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Discurso del Gran Imam en el Congreso de Dar al-Iftaa Egipcio bajo el título de “La formación científica y la preparación de los imames de las mezquitas de minorías musulmanas sobre la emisión de fatuas”:

  • Rechazo toda legislación que contradice, de una u otra forma, las legislaciones del Sagrado Corán o de la Sunnah Honorable
  • La inflexibilidad al emitir fatuas y el temor a ejercer Igtihad (esfuerzo que emprenden para deducir un veredicto legal basado en el Corán o la Sunna) han perjudicado la mayoría de la Ummah (Nación Islámica)
  • La injustica ejercida sobre la esposa y la intención de dañarla son pecados capitales
  • Las legislaciones del matrimonio se impusieron en beneficio de la familia y la sociedad
  • Los niños de la calle son víctimas de familias perjudicadas por el caos del matrimonio y del repudio
  • Nuestros ulemas del siglo pasado fueron más atrevidos que los actuales en lo que se refiere a tratar cuestiones y disposiciones necesarias para la gente; se ha hecho necesaria la renovación y el igtihad en ellas hoy día.
  • Cuando los alfaquíes dejan de hacer igtihad, dejarán que los demás corrompan con sus ideas las sociedades islámicas
  • El término de “minorías musulmanas” no es original en nuestra cultura islámica, y Al-Azhar deja de utilizarlo en todos sus comunicados y documentos
  • El término de “minoría musulmana” hace sentir aislamiento e inferioridad
  • Nuestra cultura islámica rechaza y reprocha el término de “la minoría”, y reconoce en su lugar el principio de la ciudadanía completa
  • La comprensión de la ciudadanía es un obstáculo frente los pretextos de los enemigos y el neocolonialismo
  • Arraigar la jurisprudencia de la ciudadanía entre los musulmanes en Europa es un paso imprescindible en el camino de “la integración positiva” que preserva la identidad
  • El neocolonialismo explota el tema de “las minorías” como punta de lanza para dividir y atomizar los países

El texto de la palabra de su Eminencia el Gran Imam, Prof. Dr. Ahmed Al-Tayeb, Jeque de Al-Azhar, en el Congreso de Dar al-Iftaa Egipcio sobre “La formación científica y la preparación de los imames de las mezquitas de minorías musulmanas sobre la emisión de fatuas”:

En el nombre de Al-lah, el Misericordioso, el Compasivo

¡Las alabanzas sean para Al-lah, la paz y las bendiciones sean con nuestro señor, mensajero de Al-lah, su familia y sus compañeros!

Señores ulemas venerados, muftíes, sabios y pensadores:

¡La paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean con ustedes!

Bienvenidos en Egipto, su segundo país, y en Al-Azhar Honorable con todas sus instituciones científicas y de D‘awah (Invitación al Islam). Espero que este congreso tenga éxito en realizar una parte de lo que esperan los musulmanes, quienes cuentan en gran medida con los ulemas y las instituciones de fatuas para que les disminuyan esta fractura que va aumentándose con el paso del tiempo, entre, por una parte, su vida contemporánea y sus necesidades, y, por otra parte, esta desviación de jurisprudencia absurda –por decirlo así-. Una jurisprudencia repetida día y noche que llega a la gente dondequiera que esté, que no le guía a una facilidad en la Shari‘ah (Ley Islámica) ni a una misericordia en el Corán o la Sunnah, sino que le dirige a una mezcla de opiniones radicales pronunciadas en ocasiones especiales y en circunstancias urgentes que nada tienen que ver con la realidad actual de la gente.

Esta jurisprudencia absurda coincidió con grupos paralelos de muftíes, que, por desgracia, tuvieron éxito en prevalecer sobre muchas instituciones de fatuas en nuestro Mundo Árabe. Y puedo decir que prevaleció sobre todos los complejos de jurisprudencia y legislación encabezados por el Complejo de Investigaciones Islámicas en Al-Azhar.

