El grupo terrorista Daesh no escatima esfuerzos en difundir su falsedad ideológica y exhibir la violencia que adopta como principio y de la cual se enorgullece en todos los foros. En la última edición de su periódico Al-Naba', publicó un artículo titulado "Estábamos allí", en el que alardea de la expansión de sus ideas distorsionadas, que han cruzado fronteras hasta atraer seguidores de diversas nacionalidades, los cuales perpetran crímenes terroristas contra ciudadanos de distintos países. Este fenómeno se conoce por "lobos solitarios". Un ejemplo de ello es el atropello masivo ocurrido en Estados Unidos durante las festividades navideñas. En el artículo, además, se incita al asesinato de civiles e inocentes, incluidos niños, ancianos y mujeres.
A continuación, analizamos las falacias y crímenes expuestos en dicho artículo:
El Islam prohíbe el asesinato de civiles e inocentes
El autor del artículo se basa en una interpretación errónea de los versículos coránicos para justificar los ataques contra civiles, lo que contradice de manera explícita los textos sagrados del Corán y la Sunna. Dios dice en el Corán:
"Combatid en el camino de Dios contra quienes os combaten, pero no transgredáis. Dios no ama a los transgresores" (Corán, 2:190).
Esta aleya ordena a los musulmanes luchar únicamente contra quienes los ataquen y prohíbe expresamente cualquier exceso en la guerra. Asimismo, el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones sean con él) instruyó a sus comandantes militares con estas palabras:
"Marchad en el nombre de Dios y según la fe de Su Mensajero. No matéis a un anciano decrépito, ni a un niño, ni a una mujer. No seáis traicioneros ni desleales" (Narrado por Abu Dawud(.
Estas enseñanzas proféticas dejan claro, sin lugar a dudas, que está prohibido matar a quienes no participan en los combates.
Además, en la batalla de Uhud, cuando Hamza ibn Abdul Muttalib, tío del Profeta y uno de sus más valientes guerreros, fue martirizado y su cuerpo mutilado, el Profeta exclamó: "Juro que tomaré represalias mutilando a setenta de ellos". Sin embargo, en ese momento Dios reveló:
"Si castigáis, hacedlo en la misma medida en que habéis sido agraviados. Pero si tenéis paciencia, será mejor para los pacientes" (Corán, 16:126).
Dichas evidencias demuestran sin la menor duda que los atentados contra civiles inocentes contradicen las enseñanzas del Islam. La afirmación de que el asesinato de civiles forma parte del yihad es una tergiversación de su significado o, peor aún, una manipulación de la Sharía. El Islam distingue claramente entre combatientes y no combatientes, y aun en el caso de los combatientes, establece que la represalia debe ser proporcional a la agresión sufrida.
El asesinato indiscriminado es un acto cobarde y no tiene nada que ver con el yihad
El yihad legítimo en el Islam consiste en luchar contra los combatientes enemigos en el campo de batalla. En cambio, el asesinato de civiles indefensos es un acto de traición y cobardía. Se asemeja, en todo sentido, a las atrocidades cometidas por los sionistas contra el pueblo palestino. Las masacres sionistas que matan a niños, mujeres y ancianos en Palestina constituyen un claro ejemplo del terrorismo prohibido por todas las religiones y condenado por la comunidad internacional.
Los grupos extremistas que promueven el asesinato de civiles bajo pretextos como la "venganza" o la "defensa del Islam" no son diferentes de la ocupación sionista, pues ambos utilizan a la población civil como objetivo para alcanzar sus propios fines. Los ulemas del Islam han afirmado que la lucha legítima se basa en el combate contra quienes atacan a los musulmanes y que atentar contra los no combatientes está absolutamente prohibido.
Desde el punto de vista moral, el asesinato indiscriminado no es más que una expresión de cobardía y traición. Un verdadero combatiente enfrenta a su enemigo en el campo de batalla, mientras que quien mata a inocentes comete una vileza condenable.
