El presente artículo exhibe un análisis crítico del editorial publicado en el periódico Al-Naba del Dáesh en su edición número 481, en la que se promueve la idea de los "lobos solitarios" y se manipulan los textos religiosos sacándolos de su contexto. Partiendo del papel que desempeña el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo en la refutación del pensamiento corrupto, exponemos en este artículo las falacias intelectuales en las que se basa el discurso del Dáesh, tales como la confusión entre Judaísmo y sionismo, la tergiversación deliberada del significado de las aleyas sobre el combate, el ataque a la resistencia palestina, además de la promoción de la violencia individual, que contradice los principios de la Sharía. Asimismo, abordamos otras desviaciones ideológicas y jurídicas peligrosas que distorsionan las enseñanzas y los valores del Islam.
En las últimas décadas, el mundo islámico ha sido testigo del advenimiento de corrientes extremistas que se atribuyen falsamente al Islam. Entre ellas se encuentra el Dáesh, que pretende justificar sus actos violentos mediante la manipulación de textos religiosos fuera de su contexto. Entre las obras propagandísticas de este grupo encontramos un artículo que fomenta la idea de los "lobos solitarios" como una estrategia "yihadista", cuando en realidad incita al asesinato indiscriminado y pisotea los conceptos islámicos auténticos. Por ello, este artículo expone los aspectos fundamentales de dicho discurso extremista y desmonta sus afirmaciones desde un enfoque científico basado en las fuentes jurídicas islámicas.
Primero: La confusión entre Judaísmo y Sionismo
El artículo en cuestión incita abiertamente contra los judíos sin distinguir entre el Judaísmo como religión y el sionismo como movimiento político. Esta es una falacia peligrosa, ya que el Islam no se opone a las religiones monoteístas, sino que reconoce su existencia y los derechos de sus seguidores. El Profeta Muhammad (PyB) firmó la Constitución de Medina con los judíos y estableció relaciones pacíficas con aquellos que no hostigaban a los musulmanes.
Dicha Constitución de Medina, que el Profeta promulgó tras su emigración a esta ciudad, es el primer documento constitucional del Islam y regulaba la convivencia entre musulmanes, judíos y otros habitantes de Medina. Contenía disposiciones que garantizaban el derecho de todos a vivir en paz, establecía el principio de ciudadanía compartida y promovía la cooperación en la defensa de la ciudad ante cualquier agresión externa. Estipulaba también que los judíos tendrían su religión y los musulmanes la suya, en un marco de respeto mutuo.
Este documento representa una prueba contundente que refuta las pretensiones del Dáesh, el cual busca justificar la violencia contra todo aquel que no se alinee con su visión extremista. En cambio, el Islam asienta las bases para la convivencia pacífica y el respeto a los pactos y acuerdos.
La enemistad legítima en el Islam no se dirige contra todos los judíos por su religión, sino contra la ocupación sionista. Por otro lado, el sionismo es un movimiento político colonialista que surgió en el siglo XIX con el objetivo de establecer un Estado judío en Palestina, sin importar la existencia de sus habitantes originales. Así pues, no todo judío es sionista. De hecho, existen judíos que rechazan el sionismo tanto desde perspectivas religiosas como políticas.
El Islam ordena tratar con justicia a los judíos que no combaten a los musulmanes ni los expulsan de sus tierras, como afirma el Corán: "Dios no os prohíbe que tratéis con benevolencia y equidad a quienes no os combaten por la religión ni os expulsan de vuestros hogares. Dios ama a los justos" (Corán, La Examinada:.
Segundo: La tergiversación de las aleyas coránicas sobre el combate
El artículo en cuestión cita aleyas coránicas fuera de contexto, como: "Matadlos dondequiera que los encontréis" (Corán, La Vaca: 191). Dicha aleya es empleada por el Dáesh para justificar el asesinato indiscriminado, cuando en realidad se refiere a la legítima defensa contra aquellos que agreden a los musulmanes. En los principios de la exégesis coránica, se establece que los textos religiosos deben entenderse en su contexto para evitar posibles interpretaciones erróneas, como hacen los extremistas.
Prueba de ello es la aleya anterior a esta, en la que Al-lah dice: "Combatid por la causa de Dios a quienes os combaten, pero no os extralimitéis. Dios no ama a los transgresores" (Corán, La Vaca: 190).
Incluso en el contexto del combate, el Islam prohíbe la transgresión. Además, la guerra en el Islam se rige por normas claras, como el hecho de que debe ser declarada por una autoridad legítima (un gobernante musulmán), y no puede convertirse en un acto individual basado en el juicio personal o en un deseo de venganza.