Este éxito o dominio no se efectuaron debido a la lógica o la facilidad en las que se basaba dicha jurisprudencia. Tampoco ésta era capaz de facilitar más la vida, sino porque estos grupos fueron capaces de moverse, encontrarse con la gente mediante predicadores y predicadoras, entrarse en casas en pueblos y aldeas, aparte de ocupar algunos púlpitos y hablar con la gente a su propio aire. Hecho esto ya en el tiempo en que las fatuas de las instituciones especialistas y las de los complejos y las comisiones de investigaciones de jurisprudencia, permanecieron individuales, estancadas, limitadas a quien pida emisión de fatuas, encerradas en volúmenes científicos que no sirven de beneficio a millones de musulmanes, o pronunciadas en conferencias en las cuales nos hablamos, y al final mencionamos recomendaciones según nuestros sueños y deseos que no encuentran a especialistas quienes las presten atención, las sigan, o intenten comunicarlas a la gente.

Estimados shayjes, perdónenme en tales enfrentamientos sinceros, y espero que nadie piense que tengo postura contradictoria o crítica, ¡Que Al-lah nos proteja!, no puedo ser así, tampoco pienso en esto. Ya que yo sé perfectamente que estoy hablando a la élite de ulemas y los prudentes de nuestro Mundo Árabe e Islámico. Yo personalmente les precedo en asumir la responsabilidad ante Al-lah y ante los musulmanes, pero lo que pasa es que quizás esté más cerca del público y los miserables, y conozca más los problemas familiares que conducen al límite de la destrucción y al desplazamiento debido al estancamiento de la forma de pensar al emitir fatuas, el temor a hacer Igtihad y la incapacidad de superar la barrera del miedo de la renovación. Dicha situación me ha llevado a pensar en algún momento que  aunque nosotros –los especialistas en las ciencias religiosas y en la emisión de fatuas- sabemos a fondo todo lo que tiene relación con las fatuas que damos, pues somos ausentes relativamente de la circunstancias del texto y desconocemos la realidad según la cual se emite la fatua. De hecho, no nos detenemos ante las fatuas que emitimos, ni meditamos sobre sus condiciones, ni cuánto daño causan, ni cuánto sufrimiento social y psicológico que se apodera de la gente como consecuencia de ello.

      Al hilo de lo susodicho, sirva como ejemplo: un problema vital que se relaciona con los caóticos fenómenos de la poligamia y del divorcio, cuyas consecuencias que afectan a una o más esposas. Además, esto, a su vez, genera otras manifestaciones como el vagabundeo infantil y la perdición que desemboca finalmente en la delincuencia y rebeldía.

      Pero antes de tratar algunos detalles, podemos adelantar diciendo que no hago un llamamiento a la abolición del derecho de la poligamia, sino más bien repudio definitivamente cualquier tipo de legislación que esté en contra de las instrucciones del Sagrado Corán o la tradición profética. Dicho esto, para cortar el camino ante calumniadores y chismosos que se afanan en descontextualizar mis palabras con ánimo de lucro. Ahora bien, me pregunto: ¿Por qué motivo un pobre musulmán se casa por segunda vez, dejando su primera esposa con sus hijos padeciendo penuria y perdición; y encima no se avergüenza de abusar este derecho religioso sacándolo fuera de su propio contexto y muy lejos de sus benévolas finalidades?

      Desde mi punto de vista, la respuesta a la anterior pregunta sería que: La llamada al Islam en este particular no ha llegado correctamente a aquellas personas. Es más los dictámenes religiosos que se han formado sobre esta cuestión, giran en torno a lo estipulado, esto es, el consentimiento de la poligamia, prescindiendo así de las condiciones que la hacen lícita, tales como: la justicia y la evitación de los perjuicios contra la esposa. Se sabe  que no estipular, requiere cuantificar lo estipulado, porque la estipulación sin cuantificar implica vacío, o sea la nada. Esta comprensión errónea se ha arraigado en las mentes de muchas personas, de modo que el público concibe que la poligamia es un derecho aprobado sin condiciones o limitaciones. Así, ha calado hondamente en su conciencia que no hay ninguna responsabilidad legislativa, siempre que esté permitida la poligamia, como dicen ellos, que pondrá coto a sus caprichos e instintos.

