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En el nombre de Al-lah, Clemente y Misericordioso

Las alabanzas sean para Al-lah. Bendigo y saludo a mi señor, a quien se le dedica esta conmemoración reluciente, Muhammad ibn Abdul-lah, su Familia y sus Compañeros.

Sr. Presidente, Abdel-Fattah Elsisi, Presidente de la República Árabe de Egipto (Que Al-lah le guarde)

Señores presentes,

¡La paz y la misericordia sean con ustedes!

El día de su nacimiento (PyB) no se trata solamente del mero día de nacimiento de un gran mensajero, en cuyas manos Al-lah ha salvado a la humanidad y orientado bien el tiempo y la historia, sino también es la conmemoración del nacimiento de una comunidad criada y educadas por él según la buena moral, las mejores virtudes, el llamamiento a hacer el bien y la verdad, la resistencia contra el mal y los vicios. Gracias a dichas instrucciones proféticas, los musulmanes han realizado en su carrera civil muchos esfuerzos que complacieron a la humanidad y le hicieron vivir bajo sombras de justicia, libertad y fraternidad. También, le impidieron sufrir un revés, al igual que otras civilizaciones, las cuales tenían algunas repercusiones pésimas para toda la humanidad, desde la antigüedad hasta hoy en día.

Es muy difícil, por no decir imposible, presentar un personaje excepcional como el de Muhammad (PyB) o mencionar todo lo que representa  su grandeza en un discurso, conferencia, o libros, sean pequeños o voluminosos, aparte de describir bien sus aspectos y fisonomías. Si ustedes necesitan una prueba de lo que estoy diciendo, reflexionen sobre el Imán Muhammad ibn Yusuf al-Salehi al-Shami, uno de los ulemas del siglo X de Hégira, y sobre lo que redactó en su gran enciclopedia: Subul al-huda wa-l-rashad fi sirat Jair al-‘ibad (Vías de guía y orientación sobre la biografía del mejor siervo). Aquel Imán pasó toda su vida escribiendo esa enciclopedia la cual describió en la introducción de su libro diciendo: “Si usted medita sobre este libro, entenderá que es el resultado y el tesoro de mi vida”. Asimismo, dijo sobre él que había consultado más de trescientos libros que habían tratado la biografía del Profeta, los cuales había leído, así como había intentado mencionar lo correcto en su enciclopedia[1]. Ustedes pueden sorprenderse al saber que esta enciclopedia se compone de nueve mil ciento sesenta y seis páginas. Todas giraron en torno a la biografía de Muhammad (PyB).

Es sorprendente que dicha biografía se haya diversificado en varios tipos. Nadie en la historia humana ha sido favorecido a vivir esta flagrante experiencia sino Muhammad.

En esta biografía hay una disciplina denominada “las características”, como: cualidades, virtudes y calidades nobles propias de su personaje singular a nivel humano a lo largo de la historia.

Otra disciplina se denomina “Cualidades Sublimes de Muhammad”. Es una disciplina independiente de las de la biografía profética, en la cual se registraron unas minuciosas descripciones físicas, morales y circunstancias personales, domésticas y sociales

En dichas cualidades sublimes se lee una descripción minuciosa sobre todo esto. Hemos leído de su aspecto (PyB), la fisonomía de su cara honrada, el color de sus ojos, su nariz, su boca, su pelo, su altura, su anchura, sus palmas, sus pies, la forma de su andar, cómo dirigía su vista a la gente, etc. Luego la registración minuciosa pasa a describir su anillo, su alheña, su vestimenta, sus sandalias, sus zapatillas, sus zapatos, su espada, su escudo, su turbante, su envoltura, luego, su forma de sentarse, y de apoyarse, su comida, su sueño, su risa, su broma, su llanto, entre otros detalles, que el tiempo  no es suficiente para  citarlos, todos.

En cuanto a sus cualidades morales, las principales se enumeraron en capítulos y apartados, incluso, libros enteros, como su gran paciencia, su resignación y su entereza, su perdón, su misericordia, su compasión, su piedad, su generosidad, su audacia, su socorro rápido, su pudor, su ternura, su buen trato, su cumplimento con la promesa, su modestia, su justicia, su honestidad, su seriedad y su hombría.

Esta vocación por registrar la vida del Profeta Honrado no se limitó a los clásicos y biógrafos, sino este amor y pasión se extendió también a los historiadores de toda época y lugar. Uno de los más recientes, que sepamos, es el doctor Salah Eldin al-Munayyid (muerto en 2010) –que Al-lah tenga misericordia con él-, quien escribió un libro titulado Glosario de lo que se escribió sobre el Mensajero (PyB), en el cual mencionó dos mil cuatrocientos ochenta y ocho libros que se dedicaron a describir la vida del Mensajero (PyB) en todos sus aspectos.