El Profeta Muhammad prohibió matar sin autorización y alertó sobre la gravedad de asesinar a no combatientes, incluso en el campo de batalla. Dijo: "No matéis a un anciano, a un niño ni a una mujer" (Narrado por Abu Dawud). Siguiendo este principio, el califa Abu Bakr As-Siddiq aconsejaba a sus tropas: "No traicionéis ni cometáis excesos, no matéis a un anciano, ni a una mujer, ni a un niño. No destruyáis palmeras ni queméis árboles frutales".
Tercero: La condena de la resistencia palestina y la distorsión del concepto de yihad
El artículo ataca a la resistencia palestina y sostiene que quien lucha por su patria no puede ser considerado un muyahid. Sin embargo, esta afirmación contradice el concepto legítimo del yihad, que incluye la defensa de la vida, la tierra y el honor. El Profeta (PyB) dijo: "Quien muera defendiendo sus bienes es un mártir; quien muera defendiendo su vida es un mártir; quien muera defendiendo su religión es un mártir; quien muera defendiendo su familia es un mártir" (Narrado por Abu Dawud y At-Tirmidhi).
Es evidente que la patria abarca todos estos elementos esenciales: la vida, los bienes, la religión y el honor. Por tanto, defenderla y protegerla con todo lo que se posee es un deber ineludible. Si aquel que combate por su patria no es un mártir, ¿quién lo sería entonces? Si él no es un héroe, ¿quién lo sería? Y si el Paraíso no está reservado para estos valientes, ¿para quién lo está?
La resistencia palestina no es terrorismo, sino una lucha legítima por la tierra y el honor frente a una ocupación colonial brutal. Las religiones monoteístas y las leyes internacionales han reconocido el derecho de los pueblos a resistir la ocupación. ¿Cómo puede, entonces, este artículo equiparar la resistencia contra la ocupación con la violencia indiscriminada? Esta propaganda malintencionada busca despojar a los palestinos de su derecho legítimo a defender su tierra y presentarlos como terroristas, cuando en realidad son un pueblo que lucha por la libertad y la independencia, que es el más noble de los propósitos según la Sharía.
Cuarto: La incitación al asesinato indiscriminado y la adopción de la estrategia de los "lobos solitarios"
Lo más peligroso del artículo es su llamamiento explícito a cometer asesinatos individuales mediante la promoción de la idea de los "lobos solitarios", llegando incluso a ofrecer instrucciones prácticas para evitar ser capturados. Esta ideología terrorista no tiene ninguna relación con el yihad, sino que constituye un acto de corrupción en la Tierra. Dios dice en el Corán: "Quien mate a una persona inocente, sin que esta haya cometido homicidio ni haya sembrado corrupción en la Tierra, es como si hubiera matado a toda la humanidad" (Corán: La Mesa Servida: 32).
El asesinato de civiles inocentes, aunque no sean musulmanes, está absolutamente prohibido en el Islam, como ya hemos señalado. Aquel que mate a una persona sin derecho mediante una emboscada o una trampa, o aterrorice a los inocentes, está sujeto en el Islam a la pena de ḥirāba (bandolerismo). Dios, al abordar este crimen, no hace distinción entre musulmanes y no musulmanes, sino que lo considera una forma de corrupción en la Tierra en términos generales: "El castigo de quienes combaten a Dios y a Su Mensajero y siembran la corrupción en la Tierra es que sean ejecutados, crucificados, que les sean amputadas las manos y los pies opuestos o que sean desterrados de la tierra. Tal será su humillación en este mundo, y en la otra vida les espera un castigo terrible" (Corán: La Mesa Servida: 32).
Quinto: Las consecuencias desastrosas de esta ideología para la Umma
Las operaciones terroristas promovidas por Dáesh no han hecho más que distorsionar la imagen del Islam, intensificar el sufrimiento de los musulmanes en Oriente y Occidente, y proporcionar pretextos a sus enemigos para reprimir a las comunidades islámicas. Estas acciones también han intensificado las divisiones internas entre los propios musulmanes y han desviado la atención de la causa palestina, que es una de las cuestiones centrales de la Umma islámica. En lugar de centrarse en la lucha legítima contra la ocupación, los seguidores de esta ideología se dedican a sembrar el caos y la discordia.
Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo enfatiza que el discurso de Dáesh no representa el espíritu del islam, sino que es una distorsión deliberada de los conceptos religiosos para justificar la violencia indiscriminada. El análisis de su ideología revela que sus argumentos se basan en la manipulación de los textos sagrados, el ataque a la resistencia legítima y la incitación al asesinato en nombre de la religión, lo cual es totalmente contrario a las enseñanzas auténticas del islam.
Es imperativo combatir esta ideología extremista mediante la difusión de una comprensión correcta de los textos religiosos, el apoyo a la resistencia legítima contra la ocupación y la protección de los jóvenes para que no caigan como presa en las garras del extremismo. En última instancia, el Islam sigue siendo la religión de la misericordia y la justicia, no del terrorismo y la violencia.