     Las reglas de la legislación islámica que hemos aprendido y seguimos estudiándolas en los libros de la jurisprudencia islámica, declaran en el apartado del casamiento cinco normas entre ellas destacamos: su reprobación y su prohibición. Así, la escuela jurídico- religiosa del Imán Ahmed Ibn Hanbal prohíbe el casamiento si el cónyuge está seguro de que no será justo con su esposa, porque la moraleja del casamiento en el Islam radica en la obtención de un beneficio noble, esto es, la inmunización frente al adulterio, y el logro de la recompensa de tener hijos que adoran a Al-lah. Por tanto, si esto viene impregnado con un daño o con una injusticia, el marido será así un pecador, y debe aplicar esta regla «dejar la causa de corrupción va por delante del logro del beneficio».

      Hay una unanimidad entre los ulemas referente a la obligación del casamiento en caso de que se tema cometer el pecado del adulterio. Aún así, estipulan el desvanecimiento del miedo a causarle daño a la esposa y asegurarse de ser muy justo con ella. En este particular, la escuela jurídico- religiosa del Imán Ahmed Ibn Hanbal decreta que si hay contraste entre el temor a cometer el pecado del adulterio, si no se contrae el matrimonio, y el miedo a perjudicar a la cónyuge y oprimirla. En este caso, se pasa a primer plano la prohibición del casamiento para evitar los daños contra la esposa. Y alegan su juicio diciendo que (la injusticia es un pecado relacionado con el hombre y la prohibición del adulterio es uno de los derechos divinos. Dicho esto, el derecho del siervo va por delante si hay contraste por necesidad de éste y opulencia y autonomía de Su Creador, ensalzado sea). La misma postura la defienden las demás escuelas jurídico-religiosas del Imán Malek y Al shafi.

      A mi entender, la lección que se extrae de lo anterior es que la injusticia y opresión a la esposa es un crimen que supera el adulterio, éste va por detrás del maltrato a las mujeres. Dicho planteamiento atañe al casamiento por primera vez, ¡imagínense! ¿Qué será así del matrimonio por segunda o tercera vez con la presencia del temor a incurrir en el pecado de la injusticia o la intención y predestinación de hacerle daño a la primera esposa?

      Arrancamos reproduciendo otra  postura que alega que la esposa cuenta con el derecho a pedir el divorcio en caso de que el casamiento le genere daño, y si el marido lo rechaza, se logra el divorcio por mutuo acuerdo a petición de la mujer y mediante una indemnización pagada por ella al esposo.

      Mi respuesta a este parecer es que engloba dos tipos de daños para la mujer, uno del abandono y otro por prescindir de sus derechos como lo establece la ley del divorcio si se abstiene el marido. Al contrario, el hombre sale con dos beneficios, el primero de ellos, consiste en llegar a su pretensión plasmada en el derecho de la poligamia, que la jurisprudencia islámica en este contexto ordenó, a las claras,  no abusar de ella. El segundo logro consiste en su toma de los bienes de la esposa que se vio obligada a renunciarlos.

      Tal vez era esto el motivo de consenso de los sabios de la religión en prohibir el casamiento, si se teme incurrir en injusticias, y concede el libre albedrío a la mujer de aceptar o rechazar el matrimonio. Estas dos vertientes, del hombre y la mujer, convergen en una sola finalidad: la asunción de la responsabilidad moral hacia sus cónyuges, antes de entablar esta relación, partiendo de que el casamiento es ante todo un compromiso y que no es ningún capricho o instinto pasajero, sino más bien una gran responsabilidad que el Sagrado Corán lo califica como solemne pacto, como se menciona en la siguiente aleya:

« ¿Y cómo podríais hacerlo después de haber tenido intimidad el uno con el otro y habiendo recibido ellas un compromiso firme por vuestra parte?»  [Sura de las Mujeres: 21]. 

      Por consiguiente, el casamiento y sus diferentes legislaciones, se originaron para el bien de la familia y la sociedad entera; y no para que los cónyuges se apesadumbren el uno al otro, convirtiendo este enlace en una lucha.