La manipulación de los textos sagrados para justificar el terrorismo
El presente artículo, para apuntalar su ideología descarrilada, cita esta aleya:
"Combate en el camino de Dios; no se te exige más de lo que puedas hacer, pero anima a los creyentes" (Corán, 4:84).
Sin embargo, esta cita se ha sacado completamente de contexto. La aleya fue revelada en relación con el combate legítimo contra los agresores, no para justificar el terror y la intimidación de personas inocentes. Tal aleya se refiere a la exhortación del Profeta Muhammad a los musulmanes para luchar contra los politeístas en la batalla de Uhud, en un contexto en el que los musulmanes eran numéricamente inferiores y estaban en situación de defensa.
A pesar de haber sufrido múltiples agresiones por parte de los mequíes, cuando el Profeta entró victorioso en la ciudad, lo hizo sin combatir, a pesar de que sus habitantes habían sido los mismos enemigos en Badr y Uhud y le habían impedido peregrinar. No derramó sangre porque ya no representaban una amenaza.
Entonces, ¿cómo pueden justificarse hoy quienes matan a niños, mujeres y ancianos? ¿En qué se diferencian de los criminales sionistas?
El problema fundamental de esta ideología extremista radica en su abuso de aleyas coránicas, aplicándolas fuera de su contexto original, lo que constituye una deformación de su significado y lleva a conclusiones totalmente ajenas a la esencia del Islam.
Justicia frente a la venganza ciega
El Islam es una religión de justicia, no de venganza. Cuando permite la autodefensa, establece normas claras que prohíben la injusticia y la agresión. Por ello, incitar a matar civiles en lugares como festivales, mercados y exposiciones culturales no es más que una manifestación del caos sangriento, que no tiene nada que ver con el yihad. Se trata de actos cobardes que el Islam condena y que son repudiados por toda la humanidad.
Los juristas islámicos han establecido que la justicia es el fundamento del yihad y que cualquier forma de violencia que implique injusticia —como el asesinato de inocentes o el ataque a no combatientes— es ilegítima.
El Islam diferencia claramente entre el yihad legítimo, que busca frenar la agresión y proteger derechos, y la venganza, que responde a impulsos destructivos sin ética alguna. Dios dice en el Corán:
"Dios manda la justicia y la excelencia" (Corán, 16:90).
Entonces, en el contexto de la guerra, el Islam prohíbe matar a no combatientes y establece normas que garantizan la protección de los civiles. Por ello, las prácticas de los grupos extremistas que atacan concentraciones civiles —como conciertos, mercados y espacios públicos— no pueden calificarse sino como actos de cobardía y traición.
El verdadero yihad exige valentía en el enfrentamiento contra ejércitos y combatientes. En cambio, los atentados indiscriminados reflejan un temor a la confrontación y son actos de traición. Las masacres perpetradas por el sionismo contra el pueblo palestino ilustran esta violación flagrante de las normas de la guerra. Asimismo, justificar tales crímenes bajo el pretexto de la autodefensa no es más que un doble sentido que, en el fondo, se asemeja a la propaganda extremista que promueve el asesinato de civiles en nombre del Islam.
Y cuando la guerra se convierte en un medio para descargar la ira, surge el caos que destruye la sociedad y agrava el sufrimiento. Dios Todopoderoso dice:
"Y cuando habléis, hablad con justicia, aunque se trate de un pariente cercano" (Corán, 6:152).
Dicho mandato divino deja claro que la justicia no es una opción, sino una obligación moral, incluso hacia los enemigos. Por ello, incitar al asesinato indiscriminado de civiles contradice la esencia de la Sharía, cuyo objetivo es equilibrar derechos y deberes.
Por su parte, el Observatorio de Al-Azhar subraya la necesidad de erradicar esta ideología desviada, que solo acarrea destrucción, deshonra y sufrimiento, afectando tanto al Islam como a los musulmanes. Este pensamiento radical y sus manifestaciones no son más que un arma dirigida contra los propios musulmanes especialmente. Por ello, el Islam se deslinda por completo de esta visión extremista, que viola sus valores fundamentales.