A pesar de esta multitud de historiadores musulmanes y no musulmanes de quienes se dedicaron plenamente a redactar la biografía del Profeta del Islam y revelar sus secretos y detalles, faltan muchos tesoros de esta biografía reluciente que requiere la humanidad de hoy, como un vidente que necesita a un guía consciente del camino.

Sin embargo, todo lo que escribieron los historiadores quienes pasaron toda su preciosa vida haciéndolo es lo mínimo que puede presentar la humanidad a él, como veneración, homenaje y reconocimiento de su grandeza. Si es deber para la gente rendir homenaje a los grandes, independientemente del tiempo y del lugar en que viven, es muy obligatorio hacerlo en nuestro tiempo. Ya que los movimientos políticos contemporáneos y las sectas sociales modernas se han encargado de dirigir a nuestros hijos e hijas, hablándoles mucho de la igualdad y de la prohibición de distinción, hasta el punto de que muchos enanos han pensado que se pueden comparar con los grandes, reformadores y dirigentes que vienen a la vida uno por uno, como una especie de rareza y excepción. La altivez se ha apoderado de algunos de ellos a causa de un entendimiento equivocado del significado de igualdad, han pensado que tienen derecho a negar la grandeza y no reconocer los méritos de los grandes, así como, han creído que los recientes son dignos de abrogar todo lo que hicieron los clásicos aunque éstos se tratasen de un origen o raíz que concede alimento y vida. Es evidente que unos plagados de esta enfermedad de vanagloria van a causar turbulencias de valores, agitación de criterios, oscuridad en las vías de la verdad y caída de los valores de la conciencia humana.

Que sincero era lo que dijo el pionero de la literatura árabe, Abbas Mahmud al-Aqqad al presentar al Profeta (PyB) al comienzo de su libro La ingeniosidad de Muhammad. Clarificó que un hombre que no reconoce la grandeza de otro, no vale nada y que una sociedad en la que no se estima a los grandes, los pequeños serán los primeros en perderse. Este autor –que Al-lah tenga misericordia con él- dijo: “¿Qué importancia tiene un hombre que no estima a los grandes? Si un grande es subestimado pola gente, seguro que los pequeños se perderán”[2].

Que gran poeta es, el príncipe de los poetas árabes, Ahmed Shawqi. Dice en su poema que elogia a Al-Azhar Honrado, le da las gracias por guardar el patrimonio islámico el cual se considera una herencia humana y de cuyas fuentes beben los ingeniosos del Oriente y del Occidente hasta hoy en día. Nos advierte de los que él llama “grupo engañado” el cual rechaza todo lo antiguo, hasta el punto de que puede negarse a reconocer a sus padres y abuelos porque son antiguos. Este grupo está aficionado por destruir lo clásico, a pesar de que no presenta nada nuevo, e incluso en caso de hacerlo, se trata de imperfección, pobreza y murmuración. Ahmed Shawqi –que Al-lah tenga misericodia con él- dijo:

No sigas el paso de un grupo engañado que rechaza todo lo clásico;

Si está a su alcance, no reconocerá a sus ascendientes estén vivos o muertos.

Está aficionado a destruir lo antiguo, pero al emprender a construir no puede hacerlo.

Presenta a la civilización cosas imperfectas, conocimiento insignificante y elocuencia chapurreada.

Honrados presentes,

Nuestra celebración que sirve de homenaje a nuestro señor Muhammad (PyB), es un homenaje al auge de la grandeza humana. Fue (PyB) grande durante su nacimiento, vida, política, dirección, habla, elocuencia, presidencia y liderazgo. Era grande como padre, esposo, señor y hombre. Además es muy grande en la historia. Es insuficiente tanto para él como para sus iguales entre los grandes de la humanidad dedicar muchos volúmenes para su historia y biografía, y que centenares de historiadores pasan sus vidas redactando sus biografías y celebrando la conmemoración de su nacimiento.

