La exégesis fragmentaria: lenguaje de las huestes extremistas

  • | Tuesday, 26 August, 2025
La exégesis fragmentaria: lenguaje de las huestes extremistas

     En la era moderna, marcada por el recrudecimiento de las olas de violencia y de terrorismo, se alzan las organizaciones extremistas no sólo como fuerzas armadas, sino como portadoras de un discurso religioso envenenado que retuerce los textos sagrados y los pone al servicio de agendas turbias. Entre las armas predilectas de esa retórica figura lo que se ha dado en llamar “la exégesis fragmentaria de los textos”, consistente en desgajar aleyas y dichos proféticos de su contexto integral para cargarles significaciones ajenas a su intención original. Surge, pues, la pregunta: ¿qué es esta exégesis fragmentaria?, ¿por qué recurren a ella las huestes extremistas?, ¿y qué peligros entraña sobre la conciencia religiosa y la cohesión social?
I. El concepto de exégesis fragmentaria
La exégesis fragmentaria consiste en cercenar los textos sagrados —ya sean coránicos o proféticos— de su marco general, sea éste textual (lo que precede o sigue), o histórico y social, desatendiendo la trabazón orgánica de los pasajes y reduciéndolos a partes aisladas, cuando en rigor deben ser entendidos como un todo armónico.
II. El uso de este método por las organizaciones extremistas
Las agrupaciones radicales recurren a tal práctica con fines múltiples:
• Desvirtuar el discurso religioso, orientándose sobre todo a la juventud, con la mira de sembrar confusión y apartarla de la recta comprensión de la fe.
• Torcer el sentido de las aleyas coránicos para legitimar propósitos y designios políticos.
• Utilizar fragmentos recortados y adulterados como proclamas ideológicas disfrazadas de mensajes devotos, transmitidos por redes sociales y publicaciones propias.
• Incitar a los jóvenes a rebelarse contra sus gobernantes y declararlos infieles, justificando la agresión contra ellos mediante citas descontextualizadas, como la aleya: «Los que se niegan a creer son aliados unos de otros. Si no obran de la misma manera [siendo los creyentes aliados unos de otros], se propagarán los conflictos en la Tierra y habrá una gran corrupción» (Corán, 8:73), esgrimido falazmente para su campaña de reclutamiento.
• Dar cobertura religiosa falaz a la violencia, amparándose en pasajes como: «ejecuten a los idólatras dondequiera que los encuentren» (Corán, 9: 5), sin referencia alguna a las circunstancias bélicas concretas de la revelación.
• Envenenar las mentes juveniles, demoliendo calculadamente la metodología sana de interpretación, de suerte que el camino hacia la violencia terrorista y la amenaza al inocente se les presente llano y franqueado.
• Manipular la sensibilidad religiosa y excitar las emociones juveniles, para persuadirlos de que libran una batalla sacra y que la verdadera yihad consiste en empuñar las armas y unirse a las filas sectarias.
• Forjar un estado de alienación religiosa en la sociedad, promoviendo la imagen de que sólo a través de sus textos mutilados y falseados puede enfrentarse la desviación social, y apartando así a los jóvenes del Corán veraz y de la Sunna auténtica.
III. Los efectos de la exégesis fragmentaria sobre el individuo y la sociedad
• Deformación de la imagen del Islam en el orbe: al propagar nociones sangrientas en nombre de la religión, favorecen la islamofobia y la asociación del Islam con la violencia.
• Desintegración de las comunidades: se declara incrédulo al discrepante, se sacraliza la discordia interna y se convierte a los pacíficos en blanco de agresiones bajo pretextos de “soberanía divina” o de “alianza y ruptura”.
• Debilitamiento de las autoridades religiosas moderadas: pues se presentan las interpretaciones rigoristas como “la verdad absoluta”, mientras se tilda a los sabios moderados de tibios o de servidores del poder.
IV. Respuestas necesarias ante esta deriva
• Difusión de la exégesis integral y teleológica, que afirme la visión global de los textos y restituya el equilibrio de la comprensión religiosa.
• Fomento de la conciencia crítica en la juventud, mediante programas pedagógicos que cultiven el pensamiento analítico y los inmunicen frente al discurso del odio.
• Establecimiento de pautas firmes para la correcta interpretación, a fin de preservar la sacralidad del texto y evitar que los extremistas lo manipulen en beneficio propio.
• Activación del papel de las instituciones religiosas acreditadas, que ofrezcan un discurso alternativo, profundo y moderado, capaz de desenmascarar la falacia de la retórica extremista.
La exégesis fragmentaria no es, pues, un simple error hermenéutico: es un ardid insidioso que pretende socavar las sociedades desde dentro, revestir la violencia de ropajes sagrados y justificar la sangre derramada. En consecuencia, el enfrentamiento de este mal no se logra únicamente con refutación académica, sino mediante una estrategia integral que abarque educación, cultura, medios de comunicación e instituciones religiosas, preservando así la pureza de los textos y protegiendo a la juventud del engaño y la manipulación.
El Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo subraya la necesidad de consolidar entre los jóvenes la conciencia religiosa, intelectual y crítica, para contrarrestar las tentativas de captación que despliegan las organizaciones terroristas a través de las redes sociales, esa tribuna primordial por donde se infiltran en las mentes juveniles.
En este sentido, el Observatorio recomienda:
• Reforzar la conciencia de la juventud mediante ciencia sólida y metodología recta.
• Estimular el pensamiento crítico frente a textos desviados y falaces.
• Blindar las mentes juveniles introduciendo programas educativos que integren enseñanza religiosa moderada y formación mediática moderna.
• Elaborar campañas de sensibilización en medios oficiales y plataformas digitales con un lenguaje actual, acorde con las aspiraciones de la juventud.
• Insistir en desenmascarar los errores del método extremista y de la exégesis fragmentaria, con exposiciones científicas claras y sencillas que los jóvenes puedan comprender.
• Multiplicar conferencias y foros intelectuales en escuelas, universidades y centros juveniles, propiciando un contacto directo con las inquietudes y desafíos de la juventud.
• Ampliar la presencia activa y eficaz de las instituciones religiosas moderadas en las redes sociales, con contenidos constantes que enfrenten el odio y el engaño con sabiduría y lucidez.
 

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