      Las diferentes estadísticas que se elaboraron acerca de los niños en situación de calle,  indican que no menos del 90% de ellos son víctimas de familias inmiscuidas en este desbarajuste de casamiento y divorcio. Es más, todo tipo de crímenes morales y sociales que se aprecian en la sociedad de los niños en situación de calle, no es más que una consecuencia del mal uso del derecho legítimo del casamiento y asimismo del hecho de tergiversación de los textos y conceptos religiosos. Dicho estado de cosas, redundó en que existiera una separación  entre la comprensión del texto y la percepción de la realidad vivida.

      A mi juicio y a base de diferentes experiencias reales que lo avalan, los motivos que lo han desencadenado se perciben nítidamente en la presencia de una frontera de miedo entre los sabios religiosos responsables de los dictámenes legales religiosos, y el hecho de arriesgarse a interpretar, comprender y versar sobre las sentencias y pruebas de la religión, tras haber reflexionado en profundidad sobre el caso y lo que resulta de sus logros y sus sombras.

      En rigor, es muy triste apuntar que en el siglo pasado hubo sabios y ulemas de la religión más valientes que ahora y que se empeñaron en escudriñar sobre casos vitales y diferentes sentencias que urgió remediarlos en pro del bien de la gente y acordemente a los propósitos del Islam.

Tomemos, por ejemplo, los esfuerzos de deducción veredictos de nuestros ulemas de Al-Azhar en considerar el divorcio por triplicado, en una sola vez, como uno solo, a pesar de que encontramos casi un consenso entre los ulemas de la Umma que opinan lo contrario. Entre ellos destaca el juez Abdel-Wahab Al- Maliki que lo vio como palabras de los inventores, también Ibn Abdel-Bar dijo: “no tiene nada que ver con los dichos de los ulemas”. Sin embargo, los estudiosos de Al-Azhar no se abstuvieron de tratar este asunto tan delicado, y, asimismo, de obtener una fatua formal opuesta a las sectas prevalecientes en aquel momento, teniendo como base algunos fundamentos del patrimonio idiosincrásico. Así que emitieron su fatua sobre que esta fórmula da lugar a un solo divorcio.

Este esfuerzo de deducción de la fatua tuvo lugar en 1929, y, desde entonces, formó parte de un texto de la ley de estatus personal. Sin embargo, Dar Al-Iftaa egipcio (Consejo de la fatua de Egipto), que estableció la fatua sobre esta perspectiva, desde casi noventa años, hoy día -siendo la academia de las investigaciones islámicas- no se atreve a tomar firmes medidas ante cuestiones más peligrosas que el divorcio por triplicado en la vida de la familia. En realidad, es el temor, antes señalado, el que les impide hacerlos, al igual que la mayoría de los ulemas de la Umma, manteniendo bloqueado el campo del Igtihad frente a los preocupados por los dolores de la Umma, lo que resulta, o podría haber dado lugar a la retirada de la Shari´a (ley Islámica) de la realidad de la gente y sus comunidades, y recluirla en los campos de la investigación y la enseñanza.

Algunos contemporáneos virtuosos disciernen que la retirada de los estudiosos de la religión de deducir dictámenes dejaría el espacio en las sociedades islámicas a otros que las orientarían como quieran. Esto es “un tipo de separar la religión de la vida, o separar la vida de la religión, que lo negamos como lema, y luego, en realidad, lo practicamos”. 

¡Señores, distinguidos ulemas!

Debemos reconocer que estamos viviendo una crisis real; de allí, los musulmanes pagan alto precio por ello dondequiera que estén, como resultado del miedo y la abstención de los Ulemas de tratar con la Shar´ah, que la describimos como válida para todo tiempo y lugar, a fin de dar respuestas adecuadas a los cataclismos y catástrofes recientes. También el faquí ha dejado de emitir fatuas como consecuencia de las fatuas irresponsables importadas de fuera, que no toman en consideración las circunstancias de las sociedades, haciendo caso omiso las diferencias entre las tradiciones, costumbres, culturas, lenguas y razas. Por consiguiente, ahora se emite una sola fatua para cualquier el musulmán  sin dar importancia a cuán sean diferentes sus hogares y variadas sean sus patrias y cambiados sus condiciones de la guerra o la paz, la riqueza o la pobreza, el saber o la ignorancia. ¿Es razonables o admisible que se emite la misma fatua para cualquier musulmán en las calamidades similares en la forma y diferentes en términos de la realidad y la probabilidad de suceder daño o interés en El Cairo y Niamey y Mogadiscio, Yakarta, Nueva Delhi, Moscú, París, entre otras ciudades y pueblos en Oriente y Occidente?

