los únicos calificados para extraer enseñanzas y no se limitan a las apariencias literales ni caen en el fanatismo.
Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar confirma que el artículo de Al-Nabaa refleja una peligrosa orientación ideológica basada en el extremismo, que conduce al takfir de los musulmanes y a la división de sus filas. Es un deber para los musulmanes unirse y seguir a los verdaderos eruditos e instituciones religiosas confiables que equilibran los textos legales con la realidad práctica. No cabe duda de que la yihad es un gran precepto religioso y que no está suspendida en la época actual. Sin embargo, los miembros del grupo terrorista Daesh viven en una peligrosa ilusión: creen que poseen la "infalibilidad ideológica y la pureza metodológica", considerándose los únicos portadores de la verdad absoluta. Este pensamiento ha llevado al grupo no solo a despreciar a la Umma y al resto de los musulmanes, sino también a clasificar a otros combatientes que no comparten su metodología como desviados o innovadores, erigiéndose como guardianes de las intenciones y los juicios religiosos.
Es más, su discurso monopoliza la verdad y reclama una corrección absoluta, justificando tanto el derramamiento de sangre de sus oponentes no musulmanes como el takfir de los mismos musulmanes, incluso de aquellos que han sacrificado sus vidas por la causa de Al-lah pero no siguen su camino desviado. Este extremismo conduce inevitablemente a la división de la Umma y siembra discordia entre sus miembros.
Y es una paradoja sorprendente que esta organización terrorista no tenga reparo en derramar la sangre de otros, incluso de aquellos que luchan legítimamente para repeler la agresión, bajo el pretexto de combatir la desviación. Sin embargo, la desviación de Daesh es la más evidente y peligrosa, ya que se basa en una comprensión corrupta de los textos legales islámicos y se hunde en las tinieblas del extremismo, sin considerar los objetivos de la Sharía. Ven a quienes no les prestan lealtad ni se someten a su ilegítima autoridad como fuera de la religión o sumidos en el extravío, sin darse cuenta de que este fanatismo detestable ha destruido muchas de las esperanzas de la Umma de unirse contra sus enemigos.
El ISIS se ha convertido en un ejemplo flagrante de desviación en el pensamiento y el método; pues no acepta la diversidad intelectual ni el esfuerzo interpretativo de los eruditos, sino que se erige como el único estándar de la verdad. Se consideran a sí mismos como el "grupo salvado" mientras ven a todos los demás sumidos en el error. Esta pretensión, además de dividir a la Umma, ofrece a los enemigos del Islam una excusa para distorsionar su imagen y cercarlo tanto intelectual como políticamente. Suplicamos a Al-lah que libere a la Umma de este pensamiento desviado, que unifique su palabra y la proteja de las tribulaciones, tanto las visibles como las ocultas.