Al-Azhar condena las escenas que encabezaron la inauguración de los Juegos Olímpicos de París y provocaron una amplia indignación internacional, representando a Jesucristo con una imagen ofensiva para su honorable persona y el alto estatus de profeta, de una manera bárbara y temeraria que no respeta los sentimientos de los creyentes en las religiones, la moral y los altos valores humanos.
Al-Azhar afirma su rechazo permanente a todo intento de dañar a cualquiera de los profetas de Al-lah, ya que los profetas y mensajeros son lo mejor de la creación de Al-lah, a quienes Él eligió y favoreció por encima del resto de Su creación para llevar el mensaje de bondad al mundo. Al-Azhar cree, junto con casi dos mil millones de musulmanes que la respaldan, que Jesús, la paz sea con él, es el mensajero de Al-lah: «Su palabra que envió a María y un espíritu procedente de Él» [Corán, 4: 171]. Asimismo, Al-lah lo nombró en el Sagrado Corán: «Será noble en esta vida y en la otra, y se contará entre los próximos a Al-lah» [Corán, 3: 45]. Además, lo consideró como uno de los Mensajeros con más determinación. Los musulmanes creen que ofenderle a él o a cualquiera de sus compañeros profetas, la paz sea con ellos, es una deshonra para los autores de este atroz delito y para quienes lo aceptan. 
Al-Azhar advierte al mundo del peligro de explotar los acontecimientos internacionales para normalizar el abuso de la religión y promover enfermedades sociales destructivas y vergonzosas como la homosexualidad y la transexualidad, y llama a la unidad para hacer frente a esta corriente desviada y degenerada, que pretende Hace un llamamiento a la necesidad de unirse para hacer frente a esta corriente desviada y degenerada, que pretende excluir la religión y deificar los apetitos sexuales degenerados que propagan enfermedades sanitarias y morales, imponen un estilo de vida animal que contradice la sana naturaleza humana, y están desesperados por normalizarlo e imponerlo a las sociedades por todos los medios posibles e imposibles.