Cada día que pasa en la guerra de genocidio en Gaza, se revelan nuevos episodios cuya brutalidad ha superado todos los límites de la humanidad. Una guerra sucia que no solo afecta a las personas y a los objetos, sino que corroe el núcleo de los valores éticos, mostrando la verdadera cara de una entidad sionista fundada sobre los restos de palestinos inocentes y las ruinas de ciudades. Dado que los sionistas no creen en la convivencia, no reconocen al otro ni le conceden siquiera el derecho a la vida, ya no se preocupan por justificar su agresión. En cambio, levantan las banderas de la fuerza, la arrogancia y la destrucción de todo lo que no pertenezca a su proyecto racista.
Incluso dentro de las filas de la ocupación, han surgido testimonios históricos impactantes de soldados implicados en la matanza de palestinos en la Gaza doliente. Sus conciencias estaban constreñidas y ya no soportaban más los crímenes que habían cometido. Esto reveló el verdadero rostro de los soldados criados en un entorno impregnado de odio y extremismo, saturado de textos religiosos distorsionados que legitiman el asesinato y recompensan a los agresores.
En un reportaje publicado por el sitio web Sicha Mekomit, se reveló la implicación directa de soldados de la ocupación en ataques contra civiles palestinos desarmados —incluyendo mujeres y niños— mediante drones equipados con granadas de mano durante los ataques sobre la Franja de Gaza, en uno de los ejemplos más atroces del uso sistemático de la tecnología para perpetrar crímenes de guerra.
El informe incluyó también los testimonios de siete soldados y oficiales que participaron directamente en la guerra de genocidio en Gaza. Estos testimonios indicaron que la ocupación utilizó ampliamente drones de fabricación china, no para hacer frente a amenazas militares, sino para atacar deliberadamente a civiles, bien para forzarlos a abandonar sus hogares o para impedirles el regreso.
En uno de los testimonios más escalofriantes, un soldado que sirvió en Rafah durante casi 100 días afirmó que recibía un documento diario del comandante que incluía datos precisos sobre el número de granadas lanzadas desde drones y el número de muertos causados por el uso de diferentes armas. El sitio web Sicha Mekomit tuvo acceso a una copia de estos documentos, que revelan que los soldados de ocupación lanzaron docenas de proyectiles a través de estos drones, bajo el pretexto de atacar a quienes denominaban “terroristas”.
Un soldado que participó de cerca en las operaciones militares en Rafah confirma que la mayoría de los atacados eran civiles desarmados, con la excepción de un hombre cuyo cuerpo fue encontrado junto a un cuchillo, y un único enfrentamiento con un combatiente de la resistencia palestina. El resto de las víctimas —cuyo número ascendía a decenas— estaban completamente desarmadas y no representaban ninguna amenaza para las fuerzas desplegadas en la zona. El soldado afirmó que al menos el 75% de los palestinos muertos eran, sin lugar a dudas, civiles, y fueron asesinados a distancia, y nadie portaba armas ni objetos que justificaran un disparo. Más bien, la mayoría intentaba regresar a sus hogares tras una evacuación forzosa. El soldado subrayó que los disparos no eran de advertencia ni una precaución, sino que siempre con la intención directa de matar.
En un segundo testimonio que profundiza la magnitud de la tragedia, un soldado relató que vio algunos de los cadáveres a través de las cámaras de los drones, señalando que los asesinatos se perpetraban desde grandes distancias y que no se hacía ningún esfuerzo posterior por recoger los cuerpos ni enterrarlos. Comentó al respecto: «Los cadáveres eran abandonados al aire libre para que los devoraran los perros. Los soldados a mi alrededor lo veían a través de las cámaras, mientras que yo nunca llegué a ver un perro mordiendo un cuerpo, aunque sí se preparaban para correr inmediatamente hacia los lugares donde caía una.
Técnica brutal en manos que desconocen la piedad
Asimismo, el informe reveló el uso por parte de las fuerzas de ocupación sionistas de drones (EVO) de fabricación china, modificados mediante dispositivos especiales como “bolas de hierro”, que les permite portar granadas de mano que se lanzan al pulsar un botón y explotan al tocar el suelo. Estos drones, originalmente destinado a fines de fotografía civil, son adquiridos individualmente por los soldados o suministrados como parte del equipo militar. El periodista palestino, “Yunes Al-Tirawi”, documentó un video que muestra claramente un dron lanzando una bomba sobre un grupo de palestinos que huían, en una escena que refleja la brutalidad de la tecnología cuando se entrega a manos que desconocen la piedad.
Líneas de muerte imaginarias
Varios soldados confirman que estos drones se utilizaban en operaciones de asesinatos sistemáticos contra civiles, incluidos niños y mujeres, simplemente por cruzar líneas imaginarias que el ejército había clasificado como zonas prohibidas. Uno de los soldados describió escenas en las que bombas caían sobre un niño en bicicleta y sobre una mujer sin justificación alguna, mientras que otro oficial señaló que las órdenes eran claras: “A cualquiera que veamos, lo matamos; cualquier persona que se mueva es considerada una amenaza directa y debe ser eliminada”, incluso si no representaba un peligro real.
Un arma barata que duplica la matanza
El informe también señaló que estos drones se han convertido en la opción más económica y eficaz en comparación con los aviones militares tradicionales, cuyo costo puede ascender a millones de dólares, mientras que los drones son mucho más pequeños, unas 800 veces más baratos y no requieren permiso previo para atacar. Todo esto facilitó su uso intensivo contra objetivos civiles, incluidos los centros de socorro donde los civiles buscaban refugio.
En conclusión, el Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo afirma que estos testimonios condenatorios no solo documentan las masacres y crímenes, sino que también revelan una realidad más grave: esta entidad no padece las desviaciones individuales representadas por sus soldados, sino que actúa dentro de un marco ideológico y doctrinal que considera el derramamiento de sangre de los no judíos como un derecho religioso, y la usurpación de Tierra Sagrada como un derecho histórico. Esto explica la sangrienta insistencia en continuar con una guerra de genocidio contra un pueblo entero.
Esta entidad terrorista se ha convertido en una amenaza para la humanidad y sus valores. El extremismo rampante dentro de la psique sionista refleja el éxito del sionismo y de sus rabinos en instrumentalizar los textos religiosos para otorgarles en su conciencia la legitimidad de derramar la sangre de los no judíos, así como de usurpar sus tierras y recursos. De esta forma, fueron liberados de los templos de odio para sembrar la corrupción en Palestina y convertir su tierra en una escena constante de destrucción y sufrimiento.