En cuanto al tema de la conferencia, pido permiso del gran muftí de Egipto, en dejar constancia de mi opinión de que el término  de las minorías musulmanas, en el título de la conferencia, es un recién préstamo ajeno a la cultura islámica, y que Al-Azhar lo evitó en sus discursos, documentos y datos. Ya que es un término que lleva consigo las semillas de la sensación del aislamiento y la inferioridad, y prepara el terreno para las semillas de la disensión y defecciones, y, precisamente, este término confisca los derechos religiosos y civiles de las minorías. Ciertamente, sé que la cultura islámica no, solamente, reconoce este término, sino lo niega y lo rechaza, en cambio, establece la ciudadanía plena como se indica en el documento de la ciudad Medina, debido a que la ciudadanía, en el Islam, tiene derechos y deberes para que toda la gente disfrute de ella, de acuerdo con los principios y criterios para lograr la justicia y la igualdad: “Al-lah ordena la justicia, hacer el bien”[1], “tienen nuestros derechos y deben cumplir con nuestros deberes”[2]. Es decir, los musulmanes que viven en Gran Bretaña, por ejemplo, son ciudadanos británicos de pleno derecho y deberes, así como los cristianos que viven en Egipto son ciudadanos egipcios de pleno derecho y deberes de ciudadanía. En consecuencia, no es posible describir cualquiera de éstos como minoría, la que sugiere la discriminación y la distinción en el significado de la ciudadanía… yo creo que la consolidación del significado de la ciudadanía, entre los musulmanes en Europa y en las otras sociedades de múltiples identidades y culturas, es necesaria para “la integración positiva”, al que hemos llamado en más de una capital occidental;  es la que conserva la seguridad y la unión de la patria, y implanta la pertenencia, que es la base de la unión de la sociedad, también apoya la aceptación de la variedad cultural y convivencia pacífica, y elimina los sentimientos de alienación que conducen a la dispersión de la lealtad nacional, y la fluctuación de los emigrantes entre la patria en que viven y se alimentan de sus frutos y, al mismo tiempo, otra lealtad extraña que la imaginan y se protegen por ella para evitar la sensación de ser parte de una minoría amenazada. Si logramos implantar el significado de la ciudadanía en la mente y la cultura de los musulmanes, será como una valla inexpugnable contra las pretensiones coloniales que reclutan sistemáticamente las minorías en los conflictos políticos y las ambiciones de hegemonía y expansión, y hacen de la cuestión de “las minorías” como punto de lanza para la desunión y la fragmentación, el cual depende a ellos el neocolonialismo.

La formación de los imames para la emisión de fatuas es fundamental. También, agradezco el bien hecho de que Dar Al-Iftaa egipcia (consejo de la Fatua egipcio) ha prestado atención a la importancia y el peligro de ello. Asimismo, Al-Azhar ha contribuido en formar los imames en el exterior y hacerles conscientes de las cuestiones que afectan a las necesidades de los musulmanes allí, en más de un campo. Además, se han entrenado, en los cursos de la Organización Mundial de los graduados de al-Azhar en el Cairo, quinientos ochenta y tres imames de Afganistán, Pakistán, Kurdistán, Irak, china, Indonesia, Gran Bretaña, Yemen, además de África y América del Sur.

Sería aconsejable lograr un tipo de coordinación, en esta área entre Dar Al-Iftaa egipcia y  la Organización Mundial para los graduados de Al-Azhar con el fin de que no inicie desde cero.

¡Distinguidos hermanos!

Me he prolongado mucho; por ello, debo pedir disculpas, algo que ciertamente es aceptable por parte de la élite de la gente.

Gracias por su amable atención.

La paz, la misericordia y las bendiciones de Al-lah sean con vosotros.

 

 

[1] El sura de las abejas: 90.

[2] Dicho del Profeta (PyB).

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