El principio de dar consejos me obliga a decir a todos los musulmanes que dicho Profeta “que se dedicó plenamente a alzar la verdad y resignarse día a día durante muchos años”[3] no se ha vuelto lamentablemente la fuente de recepción y dirección en la vida de los musulmanes en la actualidad, ni en sus grandes luchas contra la pobreza, la ignorancia, la enfermedad y el retraso científico y cultural. La Ummah ha tragado frutos amargos al alejarse de la guía de su Profeta (PyB) y ha sufrido una humillación insoportable. Está previsto que la conmemoración del nacimiento de su Profeta se trata de una renovación de la preferencia a esta Umma a la cual Al-lah le ha hablado en el Corán diciendo:

 ﴿كُنتُمْ خَيْرَ أُمَّةٍ أُخْرِجَتْ لِلنَّاسِ تَأْمُرُونَ بِالْمَعْرُوفِ وَتَنْهَوْنَ عَنِ الْمُنكَرِ﴾ {3/110}.

“Sois la mejor comunidad que ha surgido en bien de los hombres. Ordenáis lo reconocido, impedís lo reprobable”. (Sura 3, La Familia de Imran: 110)

 Los musulmanes están luchando, actualmente, por el desarrollo y los avances científico, técnico y civil, tras sufrir un retraso en comparación con otras civilizaciones, así como, la balanza del saber y de la fuerza están bajo el control de otros. Por lo tanto, nos es obligatorio detenernos mucho ante la conmemoración de nacimiento (PyB) contemplando y proporcionándonos por lámparas de su luz para conseguir el progreso, armarnos de voluntad firme y seguir el camino de desafíos. El Profeta nos ha dejado una gran riqueza de instrucciones, recomendaciones y ejemplos incomparables, estos se representan en sus hechos, dichos y comportamientos. Esperamos beneficiarnos de este tesoro moral y dogmático en nuestra lucha actual contra la incapacidad, el retraso, la dependencia y la humillación, hasta el punto de que quien contempla y parangona entre la herencia profética y la situación actual de los musulmanes sufre de vértigo por la fisura que hay entre las fuentes de fuerza y causas de civilización y desarrollo que tiene y la realidad muy modesta que ha durado mucho y se ha vuelto una de las características importantes de esta Ummah.

Al-lah sabe que no soy aficionado a la desmoralización y el llanto al lado de las ruinas, pero la realidad es, que es difícil no hacerle caso, aunque estoy lleno de esperanza y confianza sinfines en esta Umma. A pesar de que está infectada por debilidad y enfermedad, con permiso de Al-lah, no morirá ni formará parte de otra, así como, seguirá llevando la lámpara de la verdad y del bien y permanecerá como la mejor comunidad que ha surgido en bien de los hombres, como lo ha descrito el Sagrado Corán.

La esperanza está, en pos de Al-lah, en la juventud de nuestra Ummah en cuyos ojos se ven la esperanza, la voluntad firme de sacar la Ummah del estado de inmovilidad y estancamiento, y la insistencia de integrarle en el avance de civilizaciones, desarrollo y progreso, siguiendo la guía de la Revelación infalible y del dueño de dicha conmemoración, que la paz y las bendiciones sean con él, con sus hermanos de profetas y mensajeros, y con todas sus familias y sus compañeros.

Sr. Presidente,

Yo aprecio su preocupación especial por la juventud egipcia; por consiguiente, primero me exhorto a mí mismo y luego, a todos los responsables que se preocupen por ella; porque es el patrimonio y el tesoro enterrado de Egipto, asimismo, es la clave del desarrollo de esta patria plagada de desgracias y dolores; pero al mismo tiempo, dicha juventud está abarrotada de esperanzas y confianza en Al-lah –Altísimo sea-.

Termino felicitando a Su Excelencia el presidente, al pueblo egipcio y a la comunidad árabe e islámica, por la conmemoración del nacimiento profético honrado. También, suplico a Al-lah que le conceda éxito en lo que es beneficioso para la patria y la gente.

¡Muchas gracias por atención!

¡La paz y las bendiciones de Al-lah sean con ustedes!

El 9 de Rabi‘ al-Awl de 1438 de la Hégira

Correspondiente al 8 de diciembre de 2016.

 Gran Imán de Al-Azhar

        Ahmed Al-Tayyib

 

[1] Subul al-huda aw-l-rashad fi sirat Jair al-‘ibad (Vías de guía y orientación sobre la biografía del mejor siervo), vol. , pág. 6, Ministerio de Al-Awqaf Egipcio, 1973.

[2] La ingeniosidad de Muhammad, un libro de la cadena islámica de ‘Al-Aqqad, vol. 2, Dar al-Kitab al-‘Arabi, Beirut, pág. 24. (Con poca intervención)

[3]  Marcus Dods, Muhammad, Buda y Jesús, citado por op. cit. P. 162.

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