El Observatorio de Al-Azhar: la convivencia y la diversidad son la piedra angular de las sociedades modernas, y la lucha contra el odio empieza por exigir cuentas a quienes lo promueven.
La sesión parlamentaria celebrada en España el día 11 de junio de 2025 fue escenario de una virulenta embestida por parte del partido ultraderechista Vox, que dirigió sus ataques contra los contenidos de inspiración islámica presentes en los programas educativos. Esta acometida provocó un amplio rechazo por parte del Gobierno y de los partidos democráticos, y fue calificada por medios como el diario ABC como un nuevo intento de agitar las aguas de la islamofobia en la arena política.
Según informaron diversas fuentes, el diputado Joaquín Robles —representante de Vox— instó a que el Estado «vigilase los contenidos islámicos en las aulas», alegando que podrían vehicular «llamamientos a la yihad» o «discursos hostiles hacia la mujer y hacia las personas homosexuales». Robles insistió en que el sistema educativo no debía convertirse en una tribuna desde la cual se difundan ideas que colisionan con los «valores españoles», en el marco de un debate sobre el fortalecimiento de los currículos multiculturales. Acusó, asimismo, a la ministra de Educación, Pilar Alegría, de «encubrir contenidos peligrosos» y de fomentar una actitud de «claudicación cultural», tildando la pluralidad religiosa de «amenaza inminente para la identidad nacional», lo que generó un hondo malestar entre los escaños del Parlamento.
El Gobierno rechaza los mensajes de odio
La ministra Pilar Alegría replicó con firmeza a las afirmaciones de Vox, reiterando el rechazo del Gobierno español a los «mensajes de odio» que emanan de la extrema derecha, incluso desde el seno de las instituciones. Subrayó Alegría que «lo que propaga Vox no son sino falsedades reiteradas, cuyo único fin es sembrar el miedo al otro», y defendió que la sociedad española se cimienta en el respeto a los valores democráticos, a la libertad de creencias y a la riqueza que entraña la diversidad cultural y religiosa.
El Ejecutivo acusó, además, a Vox de fabricar un «enemigo ficticio» para galvanizar al electorado, calificando el discurso dirigido contra los musulmanes como el reflejo de una mentalidad excluyente que constituye una amenaza real al tejido social español. Asimismo, reprobó con contundencia cualquier intento de vincular el Islam con el extremismo, señalando que tal asociación no es sino un ultraje a los millones de ciudadanos musulmanes, íntegros en su conducta y fieles cumplidores de la ley.
Este episodio tiene lugar en un contexto de creciente proliferación de discursos populistas de corte derechista que, en toda Europa, se ensañan contra inmigrantes y musulmanes. Se trata de una deriva inquietante que comienza a infiltrarse en los órganos legislativos, generando una honda preocupación entre los defensores de los derechos humanos y de la convivencia pacífica.
En un comunicado emitido al hilo de los acontecimientos, el Observatorio de Al-Azhar manifestó su honda preocupación ante la intensificación del discurso hostil al Islam en los espacios legislativos, calificando esta tendencia como una peligrosa desviación de los principios democráticos, que deben sostenerse sobre el respeto a la libertad religiosa y de conciencia. El Observatorio advirtió de que la confusión deliberada entre Islam y extremismo constituye una de las armas predilectas del discurso del odio, que busca infundir miedo y sospecha en el ánimo ciudadano, al tiempo que margina a segmentos enteros de la población sobre la base de su fe o su bagaje cultural.
Asimismo, alertó contra el empleo del Parlamento como púlpito para propagar ideas que estigmatizan a los musulmanes, ya que ello pone en entredicho la unidad del cuerpo social y fomenta la división. Y, aunque el Observatorio reiteró su firme condena a cualquier contenido pedagógico que incite a la violencia, instó a que no se convierta la escuela en campo de batalla para guerras ideológicas donde se desacrediten credos sin prueba alguna. Llamó, por último, al conjunto de la sociedad española, a sus dirigentes y a sus instituciones a hacer frente con sabiduría y con principios a esta marea populista, reafirmando que la convivencia y la diversidad son el cimiento esencial de las sociedades modernas, y que la verdadera lucha contra el odio comienza por exigir la rendición de cuentas a quienes lo propagan.